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Macri no tiene paz, el espejo de Frondizi

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Chau Cuadernos, volvió el infierno
Chau Cuadernos, volvió el infierno

Si finalmente es cesado como pide un coro polifónico, podrá sustituir a la voluptuosa Sol Pérez en los weather channel de la Argentina. El optimista Marcos Peña, nuevo malo del film y mentor del cansador concepto “tormenta” que tanto ha hecho carne en su jefe presidente, esta vez la embocó para la historia. Como Santa Rosa, el dólar no ha faltado a la cita del 30/8 haciendo ver que al desgastado team macrista le cuesta convencer de que el futuro es nuestro.

 

Cuando navegás sin rumbo, ningún viento es favorable. Y no te alivian ni la montaña de morlacos prometidos por el FMI ni las impudicias que sigue exhibiendo la causa Cuadernos, ensuciando a empresarios top que pactaron antes, durante y después de los Kirchner, ilícitos deplorables.

Mauricio Macri no tiene paz, como le pasó a don Arturo Frondizi, camino a ser su mejor espejo en la destrozada historia de la frustración nacional. Recién se había bajado del helicóptero (vaya palabra) desde Vaca Muerta, donde del brazo del gran Paolo Rocca (otro manchado por el Centenazo) y los popes de YPF, había resumido que en el fracking, hoy líder en inversión extranjera e innovación tecnológica, está la clave de la resurrección nacional. Aunque el sector, que aún no es la locomotora soñada sino un tren que avanza cauteloso en medio de incertidumbres sobre la sustentabilidad del modelo, en sigilo se pregunta cómo será el reparto de la renta energética a la luz de los bandazos del pasado.

En un país que hizo la ruta superávit-autoabastecimiento-deficit de oil&gas, y sin escalas, los planes de volver a exportar dentro de poco gas a Chile y a otras latitudes alienta tanto entusiasmo como dudas entre los petroleros. La energía, madre de batallas, es la mejor síntesis de los desvaríos vernáculos. Venteadora de gas base de nuestra matriz por décadas, come reservas sin límites tras las privatizaciones, devaluada y corrompida hasta el paroxismo durante la larga dékada, el macrismo creyó por ingenuidad o por cinismo, sus ecuaciones con el tarifazo de 2016, un pecado original que todavía sigue pagando porque condenó a millones de consumidores de la superpoblada área metropolitana a la zozobra.

Aunque las distribuidoras sostengan que la tarifa social resuelve el desastre, la factura de servicios al comercio, industria y hogares es la mejor fogata posible para los votos de Cambiemos. Que no aprende a moderar su grandilocuencia naif, cuando Mauricio sostiene, liviano, que Vaca Muerta nos dará la energía más barata del mundo. “Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”, decía Perón.

“Julio te prepara, agosto te lleva”. El mes terminó como velorio en la City porteña, con 42 en la pizarra. Un deja vu del 2001, con fiestitas íntimas en la bolsa, que rebotó en algunos papeles, porque la debacle es buena ocasión para gangas o para recomprar tu capital. Por afuera de la timba financiera, la Argentina es un tango. Dramática jornada, ayer fue bajar las persianas y a esperar, porque si vendes, por ahí mañana no repones stock. Con 50 años de esto, podemos dar cátedra.

En medio de este incendio colosal, Maru Vidal y Rogelio Frigerio han dicho lo suyo. La bonaerense blanqueó que se vienen tiempos difíciles y el de Interior reclama gestos de la política. Con Carrió y los radicales en el colmo de la prudencia porque el horno quema, la coalición siente por estas horas que tiene pocas balas en el tambor. El lunes un deshilachado Dujovne, que llegó tarde a esta fiestita y no le encuentra la vuelta, tratará de calmar los mercados, ante el escepticismo general ganado a pulso.

Mientras tanto, el otrora “mejor gobierno de la historia”, el elenco de outsiders bilingües que invocaban transparencias, vive sus propias incomodidades. Pertenecer tiene sus privilegios, pero también servidumbres: Wall St. y FMI tienen sus recetas diversas. Shock de ajuste o gran acuerdo nacional, pero hagan algo. El agroministro Luis Etchevehere y el más flamante, el productivo Dante Sica, deberán conciliar ante sus conciencias y auditorios fieles este horizonte penoso. Y explicar a inversores y lobbies la urgente necesidad de retocar o reponer impuestos a las exportaciones, a la agroindustria y a la minería. Si te vas o te van, como Carlos Melconian o Juan José Aranguren en las últimas horas, podrás hablar relajadamente de errores auto infringidos.

Las redes y los portales hierven, no sólo reclamando que Mauricio mueva el banco de suplentes o augurándole el helicóptero y saqueos, dos clásicos del folklore peronista. Quién es capaz de hacer volar todo por el aire. ¿Brito, los Eskenazi y otros banqueros y financistas, salpicados por el insólito Lava Jato de Bonadio, o los fondos Templeton y BlackRock, que habrían perdido millones por confiar en los Caputo boys?

Pero hay lecturas más sutiles o más siniestras. Como que no fueron errores forzados sino actos deliberados el spot de Macri y el brulote de Peña que despeñaron el peso a 34 y hasta 42, respectivamente. Hagámoslo rápido y terminemos ya con esta angustia, y si tienes el dato o el olfato te forras, sino te jodiste.

Son tiempos de sueños y pesadillas macro, y de miserias y dramas micro. Hasta Santa Rosa venía madurando en briefs reservados el check list de la competitividad. Si no se ensaña otra vez la sequía, 130 millones de toneladas de granos serán un buen sostén para soñar el 2019 electoral, económico y social, con el Caribe sólo en fotos, porque este peso no vale nada. Cristiano Rattazzi, siempre suelto de cuerpo, ha dicho en el Council de las Américas que el dólar inédito es una oportunidad inigualable para las pymes exportadoras, como si la debacle de la moneda no impactara en insumos y precios, comenzando por los combustibles, hoy free price.

Macri Weather Channel breaking news: nuestros globos aerostáticos dicen que pasó la época de tormentas y se viene la de huracanes. El tifón del #25S será una huelga masiva por el malhumor social. Muy lejos está ese martes y hasta entonces pulularán todo tipo de traiciones y operaciones, adentro y afuera del peronismo, como es de rigor.

El cielo está encapotado. Llegó la recesión y no hay inversiones a la vista, obviamente. Basta de tips, ni gran oportunidad histórica ni pollas en vinagre. Herencia, mala praxis, ponele hache, esto es una desgracia por donde se la mire. Además de las carestías y privaciones, millones de argentinos sospechan con fundamento que sus gobernantes y elites empresariales, sindicales y políticas corruptas hace tiempo no saben qué hacer con este gran país, más allá de sus negocios de ocasión.

 

1 comentario Dejá tu comentario

  1. El autor se empeña en poner a todos en la misma bolsa. Típico de peronista que quiere un "que se vayan todos" para que vuelva la mafia de siempre, la que nunca se fue y protege a Menem y Kristina , entre otros, en el Senado.

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