Morón figura en las estadísticas oficiales de la provincia de Buenos Aires como uno de partidos más inseguros distritos del conurbano. Los recientes asesinatos que tomaron estado público en los medios alarmaron aún más a los vecinos que hace un largo tiempo vienen movilizándose y reclamando sin obtener respuestas ante la administración sabbatellista del Intendente Lucas Ghi.

“Vecinos unidos Morón” viene realizando esto desde hace dos años, a través de un petitorio dirigido a la U.G.C N° 6 denunciaban una oleada delictiva contra supermercados, negocios, propiedades, vehículos, etc., y una zona liberada para el narcotráfico, consumo de estupefacientes y patotas alcoholizadas. Reclamaban mayor presencia policial, más iluminación, poda de árboles, limpieza de baldíos y más cámaras de seguridad: jamás fueron escuchados.

Este grupo de vecinos tiene un carácter totalmente apolítico y se reúnen cada semana invitando a sumar más moronenses. Aún son pocos, pero confían en concientizar a la mayoría. Algunas grupos en Facebook son https://www.facebook.com/vecinosunidosxseguridad, https://www.facebook.com/groups/324110427691473/ y www.facebook.com/morondenuncia. También hay otros grupos de vecinos que se están movilizando en forma autónoma.

Vecinos movilizados: un intendente paralizado y una oposición funcional

Las últimas marchas convocadas a través de las redes sociales, se dirigieron hacia la comisaria 4ta de Morón Sur (La Pavón) y hacia la plaza central de Morón, sin que ningún funcionario dé la cara. Todos comenzaron a “pasarse la pelota”; policías, jueces, políticos, concejales. Nadie se hizo ni hace cargo de los reclamos, ni siquiera uno de los el principal responsable del distrito, el Intendente Ghi; un mero instrumento del presidente del AFCSA, Martín Sabatella y autor de la desintegración social del partido.

El municipio jamás tuvo un plan integral de seguridad sustentable que abarque cada barrio. El garantismo de los derechos humanos tiene prioridad en el distrito por sobre las políticas contra el delito que debe ejercer el Estado, y no por eso se es menos democrático o progresista.

Mentiras verdaderas: ineptitud municipal y explicaciones que no cierran

El viernes 12 del corriente, el actual secretario de Seguridad, Juan Carlos Martínez, se reunió con los vecinos durante cuatro horas. Allí, les prometió armar un nuevo plan de seguridad, reparar el 20% de las cámaras de monitoreo que no funcionan, realizar un relevamiento del personal que maneja los vehículos de Seguridad Ciudadana (algunos tendrían causas penales) Y reparar los 22 móviles policiales que pertenecen al municipio (la mayoría en estado deplorable).

Martínez también les dijo que cuando viajó a Israel algunos años atrás, vio un sistema de seguridad muy completo, pero que es muy difícil de implementar acá porque “el software es muy caro” (sic). Si los funcionarios sabbatellistas redujeran sus supersueldos a la mitad y su turismo en comitiva al exterior sin dudas estaría el presupuesto para comprar dicho software.

Martínez, sin ruborizarse, también dijo que todas estas medidas se realizarán, pero que no hay fecha de comienzo ni de finalización. No hay que olvidar que el Secretario (un periodista radical converso al sabbatellismo) ya fue Jefe de Seguridad antes, con una gestión calamitosa y autoritaria, y fue uno de los responsables por omisión de la instalación del delito organizado en las calles del distrito. La comunidad no puede esperar nada más que decepciones bajo la custodia ciudadana de Martínez.

Fuerza de choque doble: barrabravas del gallo y policías amedrentan a los indignados

En abril de 2010, el entonces funcionario municipal Diego Spina —hoy presidente del club Deportivo Morón— advertía a los vecinos que reclamaban por la inseguridad que no iba a permitir movilizaciones “en nuestra plaza”. Unos días después, Carlos Fernández, integrante de dicha junta vecinal, recibió un llamado telefónico de alguien que se presentó como “el 3 de la Barra”, advirtiéndole que desistan de autoconvocarse.

En la marcha del 13 de marzo hubo un movimiento de barrabravas del gallo que monitoreaban a una cuadra el reclamo de los vecinos, en la Av. Pavón y en las siguientes marchas hacia la plaza central. Los vecinos advirtieron la presencia de barrabravas en la puerta y dentro del palacio municipal.

