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A pesar del relato oficial, llegó el ajuste a la isla

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OTRA ENTREGA DEL NÁUFRAGO Y LA PARLANCHINA
OTRA ENTREGA DEL NÁUFRAGO Y LA PARLANCHINA

Parlanchina estaba histérica, había visto algunas encuestas que la mostraban en caída libre y el malhumor en la isla era tan pesado que se cortaba el aire con un cuchillo.

 

Había llamado de urgencia a todos sus soldados de la causa, los que le respondían sin chistar, siempre y cuando ella no cayera en desgracia y apareciera otro que tomara el poder. Es que en estas cosas de la política, las lealtades son algo elásticas. Estos soldados de la causa, a veces, son un poco mercenarios, suelen adoptar el discurso del que tiene el poder en ese momento sin ponerse colorados. Finalmente su “profesión” no es otra cosa que defender siempre lo indefendible a cambio de algo de lo que aporta el contribuyente.

En la reunión estaban todos. Los jerarcas de La Compota, obviamente Willy Dark, Merche, el ministro de Economía a quién habían apodado “El Fugitivo” porque ante preguntas difíciles como cuál es la inflación salía corriendo. “Me Bajaron la Palanca” también estaba. Ánimal, especialista en justificar cualquier cosa pero sobre todo gran contorsionista para meterse en los baúles de los autos cuando hay que salir rajando y el encargado de destruir las relaciones exteriores de la isla. Por supuesto que Amado también estaba con sus guitarras. Una la usa para torturar los oídos de la gente y la otra para sus discursos.

“¿Qué les pasa a todos estos desagradecidos de la isla que están de malhumor y ahora me desprecian? Todos me atacan y nadie me defiende. Miserables”, dijo parlanchina. “Tengo a casi 20 millones de isleños recibiendo subsidios para que no laburen y encima hay mal humor. Llamen al náufrago destituyente para ver qué explicación nos da”.

Llegó el náufrago y se sentó con cara de nada mirando a parlanchina, que lo miró desafiante y le dijo: “¿Por qué la gente está de malhumor?”

“Bueno”, dijo con tranquilidad el náufrago, “en primer lugar porque la inflación está haciendo estragos, en segundo lugar porque la gente ya no puede consumir como antes y en tercer lugar porque ahora empieza a ver la corrupción que hay en esta isla. Mientras la anestesiaron con la fiesta de consumo artificial Uds. pudieron robar sin problemas, pero ahora que terminó la borrachera de consumo la gente piensa que ellos son pobres porque Uds. se robaron todo y, encima, no la dejan trabajar en paz”.

“¿Esa acusación de que somos corruptos es la típica operación de prensa de los medios? Mienten descaradamente”.

“Volviendo a nuestro tema”, carraspeó parlanchina, “lo de la corrupción es falso y lo de la inflación también”. “¿Ud. dice que no hay inflación?” Preguntó naufrago. “Claro que no, respondió parlanchina. Es otro invento de los medios”. “Y si no hay inflación”, dijo el náufrago, “¿para qué implementaron ese programa Buchonear para Zafar? Si los precios son estables, ¿para qué hacen un congelamiento de precios y mandan a La Compota a controlarlos?” “No soy yo ni Willy Dark los que subimos los precios, son los empresarios avaros que los suben”.

“No entiendo”, dijo náufrago, “primero me dice que no hay inflación y después acusa a los empresarios de subir los precios. ¿En qué quedamos?”

“Le voy a explicar”, salto Abalito, “los empresarios tienen la mala costumbre de subir los precios cuando hay más demanda en vez de invertir para aumentar la oferta”.

El náufrago miró a Abalito y le dijo: “Supongamos que Ud. tiene razón. Que los empresarios suben los precios ante la mayor demanda en vez de invertir, eso confirma que su modelo de sustitución de importaciones no funciona. Uds. otorgan mercados cautivos en favor de unos pocos y contra la mayoría de la población. Hacen progresismo en favor de los beneficiados por la sustitución de importaciones”.

