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ARGENTINOIDES

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EXQUISITA RADIOGRAFÍA NACIONAL
EXQUISITA RADIOGRAFÍA NACIONAL

    Es bueno y sano reconocer que no todos piensan y actúan como nosotros. Justamente el carácter único e irrepetible del ser humano es la mayor garantía de variedad y opciones de gusto y parecer. En esto simplemente se encierra la enorme riqueza de nuestra forma de vida, y es fundamental respetarlo como uno de los basamentos de la esencia humana.
    Sucede que en estos momentos de plena crisis mundial, a los que nuestro país no puede escapar, el aporte de quienes consideran nuevas formas de crecimiento y entendimiento es primordial. Pero aquellos que insisten en ser "contrapeso" en el ascenso, deben ser considerados como lo que son: LASTRE.
    Es un momento de "grandezas"... Y me refiero exactamente a actitudes de carácter positivo y no precisamente a pujas de poder y ventajismos.
    La crisis que vivimos, fundamentalmente, es moral. Para los olvidadizos, el diccionario define claramente el término...

  
Moral: adj.   Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia.
  
Desde el punto de vista de la bondad o malicia. Es decir, sencillamente, si estamos obrando como buenas o malas personas. Para ir más a lo esencial, la eterna lucha por el predominio del bien hacia el mal y viceversa. O sea, mera naturaleza humana. Y, por lo tanto, sujeta a modificaciones dado su carácter flexible.
    Alguien diría que todo es relativo y depende de la óptica de quien lo mira. Pero existe un escalón interesante en esta escalera y no es otro que la voluntad de cambiar... y de cambiar PARA BIEN.
    Conformarse con ser un número de expediente es una posición elemental y cómoda. Pero lo cierto es que hay un inmenso grupo de compatriotas que puja por ganar protagonismo y constituir un "expediente" con su vida.
    Argentino...
    Ser Argentino, desde mi humilde óptica,  es asumir la responsabilidad individual e intransferible de construir un futuro personal e interrelacionarlo con quienes conviven en sociedad, generando una visión unificada de criterios, los que desembocan, irremediablemente, en una imagen de progreso y crecimiento. Dos formas organizativas contribuyen a tal efecto: la gobernabilidad política y la convivencia social responsable. Ambos instrumentos se relacionan íntimamente, generando amores y odios, avances y retrocesos, acuerdos y desacuerdos. Es lógico: estamos frente a un simple y cotidiano hecho: humanos que comparten o compiten con humanos. Naturalmente, con todos los vicios y virtudes que eso conlleva.
    O sea que, si queremos ser simplistas en nuestro análisis, simplemente debemos remitirnos a la célula primigenia de una sociedad: el hombre (siempre genéricamente hablando). De sus actitudes humanas deberemos concluir resultados positivos o negativos, puesto que el libre albedrío y la libertad de pensamiento son los motores que empujan esa maravillosa máquina de vida. La sociedad sería el tránsito de esos vehículos y su correspondiente orden al circular (valga el ejemplo).
    Existen, por supuesto, cantidad y calidad de humanos. En la cantidad, muchas veces, queda disimulada la calidad del individuo. Es esa "masa" que rompe todo a su paso aduciendo bronca y desentendimiento. Seguramente, dentro de ese conglomerado de "orcos" existen individuos que se preguntan, en ese mismísimo instante: -"¿Qué estoy haciendo yo acá..?"
  
La masa se auto estimula tanto sea para bien, como para mal. Depende siempre de la "cualidad" o "calidad" de quienes la conducen. Porque SIEMPRE hay conductores. La masa, por sí sola, no actúa. Y esos CONDUCTORES tienen, seguramente, objetivos personales y grupales.
    Los grupales son conocidos discursos mediantes. Es donde se encienden las palabras y surgen formas verbales de azuzar el fuego en las mentes ansiosas de soluciones. Así, de esa fragua, nacen los LÍDERES POLÍTICOS.
    Por otra parte, ese líder también es un ser individual e irrepetible. En su interior, seguramente, existen las mismas dudas y ambiciones de cualquier ser humano. Y es, por lo tanto, falible y débil tanto como fuerte y sabio. Su fuerza estriba en el conjunto y la sumatoria de energías que la masa produce. Si ese ser tan particular tiene claro su objetivo social y bajos sus deseos de poder, es probable (y muy beneficioso) que genere cambios sustanciales en una sociedad.
    Pero cuando su intelectualidad le indica que a través de la violencia y la intransigencia se obtienen más logros que con el diálogo y la comprensión, entonces surge (y volviendo a parafrasear a Tolkien y su "Señor de los Anillos"., el "orco".  Y quien haya visto esa película bien sabe a qué me refiero. No solamente al "maquillaje" visual que lo hace horrible a la vista, sino a la actitud beligerante e exaltada. A esa figura de ficción que hoy pulula en nuestra realidad y con la que debemos convivir denomino "argentinoide".

   
Argentinoides...

  

   
Visto es que estamos frente a una definición un tanto sui géneris, pero bien puede tomarse como ejemplo para precisar ciertas actitudes típicas en nuestra tradición de vida como habitantes de este suelo. He pensado algunos ejemplos "sueltos" que bien podrían encuadrarse en esta tipología humana nacional.
  
Tipo 1: es cultor del "no te metás". Su intencionalidad de vida está continuamente orientada a su propio yoísmo y le importa un bledo qué le ocurra a su prójimo. Su objetivo es "sobrevivir", aunque sea a cualquier precio.
  
Tipo 2: generalmente es más sutil que el anterior en sus actitudes, pero se lo puede identificar fácilmente por algunas acciones. Por ejemplo, llega caminando a una esquina y el semáforo está en rojo para los peatones. Cruza lo mismo... a pesar del riesgo que eso ocasiona a su propia vida. Actúa como "distraído" o bien, considera que lo circundante está a "su servicio" y que las regulaciones y normas fueron constituidas para su molestia. Por lo tanto: le importa un bledo cualquier límite y avanza igual.
  
