Un debate se hace fácil para el responsable de un hecho, cuando quien acusa se confunde, en principio, las causas con el resultado.

Para acusar, enrostrar, dichas causa, llevadas a debate, hay que tener en claro y en mira a los principales responsables de la violencia, es bueno encuadrar muy bien los hechos, que son muchos, complejos y desarrollados en el tiempo.

Otra necesidad imperiosa es definir claramente los agentes y los actores sociales, gestores de los hechos que se estudian, para luego, ver quiénes son las personas que encabezan las acciones de dichos “agentes sociales y “actores sociales”

Casi todo lo que ocurre es una consecuencia de lo anterior, en una Nación más aún.

No queremos decir que existe un “causalismo” sin medida, amorfo, de perpetua heredad, no, todo lo contrario: cada “capa” histórica que los actores acometen, se suma, simplemente, a lo existente, de manera aluvional.

Así, materialmente, e independientemente de los análisis, que, como afirmamos antes, hay que observar que hizo cada actor, que rol jugó, y verlo lo más objetivamente posible.

No hay error en el mensaje

En el último documento Episcopal, denominado finalmente "Felices los que trabajan por la paz" y que desencadenó el falso debate sobre la violencia no se puede analizar nada si no tomamos los elementos que forman dicho documento.

En primera medida, cabe señalar que documentos de este tipo, la Iglesia Argentina ha emitido varios, en todo momento, aún durante el denominado “Proceso” militar, a pesar que la Sra. Barnes de Carlotto diga lo contrario, o lo niegue, o use la maquinaria aplastante de medios kirchneristas traten de “tapar el sol con las manos”, para ocultar esto y el problema de fondo.

El elemento principal que pone le duele al gobierno, lo saca a luz, lo pone sobre el tapete, propone el ineludible debate, “le arma la agenda” o el clissé que al lector se le ocurra, no es solo el documento, sino, el prestigio que la palabra, la verdad autoritativa que ha adquirido dicha palabra, palabra que ha calado hondo en la sociedad Argentina.

En concreto, la palabra de La Iglesia, para el pueblo, es la palabra de Francisco.

Esto, y no otra cosa, es el golpe que acusa el ultra kirchnerismo, la entrada de la palabra de la iglesia en las personas, en especial en las personas que comienzan a sentir el fraude, la moneda falsa de la palabra del oficialismo kirchnero-cristinista, y se abren a oír otras voces, voces que no pueden ser aturdidas ya, ni tapadas, ni “operadas” por la propagación de los medios oficiales.

La palabra Papal es tragada cual enorme batracio, sin remedio por el neo montonerismo, clasista, pobrista, bolivariano y reaccionario, con la excepción de la acción de ciertos desequilibrados mentales que todos conocemos, y que son mascarones de proa del poder de Cristina, todo el mundo sabe quiénes son los fantoches de siempre, Luis “El Matancero”, el árabe cuatrero defensor de cualquier cosa, etc.

Solo los que hacen el ridículo, esos que son de la peor calaña, hoy, pueden despotricar arteramente, cosa que ya no se permite el 99,99% de los oficialistas, por temor a incinerarse en tiempos de “garrocha”. Y todo eso es lo que le duele al gobierno.

Todo esto es tan así, que el inefable Luis D’Elía supo decir, en un “sincericidio” de los que acostumbra, en caliente y al momento de la designación del Cardenal Jorge Mario Bergoglio, a horas de ser Francisco, la siguiente frase, que resume todo el entuerto: “Que no pase acá, lo que pasó en Polonia con Juan Pablo II” Y lo que pasó en Polonia en los años ´80” Por si algún joven de estos nuevos e ignotos no lo sabe, es que existía, en Polonia, un régimen opresivo, dictatorial, en donde la clase obrera industrial (mayormente) se había organizado contra la fantochada de sindicalismo “oficialista”, nos referimos a la Federación sindical “Solidaridad” del ex líder Lech Walesa, quien desde los astilleros “Lenin” lideraba al sindicalismo y en especial al metalúrgico naval, con 2 millones de afiliados, en ese entonces, y que recibió el apoyo directo del Papa polaco. La consecuencia fue la caída estrepitosa del régimen comunista militar del General Wojciech Jaruzelski.

Cualquier comparación puede resultar odiosa, salvo en los fantasmales temores (fundados por cierto) del obeso dirigente “social” de La Matanza.

