-Atentado: agresión contra la vida o la integridad física o moral de una persona. 
    -Atentado: acción contraria a un principio u orden que se considera recto.
    -Atentado: palabra tremenda y elocuente que escuché hasta el hartazgo en las noticias de hoy.
    El diccionario no me ayuda a encontrar lo que busco en estos momentos. El diccionario es formal y limitado frente a las sensaciones concretas del dolor cotidiano.
    Mientras miro la televisión, reflejando el impacto de varios ataques a las costillas de Londres, no puedo terminar de recordar el significado de la palabra atentado.
    Es increíble cómo las palabras se quedan cortas frente a la crudeza de la vida real. Y las definiciones no llegan a contener el verdadero significado de los conceptos.
    Escuché en estas últimas horas las idioteces más increíbles acerca de la justificación de la muerte.
    Pude ver en los ojos de gente que conozco, el espejo del odio racial más injustificado que pueda existir.
    Algunos, culpando a los propios ciudadanos londinenses. Otros diciendo que la culpa es de los yankis, que ellos indirectamente provocaron tal represalia.
    En el medio de todo eso, sólo se que murieron un montón de personas inocentes. Lo que es decir, gente que pasaba por ahí y planeaba pasar un día más de sus vidas, sin sobresaltos.
    Lo que es decir, gente que no esperaba encontrar la muerte de manera tan absurda.
    Es decir, gente… Simplemente, gente.
    Eso es lo que realmente importa. Lo demás importa tres carajos. Intereses, negocios, pactos secretos, armas, terrorismo, acuerdos de paz … son sólo excusas para esquivar la verdadera discusión.
    Lo importante es que esa gente ya no está. Gente que soñaba vaya uno a saber con qué y que vio sus sueños truncados por la locura de tres o cuatro hijos de puta.
    Gente como nosotros. Sin diferencia alguna.
    Lo peor de todo, es que algunos justifican lo sucedido, diciendo que "esas muertes servirán para entender que EEUU no debe meterse en temas de… bla, bla, bla". Otros aseguran que era algo necesario.
    Eso tiene un solo nombre: idiotez.
    Es patético ese vernáculo pensamiento billar, utilizado hasta el hartazgo por algunos idiotas. Pensamiento que podría definirse así: Hago "tal cosa" porque en realidad necesito "aquello" para llegar a "tal otra". Según palabras de un mal colega, "hay que permitir que esto suceda para que Estados Unidos sea aleccionado". Patético.
    Y mientras tanto nada justifica la muerte. Nada.
    Un filósofo dijo alguna vez que "matar a una persona por defender un ideal no es defender un ideal, es matar una persona". Es duro pero cierto.
    Y hay algo peor que matar a una persona: matarla dos veces. Cuando justificamos algunas de esas muertes, estamos haciendo eso mismo. Volvemos a matarlos.
    Aprendamos de una buena vez. La lección es tremenda, pero inevitable.
    Es hora de asimilar que el odio nunca es bueno. Y menos aún al extremo de no permitirnos descubrir que somos todos parte de lo mismo.
    Parte de esa misma esencia que tantas veces criticamos en los demás...

Christian Sanz