Tipo 3: éste considera al resto como su tribu y se encarama en "cacique".
  
Generalmente, viste elegantemente y genera una imagen de "seguridad" y eficiencia. Todo vale para sus objetivos que son una constante sumatoria de poder y transas. Siempre tiene una excusa para sus actos y, en general, se autopropone como víctima antes que como responsable victimario. La gente lo vota confiada... y gobierna.
  
Tipo 4: su ambición es comprar muchos dólares para valorizar su pobre vida con una moneda fuerte. No deja de ser un cínico al momento de hacer comentarios inteligentes respecto a la política exterior de los Estados Unidos. Es un cómplice... y todavía no se dio cuenta.
  
Tipo 5: a éste hay que mantenerlo, porque se considera con el derecho natural de reclamarlo. Son los que lucen con orgullo su "carnet de pobres", jactándose de sus ideas sobre el cambio social, pero negándose rotundamente a trabajar para lograrlo. Es más justo, según ellos, que el sistema los "indemnize" con planes de subsidio. A éste póngale el rótulo que desee... hay muchos dispersos y algunos amuchados.
  
Y así podría seguir delineando ejemplos. Le dejo, querido lector, abierta la lista, porque a mi gusto estos cinco dan un perfil bastante completo, pero seguramente usted considerará otros.


La crítica...

  
El escritor Tom Wujec, en su interesantísimo libro "MENTALMANÍA", me sorprende con una reflexión a la medida de mis intenciones: "La crítica sola no basta. La persona que evalúa pero no arregla, nunca progresa. Una vez que criticamos una idea, el siguiente paso es mejorarla."
   
No intento una crítica vana y superficial con mis palabras. Tampoco ofender ni herir susceptibilidades. Pero, muchas veces, en una frase se resume toda la historia del Universo. Y es en las palabras donde se asienta "el verbo" del que tanto predicó mi querido maestro Jesús.
  
Igualmente, a veces el orden de los faroles no altera el alumbrado...
  
A uno puede parecerle una locura, pero lo cierto es que el ser humano posee dotes absolutas de adaptación a cualquier circunstancia en la que se fuerce su ingenio y opciones de entendimiento. Si no, lea lo que sigue...
  
Sgeun un etsduio de una uivenrsdiad ignlsea, no ipmotra el odren en el que
las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esten ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams. Etso es pquore no lemeos cada ltera por si msima snio que la paalbra es un tdoo.
   Pesornamelnte me preace icrneilbe... 


El mono número cien: una historia de cambio social

   
Los Humanos, y particularmente los argentinos, necesitamos tener más Fe en nuestras acciones para cambiar nuestra realidad.
    Un interesante estudio científico ha establecido que el cambio de conciencia de la Humanidad se da como en el caso específico del Mono Cien. ¿Conoce al Mono Cien?... Tal vez usted sea él.
    El mono japonés, Macaca fuscata, andaba libre en la Naturaleza por más de 30 años. En 1952, en la isla de Koshima, unos científicos empezaron a darle a los monos unos camotes (ipomoea batatas) que les echaban en la arena. A los monos les gustaba el sabor del camote, pero no la arena. Una hembra de 18 meses llamada Imo resolvió el problema lavando los camotes en un arroyo cercano. Después le enseñó el truco a su mamá. Sus compañeros de juego aprendieron a hacerlo y también lo enseñaron a sus madres.
    Poco a poco, ante los ojos de los científicos, varios monos fueron aprendiendo esta innovación cultural. Entre 1952 y 1958 todos los monos jóvenes habían aprendido a lavar los camotes con arena para hacerlos más sabrosos. Los adultos que imitaron a sus hijos aprendieron esta mejora social, pero otros adultos seguían comiéndose los camotes sucios.
    Entonces sucedió algo sorprendente. En el verano de 1958, un determinado número de monos en Koshima ya lavaban los camotes -- se desconoce el número exacto. Supongamos que al salir el sol una mañana había 99 monos en la Isla Koshima que habían aprendido a lavar sus camotes. Supongamos también que un poco después, esa misma mañana, el mono número cien aprendió a lavar los camotes.
    ¡Y ENTONCES SUCEDIO! Esa misma tarde casi toda la tribu lavaba los camotes antes de comérselos. La energía adicional del mono número cien de algún modo había generado ese avance ideológico.
    Sin embargo, cabe hacer notar lo siguiente: una cosa sorprendente que observaron estos científicos fue que el hábito de lavar los camotes entonces saltó y atravesó el mar. Las colonias de monos que había en otras islas y la manada del continente en Takasakiyama empezó a lavar sus camotes. Por lo tanto, cuando un determinado número crítico logra la conciencia, esta nueva conciencia se puede comunicar de una mente a otra. Si bien el número exacto puede variar, el fenómeno del Mono Número Cien significa que cuando apenas un número limitado de personas conoce una nueva forma, solo es propiedad consciente de esas personas.
    Pero hay un punto en el cual cuando una sola persona más sintoniza esta nueva conciencia, el campo se refuerza de tal manera que esta conciencia la adquieren casi todos.
    Si este cuasi absurdo ejemplo es aplicado a nuestra historia, no podemos menos que creer que la utopía bien puede transformarse en realidad palpable. Todo es cuestión de buenas costumbres y eficiencia en la forma de vivir. Eficiencia que indica un pensamiento sano e intenciones de ver en el otro un ser al que amar, comprender y respetar.
    Tal vez no sea tan difícil...
    Tal vez sólo tengamos que intentarlo...

 

Julio Archet

 

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