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El "Grupo Clarín" no escarmienta

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LOS PAPELES DEL DOCTOR VAN DER KERKOOF
LOS PAPELES DEL DOCTOR VAN DER KERKOOF

“Todo por dos pesos” constituyó un hito en la televisión de aire argentina al combinar el humor inteligente con cuotas de cuidadoso absurdo. Sus conductores, Fabio Alberti y Diego Capusotto, se reían de todo lo que circulaba por ahí, y así generaron oleadas de incondicionales seguidores. Pero también, se contaban por bastantes aquellos que ni siquiera esbozaban una sonrisa por sus disparatadas ocurrencias y se adscribieron así a las filas de los que los execraban. Uno de ellos fue Eduardo van der Kooy, quien en su habitual artículo de los domingos en Clarín les mandó munición gruesa. Pero los rápidos e insufribles cómicos recogieron el guante, y le respondieron como mejor sabían hacer. Elaboraron un desopilante skecth en el que el protagonista era un tal doctor Van der Keerkof, una especie de "chupasangre" que era blanco de burlas hilarantes y se lo hacía pasar por situaciones altamente ridículas.

 

Van der Kooy-Van der Kerkoof posee una obsesión dominante, que deja traslucir en varias ocasiones cuando elabora un escrito. Es la del orden social, constantemente vulnerado según su óptica por la protesta de sectores disidentes con la administración pingüinera: “El Gobierno endureció su discurso sobre el conflicto social. Primero fueron las advertencias que hizo Néstor Kirchner hace días sobre las protestas piqueteros. Ayer fue Aníbal Fernández quien aseguró que frente al viejo desafío “es hora de tomar el toro por las astas”. Esas palabras tuvieron, sin dudas, la venia presidencial.

(…) La jornada de ayer fue, en un momento, una radiografía de esa realidad y también una aproximación al colapso. El acceso desde el sur a Capital se hizo tortuoso por la ocupación que los piqueteros hicieron del Puente Pueyrredón. La entrada desde el norte estuvo bloqueada cuando los trabajadores del SMATA cortaron la Panamericana a la altura de Pacheco.

Aquí pudo influir un sistema de toma de decisiones perezoso por parte del Gobierno. La obstrucción del Puente Pueyrredón no fue una sorpresa ni una novedad: pero viene faltando acuerdo y previsión entre la Policía Bonaerense y la Federal para hacerse cargo del tema. El conflicto del SMATA tampoco estalló de la noche a la mañana; pero el Ministerio de Trabajo pareció tener reflejos lentos para una situación que exigió tener reacciones rápidas.

El Gobierno había logrado, en el último año, reducir el volumen y el número de las manifestaciones piqueteras. La apreciación inicial se mantiene inalterable pero las interrupciones en la vía pública se han vuelto a multiplicar. Ese es un retroceso objetivo que Néstor Kirchner no se podría permitir en un año de examen electoral.

De allí las palabras del ministro del Interior. Y una decisión acordada con el Presidente que se empezara a instrumentar la semana próxima con un mecanismo –la saturación policial- similar al que se implementó después de los episodios del año pasado ante la Legislatura porteña. Se tratará de garantizar la libre circulación y, sobre todo, evitar el aislamiento recurrente en que queda sumida la Capital.

(…) Es cierto que no deberían confundirse los conflictos derivados de reclamos salariales con las protestas de organizaciones piqueteras en las cuales el contenido social ha sido desdibujado por el interés político. Pero, en el cualquier caso, el Gobierno parece enfrentado a una disyuntiva similar: lo que está en discusión, más allá de las ideologías, es el sentido de orden social y tranquilidad en la vía pública” (Clarín, miércoles 8 de junio).

Resulta particularmente encuadrar este artículo con los acontecimientos del 26 de junio de 2002, cuyo juicio está actualmente en curso, y con el citado episodio de la Legislatura porteña del 16 de julio de 2004. Como se sabe, en el primero de los nombrados la mentada saturación de la Federal y la Bonaerense, incluyendo a la Gendarmería y la Prefectura Naval, produjeron una cacería humana con un saldo de dos muertos y una treintena de heridos de balas de plomo. Y en aquel viernes 16 de julio del año pasado, una banda de fácilmente identificables lumpen todo servicio provocó los comentados incidentes frente a la puerta de Perú 160, ante la mirada displicente de efectivos de la Federal camuflados de civil. Como se citó anteriormente en este sitio, esta fue la excusa ideal para voltear a Gustavo Béliz y a Norberto Quantín, permitiendo que la Secretaría de Seguridad volviera a la órbita del Ministerio del Interior.

 

Ese rebrote tan temido

Al día siguiente de estos sucesos narrados, sábado 17 de julio, Van der Kooy- Van der Kerkoof hizo expresa mención que el ataque al centenario edificio de la Legislatura porteña había sido perpetrado por grupos piqueteros. Además, puntualizó que la ex sede del Concejo Deliberante porteño había sido incendiada, cuando en realidad se pudo ver en televisión que sólo se trató de un conato ígneo en la aludida puerta de Perú 160 (paradójicamente custodiada por Santiago El Gitano Lancry, uno de los cabezas de la 12 boquense).

En los días posteriores, sugestivamente desaparecieron del sitio Clarín digital los videos de esa jornada que habían sido obtenidos por la señal de cable Todo Noticias. ¿Otra casualidad permanente?. De suyo que no.

La obsesión dominante de Van der Kooy- Van der Kerkoof por la implementación del orden social y la tranquilidad en la vía pública es una constante en el multimedio del que forma parte. A toda hora, sus principales voceros hacen alusión al caos de tránsito que se genera cuando algún sector reprodido de promesas incumplidas saca a relucir su bronca a la calle. Por más que es cierto que muchos se ven perjudicados por este tipo de medidas de fuerza, no es menos certero que en este país (Discépolo dixit) el que no llora, no mama. De acuerdo a esto, queda en el aire la duda maldita si lo que proponen no tan solapadamente algunos jetones del referido multimedio, es la represión cruda, lisa y llana.

Habría que preguntarles a los dilectos miembros del Gobierno nacional, sobre todo al imaginativo y locuaz Aníbal Fernández, que receta tienen bajo la manga que no incluya ese amargo medicamento. Pues la única que existe, que excluye las balas y los palos, es una sola: la creación de puestos de trabajo genuinos.

 

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