Si hay un distrito en el conurbano que ha visto crecer la pobreza y la marginalidad en forma geométrica en la última década es Morón. Sabbatella y su sucesor, Ghi el intendente, enarbolan banderas de igualdad y transparencia. Pero con ellas procuran esconder una realidad inocultable: más pobres en la vía y más políticos privilegiados.
Un centenar de linyeras y gente en situación de calle deambulan buscando comida en la basura o yacen entregados en las veredas; mientras a pocos metros funcionarios oficialistas abordan sus autos de alta gama rumbo a sus loft, countries, torres o barrios privados.
Los súper sueldos de muchos directores y secretarios municipales contrastan con los “sin techo”, ya archiconocidos por los transeúntes, se han convertido en un triste folklore del paisaje local: una mujer con tres chicos menores viven hace meses en la vereda por la calle Brown, frente al palacio municipal, bajo el sol de enero ante la total indiferencia de los funcionarios. El contraste entre los privilegiados del poder político y estos pobres es dramático.
Linyeras muriendo y la clase política vacacionando
Muchos adolescentes y menores de edad vagan en Morón abandonados a su suerte, excluidos del “derrame” de recursos presupuestarios. Los periodistas pautados hacen la vista gorda ante la expuesta pobreza local, cómplices también del lento genocidio.
Mientras muchos funcionarios sabbatellistas se van de vacaciones al Caribe, Europa o Costa Atlántica, los linyeras hurgan por alimento en los tachos de basura bajo las inclemencias del tiempo; la clase política los relativiza naturalizando la pobreza con la frase: “Pobres hay en todos lados” y dicen también que en el distrito hay menos pobres:
Es cierto, porque se van muriendo. El “Tucu”, un linyera que durante años vivía en la calle cuidando coches por monedas y comida, amaneció muerto a principio de enero boca arriba bajo un sol de 35° en la vereda de los bomberos, calle Larralde: fue crónica de una muerte anunciada.
La indiferencia sabbatellista que nivela hacia abajo
El pseudoprogresismo burgués se jacta de apoyar la causa de los pobres, pero los ignora olímpicamente en este distrito. Esta “planta permanente” de gente olvidada y marginada está excluida de los superávits municipales que bancan a más de 7.000 empleados públicos y 443 “superjefes” sin oficinas ni funciones, que parasitan sueldos del Estado.
No existe un programa social de emergencia para la gente en situación de calle en Morón, no hay proyecto municipal que incluya darles aseo, alimentos, atención sanitaria y psicológica y una vivienda digna. El municipio de Morón carece de un plan integral para combatir la pobreza local y tampoco jamás se intereso en tenerlo.
Según fuentes policiales muere una persona por semana en situación de calle y cada vez hay más linyeras estables en el distrito, se los ve mucho en el centro de Morón y Castelar, pero también en los barrios periféricos.
Desigualdad y miseria en el “Morón perfecto”
El testimonio fotográfico reciente es elocuente: pordioseros muriendo en la calle y discapacitados insanos mentalmente escarbando en los tachos de basura: un silencioso grupo (no rentable ni apto como votantes) es abandonado por los creadores del Morón paradisiaco virtual o sea, el gobierno sabbatellista; son los pobres y marginados testigos mudos y víctimas de los privilegios de la casta política. Ningún funcionario es inocente, será hora de pasarles a ellos una onerosa factura, y de todas las formas posibles.
Pedro Alejandro Ivanoff