“No entiendo”, dijo Abalito que no tenía el casete con la respuesta adecuada para esa afirmación. No había visto ningún tuit de parlanchina refutando ese argumento.

“Muy bien Abalito”, dijo parlanchina, “que explique eso de que nadie invierte en esta isla que no se entiende lo que quiere decir”.

“Le explico, nadie que tiene un mercado cautivo va a invertir si aumenta la demanda. ¿Por qué invertir más si no tengo competencia? Willy Dark se encargó de eliminar la competencia frenando las importaciones y, bajo su argumento, el productor local tiene el mercado cautivo. Además, con las locuras que Uds. hacen en esta isla, nadie está dispuesto a invertir un centavo para producir más”.

En ese punto saltó Willy Dark y dijo: “Yo lo soluciono fácil. Primero los agarro a trompadas a todos estos que suben los precios y después los meto presos por conspirar contra el modelo”.

“Y dígame Willy Dark”, preguntó el náufrago, “si Ud. mete preso a los que trabajan, ¿quién se va a encargar de producir?”

Inmediatamente saltó parlanchina y dijo: “Están los jóvenes de La Compota que pueden administrar muy bien los almacenes. ¿Verdad chicos?”, preguntó parlanchina a los jerarcas de La Compota.

“Por supuesto”, respondió el Buitre La Roca (el apellido lo había heredado porque eran medio duro de entendederas).

“Contame Buitre”, dijo parlanchina, “para humillar a este náufrago, ¿cómo anda la mina de oro que expropiamos y la está manejando La Compota? ¿Qué medidas tomaron?”

“Bueno”, dijo Buitre, “la primera decisión del directorio fue subirnos los honorarios un 70%. No es por nosotros que somos soldados incondicionales de la causa, sino para jerarquizar el cargo que ocupamos. Y por ahora estamos a pérdida, pero en un tiempo más vamos a bajarlas y algún día daremos ganancias”.

“Bueno, mejor sigamos con el tema de los precios”, dijo parlanchina, mirando al náufrago. “¿Ud. dice que nadie quiere invertir?”

“Eso es mentira, nunca en toda la historia de esta isla hubo tanta inversión como bajo nuestro modelo”. Eso gritó Abalito.

El náufrago se quedó mirando a parlanchina y le respondió: “No soy yo el único que dice que no se invierte en esta isla, Uds. también lo dicen”.

“¿Cómo?” preguntó parlanchina.

“Abalito primero y después Ud. afirmaron que los precios suben porque los productores no invierten para aumentar la oferta sino que suben los precios. ¿Se dan cuenta que está enredados en sus mentiras? Primero dicen que no hay inflación pero implementan el plan Buchonear para Zafar. Después dicen que nunca se invirtió tanto en esta isla pero al mismo tiempo se quejan porque los productores suben los precios y no invierten. Su relato es groseramente contradictorio. Pero el problema está en que Merche emite muchas hojas de palmera y eso genera inflación”.

“Ya le salió el monetarista de adentro”, exclamó parlanchina. “Ya le dije que aquí no hay inflación. Se lo puede confirmar nuestro ministro El Fugitivo. Contales cuál es nuestra inflación”. El Fugitivo se puso nervioso, empezó a transpirar, le temblaban las manos, sentía que si iba a desmayar y solo atinó a decir: “Mire náufrago, hablar de inflación en esta isla es muy complicado. Me tengo que ir”. Y sin más se tiró por la ventana de la choza imperial y se fue corriendo por los jardines.

“Bueno, ¿qué propone que hagamos?” Le preguntó parlanchina al náufrago. “Empiecen por tener en orden sus cuentas fiscales para que Merche no tenga que emitir tantas hojas de palmera y así bajar la inflación”.

“Eso jamás”, gritó parlanchina. “Bajo mi gobierno nunca habrá ajuste”.

“Ya lo está haciendo”, le respondió el náufrago.

“¿Yo ajustando? A ver, explíqueme”. “Fácil, cuando Uds. llegaron a esta isla la capacidad de producción era de 100 unidades diarias de todos los productos. Pero con su demagogia llevaron el consumo a 120 unidades. ¿De dónde salieron las 20 unidades de diferencia entre lo que producíamos y lo que consumíamos?” Se miraron todos y nadie sabía qué responder.

