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Somos vasallos del rey Estado y su nobleza

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La tiranía del igualitarismo
La tiranía del igualitarismo

“¿Cómo enseñar a los hombres a desear la libertad, a comprenderla, a prepararse para ella?”. Lord Acton.

 

Este acertijo que planteó Lord Acton, es el que tenemos que resolver los argentinos que amamos la libertad y que nos resistimos a sacrificarla en el altar de la seguridad esclava. Los mismos argentinos que no estamos dispuestos a tolerar, que se inmole la igualdad de derecho en manos de la moral gris de la igualdad de hecho; esa moral que es el refugio de los mediocres, de los parásitos y de los holgazanes; instrumento de extorsión de la monarquía estatal y de sus acólitos; herramienta hecha de prebendas y prerrogativas disfrazadas de solidaridad y equidad.

Alberdi nos advertía sobre “la tiranía de la Patria” la que en su nombre “sumerge y ahoga la libertad de los individuos”. Hoy que no hay guerras de independencia, ni “la Patria está en peligro”; los políticos, para mantener su poder, refundaron sus discursos y nos impusieron “la tiranía del igualitarismo”.

Y abrazados a esta corriente de pensamiento, llegamos a convertirnos en el país pobre, mediocre y cobarde que tenemos hoy; patria en la que el que se destaca es pisoteado, en la que vale lo mismo educarse o no, en la que importa más el acomodo que el mérito, en el que el esfuerzo perece ante el amiguismo y el trabajo ante la limosna.

Todo esto se ha ido orquestando desde hace décadas; la impericia, negligencia o complicidad de la corporación político/sindicalista/burócrata/empretrucha, ha creado un monstruo de explotación cuya victima somos nosotros.

Estamos condenados a utilizar el proveedor de cable o de electricidad que el gobierno autoriza (negociado), el médico y la clínica que la obra social autoriza, el sindicato y la obra social que nos imponen; no podemos elegir entre uber o taxi, ni entre planes de estudios diferentes del que dicta el iluminado de turno que ocupa el Ministerio; tampoco podemos optar entre otras compañías de telefonía o de internet diferentes a las que nos tienen colonizados hace años.

El gobierno ha tejido una telaraña burocrática, parasitaria y extorsiva, financiada con nuestros impuestos y sufrida por nuestros derechos; una telaraña en la que nosotros somos la mosca y las arañas que alimentamos son los burócratas, los políticos y sus socios, los sindicalistas, los empresarios prebendarios y la caterva de punteros y planeros parasitarios.

Nos seducen con “nuevos derechos” inventados, que son sólo trampas dialécticas; con seguridades que no son más que cadenas, o con “beneficios sociales” que son apenas una migaja de los que nos sacan. Y no nos dan las dos seguridades que deberían asegurar: la libertad de no ser apuñalado en la primera esquina y la defensa de mis derechos en la justicia.

Nos engatusan culpando de nuestros males al FMI, a los vendepatria, a los oligarcas, a los empresarios o a los “insensibles” que los ponemos en evidencia con nuestra mala onda; mientras tanto, la asociación ilícita político/sindicalista/burócrata/empretrucha se ríe a carcajadas de vos, de mí y de todos los que los mantenemos.

Los patriotas que imaginaron la Argentina temían que estas cosas pudiesen pasar, y sabían que existía sólo un antídoto para este veneno. Así lo dejó en claro Juan Bautista Alberdi hace 150 años: “no hay en el mundo posición más ridícula, que la que se dan a sí mismos los hombres más ilustrados y serios de un país democrático, que dejan por su abstención, en manos de los mismos hombres que ellos reconocen como bandidos y facinerosos, los intereses de su honor, de su vida y los destinos de sus familias y bienes”.

Este gran tucumano nos aclara que “las sociedades que esperan su felicidad de la mano de sus Gobiernos esperan una cosa que es contraria a la naturaleza” y agrega “el egoísmo bien entendido de los ciudadanos, sólo es un vicio para el egoísmo de los Gobiernos que personifican a los Estados”.

¿Y cómo se soluciona? El mismo Alberdi nos da una pista: “El primer deber de una gran revolución, hecha con la pretensión de cambiar de régimen social de gobierno, es cambiar la contextura social que tuvo por objeto hacer del pueblo colonial una máquina fiscal productora de fuerza y de provecho en servicio de su dueño y fundador metropolitano. De otro modo, las rentas y productos de la tierra y del trabajo anual del pueblo seguirían yendo bajo la república nominal adonde fuesen bajo la monarquía efectiva: ¿Adónde, por ejemplo? A todas partes menos, a manos del pueblo”.

 

4 comentarios Dejá tu comentario

  1. Por eso vemos como reaccionan todos los Sindicalistas, con mas huelgas, paros, piquetes de toda indole, por cualquier razón, en nombre de la defensa de los "derechos de los trabajadores". Cuando en realidad estos estan defendiendose de la persecución de la Justicia. Provocando el caos continuo para seguir disfrutando de la Impunidad otorgada por anteriores gobiernos populistas. Basta a la extorción gremial.

  2. Amamos la libertad, pero no amamos la Verdad. La libertad no nos hace verdaderos, es la Verdad la que nos hace libres. Sin Verdad no hay equidad posible La equidad se establece en el orden, y el orden es jerárquico. El igualitarismo se establece con la corrupción de la jerarquía, la apostasía de un Bien Supremo al qué subordinar todas las cosas, la corrupción de la inteligencia y del lenguaje. La libertad es el "modo del ser inteligente", no puede ser omnímoda sino subordinada a la Verdad rectora que le impone el para. Libertad para trabajar, para pensar, para caminar, para mercar; en el orden. No para robar, para el error, para atropellar, para imponer la fornicación libre (total lo mato). La inteligencia tiene como objeto la Verdad que mueve la voluntad libremente al bien. Optar por el error es el primer mal que deriva hacia la esclavitud de las pasiones y de los banqueros. El "respeto por la opinión" deriva en el respeto al error. El error se combate por ser el principio del mal. El "respeto por el otro" identificado con el error es la postura inaceptable de aceptación del error encarnado. Tiene un lado satánico, anticrístico. La libertad os hará verdaderos. “Entre todos” agrediéndose “respetuosamente” se alcanza la Democracia. En el chiquero cretinizado y envilecido “pensamos el país que queremos”. La Patria no está en peligro, está agonizando en el suelo. Está pisoteada por la piara que la caga y la hoza.

  3. Yo era de los que trabajaba con la hipòtesis de que la causa de los males de este paìs era la apariciòn del coronel Peròn y de su aglutinante movimiento en la escena polìtica argentina. Hoy, me doy cuenta de que debo modificar mi hipòtesis, toda vez que desde su nefasta apariciòn, no hubo fuerza y/o espacio polìtica que superara su concepciòn de Estado ni su forma de ejercer el poder polìtico. Tan asì, que la historia me demuestra que tanto los que los que lo siguen como los que lo aborrecen, en mayor o menor medida se apegan a sus cruentos y criticables mètodos al momento d eejercer el control del gobierno. argentina se debe la creaciòn de una verdadera fuerza polìtica progre de una vez por todas, hecho que a mi entender sòlo acecerà luego de que se alce una revoluciòn cultural profunda en el seno de la sociedad. Habrà que esperar que un siglo suceda a otro...

  4. Justamente dijo que había Peronismo para 100 años. Otra que también dijo es que la composición política de la Argentina era de 33 % de radicales, 33 5 de Conservadores y 33 % de socialistas ¿como y los peronistas? Ah.. peronistas son TODOS, p`ruebas a la vista.

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