El título de este artículo está tomado en realidad de un
trabajo realizado hace ya mucho tiempo por Mircea Eliade. A pesar del tiempo
transcurrido los cristianos seguimos utilizando el término "satánico"
o "satanismo" para calificar toda actitud ritual ajena al cristianismo
o a las llamadas grandes religiones históricas.
Así muchos escritos de los que circulan masivamente hoy,
agrupan en un mismo conjunto con alguna leve distinción o aclaración, a cultos
animistas, primitivos cultos de la naturaleza, cultos paganos, y grupos de corte
claramente satánico. Esto se ve complicado aún más por un conjunto de modas
culturales que van desde la Nueva Era hasta los grupos "dark" o el
moderno "vampirismo", que retoman muchos de estos elementos antiguos
pero fuera de su contexto original y le dan una impronta nueva, muchas veces
confusa y con más difusión cultural que fundamento doctrinal o ritual.
El Satanismo
El satanismo propiamente dicho como adoración de Satanás es
una realidad religiosa comprensible solamente en el contexto del
judeo-cristianismo con el cual está histórica, doctrinal y ritualmente ligado.
"Satán" aparece en el Antiguo Testamento y es
objeto de discusión entre los teólogos judíos y cristianos si se refiere a
una entidad personal que se muestra como antagónica al Creador, o simplemente
como un miembro de la corte angélica que desempeña la tarea de fiscal o
acusador de aquellos que son infieles a Dios.
De hecho, el cristianismo asume la existencia de una entidad
angélica que rechazó en los orígenes de modo explícito el amor de su
Creador, dando lugar a una división que atraviesa la historia entre los fieles
a Dios y aquellos que rechazan su amor creador y redentor.
El Satanismo es entonces una derivación de la convicción
judeo-cristiana de la existencia de un ser personal, inferior en categoría y
potestad a Dios, pero muy superior al hombre. Personal, pero no divino, desde la
perspectiva monoteísta del judaísmo y del cristianismo.
Sin embargo, el Satanismo contemporáneo tiende a tener una
visión dualista de la divinidad, concibiendo a Satanás como un ser tan
poderoso o más que Dios. Pero por otra parte no se trata de una adoración
simple y sencilla de Satanás.
El Satanismo contemporáneo se diferencia explícitamente de
la brujería en varios aspectos:
La brujería es una religión de la naturaleza, que celebra
las fuerzas naturales en las cuales descansa su fe y convicción. El Satanismo
rechaza la existencia de toda realidad sobrenatural y consiguientemente de estos
poderes supranaturales.
Los satanistas conciben su camino de iniciación como el
desarrollo intelectual de la conciencia existencial individual, mientras que los
cultos de la naturaleza se abandonan a una disciplina de estímulos y respuestas
semiracionales para implementar los poderes de la naturaleza de acuerdo a sus
objetivos.
El Satanismo desarrolla la denominada Trayectoria de la Mano
Izquierda, o Magia Negra cuya fórmula central es "Que se cumpla Mi
Voluntad". Los cultos de la naturaleza siguen la Trayectoria de la Mano
Derecha o Magia Negra que se sostiene en la fórmula "Que se cumpla Vuestra
Voluntad".
Los ritos de iniciación, en la brujería como en las
religiones de la naturaleza representan una integración del individuo a la
sociedad. Por el contrario, en el satanismo son representación de un cambio
individual en el que se han despertado energías individuales que pueden ser
utilizadas en un contexto social o no.
Podemos distinguir al menos 3 grandes conjuntos de grupos
satanismas:
Los que adoran a Satanás como principio del mal y buscan a
través de sus ritos y costumbres captar su beneplácito y con él el poder de
actuar sobre la naturaleza. Este grupo tiene una elaboración doctrinal sencilla
y se asienta más fuertemente en conjuntos de rituales y la aceptación de
esquemas de conducta prefijados. La doctrina de estos grupos se basa en un espíritu
de negación de todo lo relacionado con el cristianismo, su fe, doctrinas, prácticas
y ritos. Su "espiritualidad" aspira a ganar el beneplácito de Satanás
para recibir sus poderes o evitar sus ataques.
Los que sostienen que en realidad Satán es el verdadero
Dios, y que el Dios de los cristianos es el principio de la mentira, tan
mentiroso que ha hecho creer a todos que es el Dios verdadero. Este Satanismo es
de corte más intelectual, tiene una estructura doctrinal más sofisticada y
tiende a poner menos el énfasis en los aspectos mágicos.
Los que refieren a Satanás como un elemento puramente simbólico
ya que rechazan la existencia de un verdadero orden sobrenatural y se centran en
el desarrollo personal de la conciencia, la libertad o el placer del hombre.
Como grupos claramente satánicos del tercer tipo que
mencionamos, podemos encuadrar a la Iglesia de Satanás y al Templo de Seth.