En cada marcha hay un inusual despliegue policial (y hasta de gendarmes) rodeando a los autoconvocados. El pasado viernes 12, se realizó otra marcha frente a la Central de Monitoreo Municipal, en la Avenida Irigoyen, y aunque la convocatoria sumó solo 40 personas, los funcionarios del lugar se atrincheraron con 30 policías y 5 patrulleros frente al edificio. Los vecinos entre el temor y el estupor se preguntaban cómo era posible semejante dispendio policial cuando eran necesarios en otros barrios.

El sabbatellismo de Ghi aplica una política intimidatoria, un combo de barrabravas y policías para amedrentar a los vecinos que reclaman por sus derechos a la seguridad, practicando una versión light de terrorismo del estado municipal. Un sector de los barrabravas duros responde totalmente a Spina, ya que el municipio financia al Deportivo Morón con 500.000 pesos mensuales por partida extrapresupuestaria.

La policía, solo cumple órdenes. Un oficial de calle, en la última marcha, afirmó que no están de acuerdo que sean utilizados contra los vecinos.

Boicots ingeniosos y rapiñas sin escrúpulos

El sabbatellistmo elabora ingeniosas formas para desarticular las marchas. Hace 15 días, apenas supieron que la convocatoria era en la plaza central a la noche, coparon con camiones y vehículos media plaza. Un aparatoso despliegue disfrazado de ayuda solidaria, cargando centenares de cajas para los inundados de La Plata, y buscando así neutralizar la marcha que se desarrollaba en la otra mitad del lugar, bajo el monumento a San Martin.

Tres testigos oculares de la feria artesanal vieron cómo empleados sabbatellistas rapiñaban las mejores prendas de vestir y alimentos, separando para sí lo mejor. Los sabbatellistas, utilizando sus pecheras partidarias, se atribuyeron una solidaridad propia que en realidad es anónima. La solidaridad militante se transformó en una triste carroña.

Otra forma es infiltrándose en las redes sociales y realizando inteligencia, y otra más burda es enviar empleados de segunda línea a increpar a directamente a los vecinos en dichas marchas.

Zona liberada para convictos y marginales en el “Morón paradisiaco”

Morón se ha convertido en los últimos trece años en un reducto de reos con libertad condicional, exconvictos, piratas del asfalto, narcotraficantes, proxenetas de más de 200 prostíbulos, (algunos con menores de edad) y bandas del crimen organizado a escala superlativa.

Durante horas hay grandes franjas donde no existe presencia policial. El presupuesto para seguridad es de un magro 3.5% (28 millones de pesos) uno de los más bajos del conurbano. Hay delincuentes “reinsertados” en las calles de Morón trabajando con contratos municipales bajo un supuesto programa de rehabilitación en libertad. ¿Lo sabrán los contribuyentes?

Aunque las estadísticas son categóricas al afirmar que la mayoría de los delitos son cometidos por reincidentes, el sabbatellismo dice que son solo “buenos muchachos que equivocaron el camino”. Si creen eso realmente sería bueno que los reinserten en sus casas y countries y los tomen a su cargo. Este es el pseudoprogresismo burgués, y apesta.

El propio Intendente sufrió hace días una entradera a punta de pistola en la casa de sus suegros, y días después desvalijaron dicha casa. Si no es una puesta en escena, Ghi debería despertar a la realidad de que la inseguridad también golpea a su puerta.

Martínez también prometió a los vecinos implementar un sistema de monitoreo virtual en la villa Carlos Gardel del Palomar. ¿Por qué un “Gran hermano” en ese barrio, si los sabbatellistas afirman que el 90% de sus habitantes son gente honesta y trabajadora?

 Fuentes judiciales consultadas aseguran que el 80% de los delitos cometidos en todo Morón son realizados por delincuentes que viven en la Carlos Gardel.

Lo cierto que en la gran marcha nacional del 18 de abril se espera que grupos autoconvocados de vecinos confluyan en la plaza central de Morón. Se espera que sea masiva, pacífica y sin barrabravas ni policías. Los vecinos merecen un espacio de reclamo libre y sin amenazas, y el periodismo independiente debe ser garante de este derecho a la expresión ciudadana.

Pedro Alejandro Ivanoff