Si hay error en la valentía del mensaje (de los locales)

Que nadie se confunda, el mensaje contrario a las diferentes expresiones de violencia emitido por el Episcopado, no puede atribuirse solamente al gobierno, aún siendo el mayor concentrador de poder por decisión propia, ni se puede colocar un fin político en el mismo. Quienes afirma esto pretenden colocar a la Iglesia en la situación de partido político (un modus operandi muy común al kirchnero-cristinismo, ya lo hizo con Clarín cuando le convino).

La Iglesia está para marcar, no para ejecutar, ni para reconducir. Sin embargo, no podemos soslayar la cobardía del resto de los actores y agentes que, a posterior, se introdujeron en el debate, atento no le pusieron los puntos sobre las “ies” al gobierno, demostrando que aún se manejan con cierto grado de auto censura, y por qué no decirlo, colocando los intereses personales (que suben) en el sentido inverso al que se sigue demoliendo hasta la extinción el oficialismo.

Una larga agonía que nadie hubiera deseado, pero que aparece como necesaria, ineluctable, en nuestra cultura política.

Hay complicidad en las responsabilidades

Siguiendo con la misma línea anterior, diremos que en los escuálidos debates, los opositores han demostrado cierta condescendencia con el gobierno (como se expondrá en el punto siguiente).

No han focalizado el tema, no lo han desglosado, no han imputado correctamente con datos y cifras que confirmen lo que la mayoría de las personas vemos e intuimos, esto es el deterioro cultural, social, institucional y político del país, que ha generado una guerra sórdida, un enfrentamiento de múltiples e infinitas concreciones (desde un homicidio de “entradera” pasando por miles de “pungueadas”, siguiendo por el bullying, siguiendo con los presos que se organizan sindicalmente, los chicos que se revientan a trompadas, y las pibas que se arrastran de los pelos, y así hasta el mencionado infinito).

En concreto, los disertantes se la han hecho fácil a los “justificadores” oficialistas, pero tan fácil que hasta los mismos se animan a confesar que, sí, son ellos, y lo dicen en las caras de los periodistas, son ellos los oficialistas los que avanzan con discursos justificatorios de los espirales de violencia que han generado, adrede, en un proceso de acumulación tanto en el tiempo como en la multiplicidad de los actores que suman a dichos procesos, viralizando un cúmulo de miles de “reivindicaciones” que no son tales, sino torcimientos violentos, sin la medición de las consecuencias que todo ello trae aparejado. Es el neo-clasismo de Laclau, aplaudiendo a las “multitudes organizadas” que se imponen sobre espectrales “oligarquías” malvadas, no ya a tomar los medios de producción, sino, las ganancias… (recordar la idea de “multitud” del neo-marxista Tony Negri, de quien Laclau tomó algunas cosas, y que muchas de ellas se exponen ¡al público! en los debates que se televisaron con el sociólogo Váttimo).

La violencia es responsabilidad del gobierno y de los poderosos

Decimos que en estos últimos años hemos asistido a un proceso de permisión.

Creemos que la palabra permisión es adecuada, porque engloba el proceso de cómo se va aceptando masivamente, por razones y justificaciones, tanto históricas como explicitadas por los oficialistas, pero también porque se ha practicado una acción deliberada, no solo de gobierno, sino de acciones desde la clandestinidad, nos referimos a acciones que el gobierno opera, de manera no oficial (desde las sombras).

Permisión es la palabra, dado que nadie niega la naturaleza humana violenta, ni la famosa “herencia” de la que todo oficialista se agarra con uñas y dientes.

Permisión, acción oficial, acción clandestina. El kirchnero-cristinismo pareciera que tiene una debilidad por la clandestinidad, quizá una rémora de los años setenta.

Desde la idea fronteriza de mostrar medias en Angola que dicen “Clarín miente” hasta la orden no escrita de cierto funcionario de pintar la Plaza de los Dos Congresos con leyendas intimidantes, “Cobos traidor, saludos a Vandor”, O son acciones clandestinas, menores, en la medida que vivimos una especie de parodia de los años setenta, hasta ahora, y por suerte.