Luego de esperar la respuesta, el náufrago les dijo: “Los voy a ayudar a razonar. Si nuestra capacidad de producción era de 100 y consumíamos 120, las 20 unidades de diferencia se importaban de otras islas. Pero ahora Willy Dark frenó las importaciones y ya no entran las 20 unidades que faltan. Ahí tiene el primer ajuste. La gente solo puede consumir 100 unidades y no 120 como consumían con la fiesta populista de Uds. Pero como encima destruyeron la capacidad de producción, ahora el máximo de unidades es de 90 unidades de producción por día para consumir. De hecho han generado un ajuste por destrucción en la capacidad de producción y por el freno a las importaciones combinados con salarios que caen por la emisión de palmeras que hace Merche.

Como se produce menos, recaudan menos impuestos. Y como gastan cada vez más, tienen mayor déficit fiscal. Por eso están emitiendo tantas hojas de palmeras. Hacen el ajuste de la peor manera. Cobrando el impuesto inflacionario y destruyendo puestos de trabajo.

El problema que tienen Uds. es que no entienden nada de economía y, además, no saben relacionar la economía con la calidad institucional”.

En ese punto saltó el patilludo que se las tiraba de gran economista y dijo: “Calidad institucional y seguridad jurídica son dos palabras horribles. Propias del neoliberalismo”.

“Bueno”, dijo el náufrago, “entonces no esperen inversiones. El stock de capital seguirá destruyéndose, cada vez se producirá menos, habrá menos bienes para consumir y el ajuste continuará. Los salvajes son Uds. que ajustan por destrucción del aparato productivo. Y encima Willy Dark entorpece a los pocos que producen. Si a eso le sumamos que les faltan dólares para poder importar, el ajuste lo están haciendo sin piedad porque la gente necesita bienes, las hojas de palmera que emite Merche no se comen”.

“Ya va a ver cómo con nuestro nuevo bono FPC van a ingresar capitales”.

“¿Qué son los FPC?”, preguntó el náufrago. “Es el bono Facilidades Para Chorros, respondió Merche. Todos los que tienen dólares del narcotráfico, la trata de mujeres y la corrupción van a poder traer sus dólares a la isla. Por supuesto que los que no pagaron los impuestos también pueden comprar FPC. Con los FPC vamos a tener de nuevo dólares y vamos a poder importar más bienes”, dijo Merche. Y agregó: “El que tiene la plata afuera la trae, me la deja en custodia a mí y yo le doy un FPC para que pueda comprar una choza”.

“¿Y quién les va confiar a Uds. los dólares si son Uds. los que prohibieron que la gente compre libremente dólares, giren sus utilidades y dividendos a otras islas y encima confiscan empresas sin piedad?”, preguntó náufrago. “Ni los narcotraficantes les van a confiar los dólares a Uds. Serán narcos, pero no estúpidos”.

“Ud. no entiende nada”, le dijo Merche, “con los dólares que ingresen con el bono FPC la gente me entrega los dólares, yo le doy un FPC y le cuido los dólares, y el isleño con el FPC compra una choza y así reactivamos el mercado inmobiliario”.

“Perdón”, interrumpió el isleño, “un año y medio atrás un isleño que vende chozas dijo que el mercado ese estaba paralizado y parlanchina, sin averiguar si era cierto o no, lo escrachó públicamente y lo hizo investigar por el encargado de recaudar impuestos. ¿Ud. está diciendo que parlanchina mentía y que el señor de la inmobiliaria tenía razón? Le pregunto porque ahora dice que quiere reactivar el mercado inmobiliario, cuando antes lo desmentían”.

Merche se puso colorada y solo atinó a decir: “Ud. es un monetarista neoliberal que trabaja para los buitres el FMI y la corpo.

“Mire, váyase porque ya vemos que Ud. es destituyente. No quiere ver la gran transformación que generó este modelo”, le dijo parlanchina al náufrago.

