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EL PODER REAL, EL PODER DEL DINERO
EL PODER REAL, EL PODER DEL DINERO

Dame Un dólar

    El conocer lo que nos pasa es importante, pero conocer lo que nos va a pasar, es directamente extraordinario. Eso seguramente es lo que nuestros gobernantes piensan y, por esto, se dedican a evitarnos la educación y la información cierta
    En los últimos gobiernos, la prioridad fue el asistencialismo lo cual les da a los que detentan el poder la total paternidad sobre los actos y la “obediencia debida” a la hora de emitir el voto. Por suerte, algunas veces las personas piensan y deciden por su propia voluntad, como vimos que ocurrió tanto en el caso Misiones como en la decisión de "bajarse" de su candidatura de Felipe Solá. Esto nos pone en un contexto de optimismo, de que es posible un cambio.
   
Si vemos lo que está ocurriendo en EEUU respecto a la coyuntura de George Bush, quien hoy pasa por su peor momento en su relación con la opinión pública, también nos hace tener una cuota de esperanza
    Más allá de esto, debemos considerar que todo lo inherente a la economía social es tan o más importante que lo político. Si no, recordemos la famosa frase de Clinton ”Es la economía, estúpido”, ¿Qué quiso decir con esto? que la economía está supeditada a la política, o mejor dicho que la política se maneja en función del poder económico.

    Esto no es nada nuevo y a cada momento lo vemos reflejado en lo que nos ocurre. En tal sentido, les recomiendo ver la película Las Razones de la Guerra, documental sumamente interesante sobre las causas reales de los conflictos bélicos en el mundo. También puede ingresarse a la siguiente página web: 
http://www.pentagonstrike.co.uk/pentagon_sp.htm#Main, donde puede verse lo que verdaderamente ocurrió en el ataque al Pentágono, lo que indica hasta qué punto se puede llegar cuando los objetivos económicos superan el valor de la vida humana
    En nuestro país, tenemos también nuestros “accidentes”. En la ciudad de Río Tercero, con la explosión de Fabricaciones Militares ¿Cuántas miles de acciones fueron pergeñadas, con el sólo objetivo de ganar y tener más dinero y con ello poder? 
    Es por lo anteriormente acotado, que es sumamente necesario, que veamos y analicemos otras opiniones, que nos pueden ubicar en la realidad de lo que nos pasa o va a pasarnos. Una de mis frases favoritas es: “No te quejes de lo que te pasa, si lo dejas pasar”. 
   
Es evidente que no vamos a poder cambiar el mundo con el solo hecho de informarnos, pero considero que el conocimiento es un primer y fundamental paso para lograr un mejor nivel de vida. No es casual que una de las principales luchas -tal vez la más resistida por el Gobierno- sea la educacional, donde no se atiende los reclamos del sector, que son más que justos. Es evidente que hay que mejorar los niveles de enseñanza, pero esto va a contrapelo de los modelos que nuestras autoridades buscan por encima de los enunciados que nos venden. 


El motor del dinero

    Bernard Lietaer, quien tuvo una exitosa experiencia como especulador cambiario para los fondos de cobertura Gaia, es investigador del Centro para Recursos Sustentables de la Universidad de California, Berkeley.
Su nuevo libro, The Future of Money: Beyond Greed and Scarcity (El Futuro del Dinero Mas allá de la Codicia y Escasez) centra su atención en el alarmante crecimiento de la especulación monetaria mundial. Las consecuencias potenciales son explosivas y amenazan los acuerdos globales, la soberanía de los estados nacionales y la capacidad de supervivencia de la gente común. Allí escribe:   
    "En 1975, alrededor de 80 por ciento de las transacciones de divisas estuvieron dirigidas a la realización de negocios en la economía real. Por ejemplo, las monedas cambian de mano para importar petróleo, exportar automóviles, comprar empresas, invertir en carteras o construir fábricas. Las transacciones reales producen o comercializan bienes y servicios. El 20 por ciento restante de las transacciones en ese año fueron de carácter especulativo, es decir que el único propósito era el de obtener lucro a partir de la compra y venta de monedas.