Si bien se discute la existencia de cultos satánicos como
los que detallamos aquí antes del siglo XX, el satanismo reconoce antecedentes
que pueden ser organizados en al menos 3 etapas de la historia de Occidente:
siglos XVI a XVIII - Hay relatos documentados de la
existencia de movimientros de tipo satanista tanto en Francia como en Italia,
Inglaterra y Rusia. Un elemento documental a tener en cuenta es la publicación
en 1821 de los "Farfadets" por Berbiguier, que recoje sucesos
ocurridos presuntamente entre los siglos XVII y XVIII.
El período clásico (1821 - 1952) - De la mano de la
publicación de los "Farfadets" se manifiesta un resurgir del
satanismo en Francia, donde se genera un movimiento clandestino de proporciones
considerables.
Entre 1870 y 1890 se publican los escritos ocultistas de
Joris-Karl Huysmans. Pero el climaz se alcanza a partir de la figura de Aleister
Crowley quien en 1904 publica su "Libro de la Ley", dando origen a la
Orden de Thelema y el movimiento thelemita. Crowley es el gran inspirador del
satanismo y el movimiento contra-cultural contemporáneo.
Satanismo contemporáneo - Gira fuertemente en torno a la
figura de Anton Szandor La Vey, quien en 1966 registra su Iglesia de Satanás.
De esta manera, en los grupos satánicos actuales hay que
reconocer 2 dimensiones que están presentes en cada caso en diferente proporción:
Satanismo de Protesta . Se suele denominar de esta
forma a las doctrinas que tienen un claro punto de partida cristiano y que por
lo tanto aparecen como rebelión expresa a los preceptos del cristianismo.
En este contexto se comprende al satanismo como un movimiento
liberador de los hombres engañados y despreciados por las iglesias y la
sociedad en nombre de Dios.
Satanismo Gnóstico . Se centra en la búsqueda y
comprensión de una doctrina sapíencial que (según afirman los satanistas) ha
sido mantenida oculta a través de los siglos por las iglesias y el poder político
para mantener a los hombres sumidos en la ignorancia. Sus puntos más destacados
son la absolutización del individualismo, la preservación de la propia vida y
la exaltación de la búsqueda del placer personal y el poder como camino de
perfección personal.
También hay que tener presente que la demonología no es
exclusiva del judeo-cristianismo, pero la asociación de los conceptos de bien y
mal moral que en Occidente van asociados a Dios y al Demonio respectivamente, si
lo son.
En el contexto judeo-cristiano Dios es pura bondad sin mancha
alguna de maldad y no existe el mal esencial ya que el mismo Satanás ha sido
creado por Dios y en este sentido tiene una base de bondad que rechaza. Esto el
Satanismo lo ha cambiado al comprender a Satanás como el mal esencial.
Pero por otro lado, en las religiones no-cristianas esta
división no es tan tajante, y los dioses tienden en todos los casos a
manifestar aspectos positivos y negativos, si bien cada uno de ellos con un
balance diferente. En este sentido no podemos generalizar el concepto de
Satanismo propio de un contexto cultural cristiano, a culturas
paganas, con una percepción diferente de la explicación del problema del mal
en el mundo. Lo que si debemos tener presente es que, aún cuando el satanismo
gnóstico incorpora divinidades, rituales y conceptos procedentes de religiones
paganas pre-cristianas, su surgimiento y núcleo conceptual sólo son
comprensibles en un contexto
cristiano.
En términos generales y aún manteniendo grandes diferencias
doctrinales y rituales, estos grupos tienen algunos elementos en común:
Una actitud de desprecio o rechazo -según el caso- hacia el
orden social, político, cultural y religioso de Occidente, lo que los lleva a
erigirse como grupos herméticos que operan de modo subterráneo y sin
interés por el bien común.
La certeza de la posesión de un conocimiento o sabiduría
que ha permanecido oculto al común de los hombres y que les da superioridad y
poder. Esta convicción es la que refuerza y da justificación intelectual a su
carácter hermético.
La Brujería
Una consideración particular de estas manifestaciones
paganas merece en nuestros días la brujería. Muchas veces se tiende a
identificar la brujería con el satanismo, sin embargo, se trata de dos
realidades completamente diferentes.
La brujería corresponde al contexto de las religiones
pre-cristianas, particularmente a los cultos de adoración a las fuerzas de la
naturaleza, y por lo tanto no se encuentra ligado en su origen a los conceptos
de bien y mal propios del cristianismo.
Claro que en los primeros siglos del cristianismo, durante su
proceso de expansión, los cristianos se encontraron con estos cultos de la
naturaleza, sus sacerdotes y prácticas, y debieron dar respuesta a ellos. El
principio de razonamiento fue sencillo: los cristianos no conocen otro poder que
el poder de Dios; todo lo que no provenga de
Dios solo puede provenir de su adversario, el demonio. Por lo tanto, quienes
invocan un poder que no es el poder de Dios, invocan el poder de los demonios y
por lo tanto son adoradores del demonio.
Este razonamiento llevó a considerar a todos los seguidores
de los sacerdotes que adoraban las fuerzas de la naturaleza como por ejemplo los
druidas y las brujas del centro de Europa como adoradores de Satanás; y a sus
cultos, como cultos satánicos. Sin embargo, estas creencias están muy lejos de
las que describimos en el apartado
anterior y desde sí mismas nada tienen que ver con la adoración del mal. No se
debe confundir la adoración de Satanás con la adoración de las fuerzas de la
naturaleza propia de las religiones europeas pre-cristianas.
