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Cinco momentos extraños en la vida cotidiana

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EL LUGAR DEL MILAGRO EN LA SOCIEDAD ACTUAL
EL LUGAR DEL MILAGRO EN LA SOCIEDAD ACTUAL

    A continuación paso a relatar algunas situaciones que se observan diariamente en distintos ámbitos de nuestra vida cotidiana. Estos hechos, algunos simples -y no demasiado llamativos- pueden no parecer trascendentes pero me pregunto si les prestamos especial atención.   

 

 Si observamos algunas conductas humanas y la paradoja que se presentan en nuestras vidas, tal vez podamos reflexionar un poco sobre nuestro rumbo como sociedad.

     1-Voy sentado en el tren y un niño se acerca y deposita sobre mi falda una estampita de la virgen o de un santo de la religión católica. El niño espera una moneda a cambio. ¿No resulta paradójico que la gente adquiera esa imagen para sentirse protegida por ese ser espiritual cuando justamente hay un niño necesitado que está en contacto con esa misma estampita todo el día? Para el niño nada mejora. El santo no lo ayuda. ¿Por qué tendría que tener algún valor o alguna característica positiva la adquisición de la imagen de un santo o una virgen? ¿Por qué, si le rezo a esa estampita la virgen me ayudará a mi, pero no lo hace con el niño que me la ofreció?

    2-Enciendo el televisor y escucho la presentación de una nota periodística que dice:  “un milagro en La Rioja”. El locutor relata: “Se produjo un incendio en la casa de una familia humilde y todos sus ocupantes murieron, los bomberos estaban removiendo los escombros cuando escucharon el llanto de un bebé... era el menor de los hijos de la familia que se salvó por milagro y no recibió quemaduras...”. Me pregunto: ¿Si el milagro se produjo para un bebé que sobrevivió al resto de la familia ¿Por qué no se produce lo mismo para sus hermanitos que murieron calcinados al igual que sus padres? ¿Por qué Dios elegiría salvar a un bebé haciendo de su vida un drama, incluso cuando crezca sin su familia? Pienso entonces y me pregunto si es necesaria la gratuita utilización de la pretensiosa palabra “milagro” en un caso así. El bebé se salvó por azar. De milagro esa situación no ha tenido nada. Lo verdaderamente llamativo hubiera sido que TODOS se salvaran de las llamas. 

    Tendemos a ver y resaltar solo los hechos positivos. De cinco hermanitos solo se ha salvado uno, ¿Dónde está el milagro?.  

    3-Entro a una iglesia y escucho decir que una persona resucitó hace dos mil años después de ser torturada y crucificada. Todos los fieles aceptan este concepto como verdadero, por fe o por tradición. En esa misma celebración religiosa se dice que en el futuro muchos elegidos resucitarán de cuerpo y alma, es decir, se levantarán de sus tumbas venciendo a la muerte. Nuevamente veo a los fieles aceptar ese dato que, como mínimo, es llamativo. Ahora bien, esas mismas personas salen a la calle y yo les comento : “Anoche en un hospital un cadaver que estaba en la morgue y hacía tres dias que estaba muerto, se levantó y pidió un vaso de agua al medico de guardia”. Seguramente mis interlocutores me preguntarán por qué miento de esa manera o de qué hospital psiquiatrico me escapé. Me pregunto: ¿Cuál es el criterio para rechazar una afirmación y aceptar la otra? Obviamente el milagro pertenece al pasado lejano y al futuro incierto, pero en la realidad actual tiene poca cabida.     

4-Sigo viendo televisión, ahora escucho hablar muy seriemente a un jugador de futbol que dice: “... Yo tengo mucha fe en Dios y le recé mucho para lograr este resultado...” Con “resultado” se refiere a los goles obtenidos por su equipo. Ahora bien, el periodista no hace comentario alguno sobre esa frase, con esto quiero subrayar que para TODOS nosotros es común escuchar ese tipo de reflexiones. Cambio de canal y veo en vivo y en directo a cientos de padres que lloran arrodillados frente a velas e imágenes religiosas en Rusia. Al igual que el jugador de futbol, rezan por un resultado positivo. Estos padres, escucharán los disparos que terminarán con la aterradas vidas de sus hijitos, rehenes de unos despiadados asesinos que abren fuego contra inocentes en una escuela de ese país. ¿Por qué Dios habría de influenciar una pelota para que entre en un arco o iluminar a un cuadro de futbol, mientras no escucha a los angustiados padres de familia que claman por evitar la muerte de sus inocentes hijos? En realidad la pregunta de fondo que me haría es: ¿Cómo puede ser posible que la gente siga rezando? La realidad demuestra que el rezo es un método completamente cuestionable a la hora de obtener ayuda sobrenatural. Además de que los milagros no existen.  
    5-Una madre llora angustiada porque su hijo está gravemente enfermo. Tiene una infección generalizada y corre peligro de muerte. Los familiares y conocidos rezan por su recuperación. Los médicos hacen lo posible por salvarlo. Se le suministran antibióticos y medicamentos. Finalmente el niño mejora. Ahora bien, Si yo le hubiera propuesto a la madre no administrar los medicamentos y salvar a su hijo solo mediante las oraciones, ¿ella hubiese aceptado? Creo que no. En definitiva, en situaciones extremas, podemos observar que a pesar de la buena intención de las oraciones, la gente pone su confianza más en la ciencia que en la divinidad. ¿En que tenemos fe?. ¿Alguna vez reflexionó sobre esta cuestión?.
 

    Quiero aclarar, como siempre hago en estos casos, que no tengo ninguna intención de menoscabar el aspecto religioso de la sociedad. Estas pequeñas reflexiones son derivados directos de observación en casos cotidianos. En todos ellos puedo llegar a  la conclusión de que mas allá de la llamada “fe” que uno pueda tener, y de los “milagros” que se anuncian en los medios de comunicación, existe una realidad que nos indica que lo mágico no es funcional.  

    En los momentos dificiles todos buscamos ayuda de donde sea para salvar a un ser querido o salir de una situación que nos angustia. Lo cierto es que, con o sin oraciones, la situación se desarrollará por la influencia de otros factores que superan la voluntad de un ser pintado en una estampita.  

    A muchos puede no gustarles esa afirmación, pero nuevamente la realidad es concreta e innegable.  
    Para los que creen en los llamados “milagros”, queda la esperanza de que Dios, como ser perfecto y todopoderoso, tenga una lógica verdadera y bondadosa, y si por alguna misteriosa razón tiene que elegir donde pruducir el milagro, sepa bien que a veces el bien de la mayoría precede al de la minoría. Entre 600 niños escolares muertos a balazos, cuyos padres rezaron con la misma intensidad que la nieta por su abuela que está muriendo a los 87 años, a veces se salva la abuela y vive unos años mas.
 

    No quiero entrar en un debate religioso. Muchos dirán que los caminos de Dios son misteriosos y que para todo hecho hay una razón que desconocemos.

   Yo prefiero creer en la lógica del mundo. En la dependencia en factores mundanos que podemos manejar, que podriamos cambiar. Las paradojas se suceden sin cesar en la vida cotidiana. Observarlas y preguntarse cosas nos lleva a reflexionar y, de esa manera, intentar ser cada día mejores. Más reflexivos y menos supersticiosos.

 

  Martín Gianola

 

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