Lindo desmanejo hizo Cambiemos con la Oficina Anticorrupción, que por ley la debería manejar un abogado de la oposición -ya que debe controlar qué está haciendo el estado: las cuentas, licitaciones, contrataciones, declaraciones juradas de funcionarios, etc-. En cambio, la modificaron para que pueda entrar una amiga del Poder (macrista), que no es abogada (y por ende no habilitada), y que se dedica a hacer la vista gorda y a encubrir casos resonantes que involucran al actual gobierno. Cualquier parecido con el kirchnerismo es pura coincidencia. Ah, por cierto, sra. "La Abuela", ¿le parece bien Fernando Iglesias en la oficina anticorrupción? ¡Seguro! Cambiemos a una macrista inoperante por un profesor de voley gorila recalcitrante... ¿Qué puede salir mal?

Fernando TODO

Total después le sacamos la plata a las Cajas de Jubilaciones

Para la abuela, cómo que a Fernando Iglesias no se le escapa una ? este tipo la va de que se las sabe todas y convalida la falsedad de Cristina que ganó con el 54 % cuando en realidad ganó con el 35.9 %. A partir de ahí se come parte del relato K sin problemas.

En principio, la nota no muestra nada sorprendente ni contradictorio. La enorme mayoría de los funcionarios electos y políticos, y Laura Alonso es uno de ellos, no tiene los conocimientos ni la paciencia ni la formación necesaria para evaluar procedimientos administrativos y mucho menos para evaluar los fallos que dan lugar a situaciones de arbitrariedades personales y corrupción. Esto tiene directa relación con la noticia sobre el ministerio de modernización y el diseño de sistemas. Sea Cambiemos o cualquier otro, es un problema del país. Es casi una degeneración cukltural generalizada y no sé porqué puse el casi. Cualquiera que tenga la oportunidad de definir un procedimiento administrativo cree que la manera exitosa y digna de comportarse es como si fuera un lactante caprichoso. De modo que los procedimientos y sistemas, de un modo muy similar a l diseño de los edificios públicos, suelen responder a los deseos y "necesidades" de los funcionarios y empleados y nunca reparan en la racionalidad ni mucho menos en la comodidad o los derechos del contribuyente. Del mismo modo que hacen edificios municipales donde todo el espacio y las comodidades, incluyendo posibilidades de estacionamiento, son para los empleados y casi ninguna para el contribuyente que concurre a hacer un trámite, los tipos idean sistemas donde no está previsto que registren una presentación personal, o donde no está previsto que el contribuyente se lleve un comprobante de su presentación y mucho menos una respuesta.