“Sí”, dijo el náufrago, “mientras se levantaba y caminaba hacia la puerta de la choza imperial. Transformaron al jardinero de parlanchina en millonario, al chofer del fallecido esposo de parlanchina en millonario y a un empleado en multimillonario. Sin duda tienen un gran poder de transformación.

Uds. destruyeron la capacidad de producción de esta isla y no tienen dólares para importar bienes para consumir. El ajuste es lo que están haciendo. Tan brutos son que esta isla, que siempre tuvo trigo y exportó al mundo, ahora no tiene ni para fabricar harina para el pan. Eso es lo que ocurre. No hay bienes y la gente no es estúpida, lo ve cuando va a los almacenes de las chozas. Menos bienes, de peor calidad y a precios más altos. Eso es ajuste”.

Cuando se fue el náufrago todos se quedaron mirando y parlanchina dijo. “¿Alguna idea?”

El patilludo dijo: “Tenemos que exportar más al mundo para que ingresen dólares y volver a importar mercaderías para restablecer la fiesta de consumo”.

“Muy bien”, aprobó parlanchina, “¿dónde podemos exportar más? ¿Qué amigos tenemos en el mundo para que le exportemos?” Le preguntó al destructor de las relaciones exteriores de la isla.

“Bueno, los brasucas de la isla vecina no nos pueden ver. Los yoruguas de enfrente nos quieren matar. Los paragua quieren acogotarnos. El resto del mundo nos ignora. Nos quedan como aliados Maduro e Irán. Esos son todos nuestros aliados”.

“Tengo una idea”, dijo Me Bajaron la Palanca. “Si robamos más, vamos a necesitar más bóvedas para guardar el dinero de la corrupción. Podemos crear una empresa estatal constructora de bóvedas para reactivar la economía”.

“No es mala idea”, dijo parlanchina, “pero si todos van a estar construyendo bóvedas, la gente se va a enterar que curramos a lo bestia. Mejor pensemos en otra cosa”.

“Tengo otra idea”, dijo Amado. Me enteré que Maduro tiene serios problemas económicos, casi tantos como los nuestros, pero el gran problema es que les falta papel higiénico. Él dice que es porque los venezolanos comen más, pero bueno, lo cierto es que podríamos exportarle papel higiénico”.

“¿Y producimos en la isla papel higiénico suficiente para exportar?, preguntó parlanchina. No sé, respondió Amado, pero si los FPC de Merche no funcionan, podemos hacer con los FPC rollos de 74 metros y se los vendemos a Maduro como papel higiénico”.

“Pero va a ser muy duro como papel higiénico”, dijo Merche. “No importa”, respondió parlanchina, podemos decirles que como los FPC son como los dólares, ellos van a tener el honor de poder limpiarse con dólares de imperialismo yankee. Recuerden que el relato es lo más importante. Tergiversar la realidad es la clave del éxito del modelo. Hay que hacerles entender que están limpiándose con el dinero de ese imperio del mal, de esos explotadores norteamericanos, de ese capitalismo salvaje que hay en EE.UU. Ese es el discurso”.

Todos se pusieron de pie y la aplaudieron a rabiar por lo convincente de su relato. Mientras saludaba, parlanchina le dijo a Abalito: “Que me preparen la balsa para ir a EE.UU. Necesito descansar de tantos problemas que hay en esta isla. Reservarme la suite presidencial en el Mandarín Oriental de New York”.

“Sí, su majestad”, dijo Abalito. “¿Mando a retirar dinero de su bóveda?”

“¿Vos estás loco?”, gritó parlanchina. Que salga de los impuestos de la isla. Ya que tienen la suerte de tenerme a mí gobernándolos, que por lo menos paguen mi descanso.

 

Roberto Cachanosky

 
 

16 comentarios Dejá tu comentario

  1. Daniel X Me tenés podrído con lo de los empresarios. Tenés razón, no digo que no. Cachanosky ya trató el tema el año pasado. Tenía la fecha en mente por si volvía a ver tu comentario, pero me la olvidé. Ponete las pilas y buscalo vos.

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