    Actualmente, las transacciones de divisas en la economía real bajaron al 2,5 por ciento, y ahora el restante 97,5 por ciento es de carácter especulativo. La economía real se ha convertido en un pequeño porcentaje de la actividad monetaria financiera total.  
    En 1997 hubo cerca de dos millones de dólares diarios de transacciones monetarias, lo que equivale volcar cada tres días todo el volumen del producto interno bruto (PBI) anual de Estados Unidos en la comercialización monetaria. Hay tres causas acumulativas de este aumento explosivo de la especulación monetaria:  
    * Redefinición sistémica: la primera acción importante fue la liberación del dólar del patrón oro en 1973, por el entonces presidente de Estados Unidos Richard Nixon. La "flotación" del dólar permitió que los valores monetarios estuvieran determinados por los agentes de los mercados de divisas. Se le dio más valor a las monedas de países con economías fuertes y políticas monetarias y fiscales saneadas que a las monedas de países con economías y políticas inestables o débiles. Esta "apertura" del sistema creó un marco para el juego especulativo.  
    * Desregulación legal: En los años 80, el ex presidente de Estados Unidos Ronald Reagan y la ex primera ministra británica Margaret Thatcher introdujeron estrategias de desregulación. El Plan Baker, aplicado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), introdujo esos cambios a una docena de países claves del Tercer Mundo, lo que dio más margen al movimiento internacional del capital y a las empresas que anteriormente no habrían participado de la especulación.  
    * Tecnología: el fenómeno estructural que subyace detrás del sistema es el cambio tecnológico; la electronización del dinero y la computarización de los sistemas de mercado.  

El punto de vista empresarial  

    Los textos económicos dicen que empresas e individuos compiten por mercados y recursos. Esto no es verdad. Empresas e individuos compiten por el dinero utilizando mercados y recursos. La apertura del sistema, que llevó a la "flotación de las divisas", también creó una nueva clase de activos. Las clases tradicionales de activos son las propiedades inmobiliarias, los bonos, las acciones y los productos básicos (commodities).  
Actualmente también tenemos las monedas. Esto significa que el dinero, la vía de intercambio, se ha convertido en un activo que interviene en las carteras de inversión. Este cambio tiene distintas repercusiones según se trate de un inversionista o un comerciante "real". Desde el punto de vista de un inversionista, esta nueva clase de activos -las monedas- tiene ventajas importantes respecto de las anteriores:  
    * Costos de transacción extraordinariamente bajos. Colocar algunos miles de millones de dólares en divisas es 10 o 20 veces más barato que una transacción de acciones.  
    * Un mercado que funciona las 24 horas del día.  
    * El de divisas es, por lejos, el mayor mercado. La colocación de unos miles de millones de dólares en el mercado accionario implica una alteración del valor de las acciones y es visible a los demás inversionistas. Esto es así en la mayoría de los mercados de bonos, salvo en Estados Unidos y algunos mercados europeos por su gran tamaño.  
    Debido a estas tres ventajas, la prestación de dinero a la gente -para comprar inmuebles, automóviles o ampliar el giro comercial- ya no es la mejor forma de hacer dinero. El mercado de divisas es lo ideal. Los bancos ya no son más los grandes actores en términos de proveedores de crédito. En los últimos 25 años, el porcentaje de prestación total de crédito de los bancos, como fuente de financiamiento en América, cayó del 75 al 26,5 por ciento. Para los grandes bancos internacionales, como el Chase Manhattan, Citicorp, Bank of América, Barclays o Simitomo, el comercio de divisas generalmente representa como mínimo el 20 por ciento del total de ingresos. En un buen año será más del 50 por ciento.  
Al considerar el punto de vista de los llamados negocios reales -los que fabrican automóviles, minas, o productos electrónicos-, el "riesgo cambiario" ha llegado a ser el mayor riesgo de la actividad comercial internacional, con frecuencia mayor aún que el político o de mercado. Por ejemplo, si una empresa química alemana invierte en una fábrica en India, hace la inversión en marcos alemanes. Los productos químicos de esa fábrica que se venden a escala local son pagados en rupias, la moneda de India. Si el valor de la rupia llega a caer con relación al marco alemán, entonces también caerá la rentabilidad de la inversión original. En resumen, el mayor riesgo de tales inversiones no es si los indios comprarán los productos químicos (riesgo de mercado) o si el gobierno nacionalizará la fábrica (riesgo político), sino los cambios de los valores de las monedas en juego (riesgo cambiario)". 


Concluyendo
  

   
El dinero, que fue creado como herramienta para facilitar el intercambio de bienes y servicios -es decir, producción, sinónimo de trabajo- se ha convertido en una pieza de poder para los que lo "imprimen". Esto es algo que está muy claro, ya que si nos dirigimos a los distintos bancos centrales del mundo lo único que nos darán cuando queramos "convertir" nuestro dinero es otro papel en canje.  
    La pregunta que me hago y les hago a quienes han tenido la paciencia de leer este largo artículo es ¿qué va a pasar cuando a alguien se le ocurra cobrar su parte -tal vez una “gran parte”- de los dos billones de dólares que circulan por el mundo?

 

Walter A. Gazza

Fuente: El futuro del dinero, Bernard Lietaier

 

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