Que basura de Derecha este diario!!!

Lo de chile está todo armado. Los rusos y chinos fomentan a los mediocres y resentidos sudacas con el verso de la izquierda para desestabilizar países que prosperan con esfuerzo y trabajo. Todo armado. Esos documentos tienen todo de cierto, en mayor o menor grado. El zurdaje es una enfermedad mental y se aprovecha de que en Sudamérica hay muchos pobres tipos sin educación o con educación estatal que fue colonizada por el zurdaje mediocre y perdedor que no puede aspirar a ninguna otra profesión porque no les dá la cabeza o la voluntad de trabajo y se hacen docentes porque es fácil (la clase de docente del zurdo, no el viejo docente de antes )

Patricia Placidi me refería a los índices envidiables en distintos aspectos que había logrado alcanzar avalados por distintos organismos internacionales y que eran fácilmente verificables. (Yo estuve allí hace algunos años).

La imbécil de Placidi no puede ocultar su arrogancia argenta ante progresos que no fueron del neoliberalismo sino de una gestión socialdemócrata en los gobiernos de la Concertación por la Democracia. En mi país se ha derrotado la desnutrición y la pediatría chilena ha reducido la mortalidad infantil por nacimiento, un logro que ha convertido a esa rama en la medicina chilena en una de las mejores del planeta. La famosa tradición del velorio del angelito que inmortalizó Violeta Parra en una de sus canciones es cosa del pasado, ya es una tradición cultural felizmente acabada. El ilustre médico chileno pediatra, Julio Meneghello ha sido el inventor del suero de hidratación para combatir la diarrea infantil en países subdesarrollados, invención de la que se derivaron las sales de hidratación oral. El manuel de pediatría que este ilustre hjombre de ciencias escribió sigue siendo material de consulta en países de Centroamérica. Meneghello es uno de los científicos latinoamericanos injustamente olvidados por la Academia Sueca de ciencias para la entrega de premios Nobel para medicina. Y para variar no me canso de encontrar cada día inmigrantes de países vecinos arribando a Chile. Gran parte de los chóferes de buses en Antofagasta son peruanos. La mugrienta de Placidi no se hace cargo de los venezolanos que se suben en los transportes de locomoción colectiva para pedir monedas o cambiar los billetes de bolívares como colección a cambio de dinero chileno para sobrevivir en su radicación en Chile. Tan malos somos los chilenos que los chóferes de buses, locales o peruanos, dejan entrar a esos inmigrantes venezolanos sin cobrarles para que mendiguen dinero.

Ahora bien, EEUU no tiene moral para meterse con nosotros después del enorme daño que nos hizo promoviendo el golpe militar de septiembre de 1973. Ese daño lo seguimos pagando y la lucha por una nueva constitución es para dejar atrás el infame legado institucional del último gobierno militar. En cuanto al partido Comunista chileno no tiene moral para encabezar ni ponerse al frente de un movimiento surgido de la ciudadanía. La izquierda chilena extrema en su conjunto está infiltrada por la política nefasta de La Habana que para garantizar su supervivencia se alía a los profundos intereses fascistas de Argentina o Brasil para controlar una inmensa región. Tanto Argentina como Brasil apoyan la mendaz demanda boliviana. El carácter de esta última se haya contradicho por documentos coloniales oficiales del Virreinato del Perú que señalan que el virreinato peruano limitaba al sur con la Capitanía General de Chile a la altura de la desembocadura del río Loa. Mi país es el chivo expiatorio de la región y los cafishios dirigentes comunistas cubanos, explotadores de jineteras, quienes para garantizar la alimentación de su país (que nunca dejó de ser un prostíbulo) se acoge al costado protector de las burguesías fascistas argentina y brasileña. La izquierda chilena da asco y lástima Y conste que no defiendo a los fachos pobres que apoyan las políticas de derecha. Sólo espero que derrotemos a la impunidad de la derecha y la izquierda chilena obtenga una lección de humildad que la haga reflexionar.