Pero, el gobierno avanza sobre la clandestinidad en los actos públicos, en decretos que permites esconder datos, como el reciente que “escabulle” datos de las declaraciones públicas de los funcionarios, o las manifestaciones ideológico partidarias de “Jueces” afines. Todo ese marco de clandestinidad vulnera la principal norma del pacto constitucional, nos referimos al artículo primero de la Constitución Nacional, que dice que La República o Confederación Argentina es una República. El principio de publicidad y autenticidad de los actos públicos nos hacen república. Eso no es solo válido porque lo diga la constitución, sino, porque es el pensamiento de los padres fundadores, es lo pactado en los famosos “Pactos Preexistentes” es lo que quisieron los libertadores y también en su medida, los que pelearon luchas internas. Es la naturaleza de nuestra Nación, no puede ser negado, es inmutable.

Sin embargo, al kirchnero-cristinismo no le gusta la publicidad de sus actos, no nos referimos ya en exclusiva a la corrupción, sino al acto mismo de gobierno, es un gobierno que cree vivir, y pretende hacer creer, que es “revolucionario” fundante y pionero, en consecuencia, vive en una gesta (ficcional, fraudulenta y mentida) de la que no tiene que rendir cuenta ninguna, además de no tener que hacer públicas todas sus acciones, ni someterse a reglas o procederes parlamentarios (al punto que el Presidente de la Cámara de Diputados ordena cuando los legisladores oficialistas deben apoyar sus asentaderas en las bancas, y cuando las deben levantar).

Nos permitimos el desafío de exponer al lector a esta reflexión: la madre de todas las violencias de la sociedad, al menos de las que se han incrementado exponencialmente en los últimos 15 años, devienen de este tipo de conductas, inducidas y repetidas por miles, en cientos de ocasiones, y que dichas conductas comienzan a permear en las personas, a hacerse costumbre, en especial en las personas más jóvenes que no se han formado en carácter, que no cuentan con memoria histórica de tiempos de mejores valores. Dichos jóvenes son más permeables a toda esta “truchada” que les bajan desde el poder, confundido con gobierno, confundido con Estado.

Ejemplos de los malos ejemplos

A lo largo de 30 años de “democracia” hemos vivido muchas desesperanzas, pero en especial queremos destacar, por ser atinentes al tema, las siguientes:

¿Quiénes hicieron en 1984 una reforma del Código Penal (casi al dictado de Zafaroni que era asesor de Eduardo Angeloz y hasta dictó artículos completos por teléfono) sino la clase política de la maravillosa democracia que vivimos desde entonces, bajando todas las penas, y facilitando las excarcelaciones?

¿Quiénes votaron la Ley Federal de Educación, mamarracho abominable?

¿Quiénes fueron “esmerilando” el poder día a día de los docentes en las aulas?

¿Quiénes le dieron al pueblo pollos podridos, guardapolvos de papel, leche podrida, cajas alimentarias llenas de basura?

¿Quiénes ocultaron al pueblo los responsables de las docenas de desapariciones, en “democracia” como las de Luciano Arruga y Julio López?

¿Quienes tomaron a los tiros comisarías, o cuantos comisarios liberaron zona, o taparon homicidios de pibes de barrio, que luego terminaron desatando la locura de los vecinos?

¿Quiénes hacen obsceno teatro de su vida, e inmunda demostración de sus bienes súper lujosos, mientras se hacen aplaudir, y mientras tanto dan, en vez de desarrollo y trabajo, planes de $500 para que los índices de desocupación no sean los peores de la historia?

¿Quién creó “Vatallón Militante”?

¿Quiénes son los que arman ONG, y se organizan, desde sus espacios del poder Judicial, para decir que “las penas no sirven” o que “La pena es como el sacrificio de los antiguos, sirve solo para que la sociedad se quede tranquila”?

¿Quiénes son los directivos de las escuelas que “filtran” constantemente los reclamos de los padres sobre la violencia escolar, sino, sus autoridades?

Corolario

Entenderá el lector que, como decía cierto proverbio chino, la mejor manera de esconder un elefante es en una manada de elefantes… los niveles de alienacion y anomia que se bajan desde el Estado (que ya tiene muy poco de legítimo e institucional, hoy se maneja desde donde quiere) van construyendo una idea social colectiva del vale todo, del no hay ley, no es necesario cumplir con nada, ergo la anomia.

Podríamos estar páginas y páginas relatando situaciones, como las antedichas, en donde los estadíos del poder, en todas sus expresiones institucionales o ideológicas, públicas o privadas, le “bajan” a la población señales que no son precisamente la de la corrección. Como señales estamos diciendo hechos, no las palabras.

No será raro de entender porqué la gente adhiere a la palabra de Francisco, y execra a los políticos.

Así estamos.

José Terenzio