Hace unos días, en una nota anterior de Tribuna de periodistas, mostrábamos fotos de personas en situación de calle en el nuestro distrito de Morón; una señora con tres chicos menores hacía meses mendigaba en la vereda de la calle Brown frente al palacio municipal.
Días después de publicado ese artículo, desapareció misteriosamente del centro de Morón, sin tener rastro de ellos, parece que la tierra se los hubiera tragado; si algún funcionario de Acción Social los ayudo a conseguir algún lugar nos gustaría saberlo para felicitarlo públicamente. Pero si esta gente simplemente desapareció, nos gustaría saber dónde está.
¿Casualmente se fueron por su cuenta? ¿O tal vez los trasladaron a una provincia a donde no molesten con su presencia? ¿O algo peor?
Esperamos saber sobre su paradero. Curiosamente, tres o cuatro linyeras también se evaporaron literalmente del centro de Morón días después de nuestra denuncia. ¿Estamos ante casos de desaparición forzada de personas? La investigación continuará.
En enero, la muerte del linyera apodado “el tucu” en la vereda de los bomberos de Morón, bajo un sol calcinante, fue la crónica de una muerte anunciada. Hace pocos años, en una nota de este mismo portal alerté sobre la situación de riesgo de vida del Tucu (y otros) cuya foto publiqué. Ahora está muerto.
Marginalidad en el paraíso moronense
Morón tiene uno de los mayores índices de gente en situación de calle del conurbano; no hay vereda donde no encontremos uno en el centro de Morón.
El nivel socio económico ha degradado dramáticamente bajo la administración Sabatella-Ghi, la recesión golpea también a los comercios, aunque se cobra uno de los impuestos más caros del gran Buenos Aires. En la plaza Laroche, por caso, una Iglesia evangelica brinda una olla popular varias veces a la semana, donde decenas de indigentes —y no tanto— concurren a comer su vianda a la noche. La pobreza crece.
La imagen de un Morón limpio y aceptable de hace más de una década atrás, hoy es un paisaje bizarro de delincuentes, marginales, mugre y prostíbulos alrededor de dicha plaza. Morón se parece mucho a Constitución.
El cartel luminoso de entrada al centro, en la Avenida Rivadavia y 9 de Julio, es una burla. Si hay algo que debería avergonzar al oficialismo es esta lamentable situación, que contrasta con los supersueldos y privilegios con que se han revestido con absoluta desfachatez. Morón se hunde lentamente y, como siempre, los más necesitados desaparecen rápidamente.
Pedro Alejandro Ivanoff