En estos términos los sacerdotes y sacerdotisas de los
antiguos cultos europeos pre-cristianos de la naturaleza genéricamente llamados
brujos y brujas, fueron considerados adoradores de los demonios por invocar
fuerzas distintas de las del verdadero Dios a los ojos de los cristianos. Ahora
bien, estrictamente hablando, estos brujos y brujas no pueden ser considerados
satanistas en los términos que precisáramos antes.
Dentro de este concepto de Brujería como culto a las fuerzas
de la naturaleza, y brujo/a como el sacerdote o sacerdotiza de estos cultos,
contemporáneamente podemos encontrar a la Wicca, el neodruidismo y otros
movimientos semejantes que se caracterizan por celebrar el ritmo de las
estaciones del año y otros fiestas de la naturaleza.
Algunos hitos en el desarrollo contemporáneo de la brujería
pueden ser:
1938 - Gleb Botkin funda la Iglesia de Afrodita.
1940 - Gerald Gardner funda la Wicca.
1965 - Alex Sanders se declara "rey de la brujería".
Estos cultos de la naturaleza y prácticas paganas han
encontrado nuevo impulso en nuestros días a partir de la difusión del
movimiento Nueva Era que si bien no coincide completamente con la brujería
comparte sus ideales ecológicos y de comunión con la naturaleza, su culto a
una diosa madre y la preocupación por el retorno a "lo natural".
En este reverdecer de la brujería se pueden reconocer
diversas vertientes, entre ellas destacan el Neodruidismo y el Neopaganismo:
Neodruidismo - Movimiento de restauración de las
doctrinas, ritos y prácticas de los antiguos druidas. Su antecedente inmediato
se puede hallar en el siglo XVI, si bien el grupo druídico más antiguo
funcionando en la actualidad es la Druid Order, fundada en 1717.
El druidismo primitivo, si bien tenía rituales y creencias
propias, carecía de libros sagrados. Esto dificulta seriamente la posibilidad
de conocer en qué consistían esas creencias y rituales en la realidad, por lo
que es muy posible que ningún ritual de los actuales sea la restauración de
los verdaderos rituales Druidas anteriores al
Cristianismo. El neodruidismo se encuentra reconocido como religión en
Inglaterra.
Hay múltiples organizaciones que pertenecen a este
movimiento: Amigos de la Tradición Celta, Colegio Druida de la Gran Encina
Celta, Confraternidad Filosófica de los Druidas, Fraternidad de los Druidas
Bardos y Ovantes, Iglesia Céltica Reformada, Sociedad Céltica Internacional,
etc.
Neopaganismo - Se trata de un movimiento de retorno al
Paganismo pre-cristiana. Se trata de un terreno inmensamente amplio y una
denominación ambigua que incluso ha sido adoptada en algunos casos por
movimientos de corte satánico.
Se muestra como una propuesta de superación del monoteístmo
judeo-cristiano como símbolo de intolerancia y el totalitarismo, y encuentra en
el politeísmo la fuente de la tolerancia y el pluralismo.
Sostiene que el paganismo ha subsistido de un modo subterráneo
durantes los 2 milenios de Cristianismo en Europa.
En este amplio marco neopagano, se encuentran tanto
movimientos como el odinismo y el neodruidismo, como otros ajenos al tema que
nos ocupa en este artículo como son los movimientos afroamericanos y las
religiones indígenas de América.
Odinismo - Movimiento de restauración de algunos
rasgos del culto de Odín, Dios germánico venerado en los países escandinavos
y Alemania como divinidad de la guerra de personalidad vehemente.
En la actualidad está representado por el Comité Odinista
de Inglaterra y la Comunidad Odinista.
Sintetizando
Muchas veces cuando hoy escuchamos hablar de satanismo y
cultos satánicos se tiende a confundir varios elementos diferentes:
Modas contra-culturales tales como el movimiento dark o el gótico
propios de grupos underground. Si bien en estos movimientos hay elementos
doctrinales tomados principalmente de la Wicca y formas de conducta claramente
sectarias, no se pueden identificar unívocamente con los otros grupos. Se podría
hablar quizás de satanismo por imitación o asimilación de slogans y
comportamiento difundidos por cantantes y grupos underground.
Brujería: conjunto de movimientos, prácticas y creencias
que propugnan un retorno a las religiones pre-cristianas de culto a la
naturaleza.
Se diferencian claramente del satanismo y no pueden ser
considerados satanistas en sentido propio.
Grupos de satanistas que promueven y/o practican de una forma
u otra ritos de invocación y adoración a Satanás ya sea que lo consideren un
ser personal realmente existente o un puro símbolo.
Poder mantener estos tres elementos como claramente
diferentes nos permitirá, no sólo tener una idea acabada de la magnitud de
este fenómeno, sino también poder generar respuestas acertadas en cada caso
concreto.
Oscar Gerometta