mujeres más originales que el pecado,
ninfas alegres esperando la cruz del Rey del Gólgota.
Subirán en el ala de la noche, cubiertas de vinagre,
la sed sangrante de estos tiempos.
Nadie las bajará en el acto o ascenderá al cielo.
De todos será el Reino del infierno y el amor,
fuego que los cuerpos lanzan al mismo Lucifer,
mientras el pan es la sombra de una mano abierta,
que deja caer la luz, que un Judas hace brillar en sus monedas.
Rolando Gabrielli / Marzo 9/2005