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A 75 años de su creación, el estrepitoso fracaso de las Naciones Unidas

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De respetarse una sola doctrina, "la responsabilidad de proteger" hubiera cumplido con su razón de ser
De respetarse una sola doctrina, "la responsabilidad de proteger” hubiera cumplido con su razón de ser

En secreto, como si estuviera en falta, el presidente de BielorrusiaAleksandr Lukashenko, asumió su sexto mandato. Juró «servir al pueblo de la República de Bielorrusia, respetar y proteger los derechos y libertades de las personas y los ciudadanos». Una ironía, casi, después de 26 años en el cargo y de la brutal represión de las protestas tras las elecciones del 9 de agosto. Quizá como el primer golpe de Estado durante la pandemia. El de Mali, apoyado por la población tras dos meses de concentraciones multitudinarias contra el régimen de Ibrahim Bouabakar Keita, alias IBK. ¿Naciones Unidas?

 

Naciones Unidas expresó su “gran preocupación por las denuncias de tortura y otros tratos crueles e inhumanos a las personas detenidas” en Bielorrusia, cuyo gobierno no ha sido reconocido por la Unión Europea, y abogar por las paz en MaliÁfrica. ¿Qué más podía hacer frente al atropello del régimen de Lukashenko después de renovar su mandato en elecciones no supervisadas por ningún organismo internacional bajo el padrinazgo de Rusia, miembro permanente del Consejo de Seguridad con Gran BretañaChinaFrancia y Estados Unidos, y otro en el cual las fuerzas de paz, los cascos azules, soslayaron trifulcas étnicas desde 2019?

Esos dilemas y otros, como las denuncias de violaciones de los derechos humanos en Venezuela o las protestas contra la segregación racial y la violencia policial en Estados Unidos, dejaron ver la falta de liderazgo de la ONU en un aniversario atípico, el número 75, con gradas vacías y discursos grabados en medio de la pandemia. A la cual tampoco ha podido dar una respuesta acorde con las circunstancias. Excepcionales, desde luego. Lejos quedó el pedido del secretario general, António Guterres, de “silenciar las armas” durante la crisis sanitaria global mientras China e India se enzarzaban en la frontera y otros conflictos estallaban o se extendían como si nada.

No sólo eso. China, cuna del coronarivus, descafeinó de la mano de Rusia el papel del Consejo de Seguridad, el órgano más importante de la ONU, razón por la cual Estados Unidos, con Donald Trump obsesionado en ser reelegido, retiró los fondos asignados a la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Las grandes potencias consiguen la ONU que quieren, no la que el mundo necesita”, concluye Richard Haass, presidente del Council on Foreign Relations. El nuevo orden mundial se nutre de espasmos nacionalistas. Los líderes autócratas, aunque militen en aceras apuestas, se admiran y se protegen entre sí.

De respetarse una sola doctrina de la ONU, la de la “la responsabilidad de proteger”, el mundo no hubiera lamentado matanzas como la de Ruanda o arbitrariedades como la segunda guerra contra Irak y la anexión rusa de Crimea, entre otras. Tampoco hubiera permitido la enésima reelección de Lukashenko, el ascenso al poder de los militares en Mali, los ensayos nucleares del régimen de Corea del Norte, la represión contra los rohinyá en Myanmar o el incumplimiento y la deserción del Acuerdo de París sobre el cambio climático mientras el planeta está en llamas. Etcétera. Si la Guerra Fría dejó su huella bipolar, la globalización modelo noventa poco consiguió en su presunto afán de equidad.

Los conflictos siguen en SiriaYemen y Libia, así como en otros confines, con su tendal de víctimas, desplazados y refugiados. El mundo está cruzado de brazos frente a la rivalidad entre los poderosos y las limitaciones del sistema. No se trata de dinamitar la ONU, institución valiosa si las hay, sino de adecuarla y respetarla. Países que no se reconocen entre sí componen la Asamblea General, de 193 miembros. La Carta de la ONU, en vigor desde 1945, menciona siete veces el término derechos humanos. Países cuyos gobiernos no los respetan, como Venezuela, integran el Consejo de Derechos Humanos y, a tono con Cuba y Nicaragua, refutan sus informes. Lapidarios.

Un sondeo del Pew Research Center en 14 países económicamente avanzados halló un gran apoyo para la cooperación internacional frente al coronavirus. Los gobiernos, según seis de cada 10 personas, deberían actuar como una comunidad global en desmedro de los intereses particulares. Idéntica proporción, con excepción de los japoneses a raíz de sus reparos sobre la gestión de la OMS frente a China, ve con buenos ojos a la ONU. Otra encuesta, de Gallup, rescata su papel, pero, dice, “no está respondiendo en forma efectiva ante muchos problemas que enfrenta la humanidad”. ¿Naciones Unidas o America First? Un secreto a voces. No importa el nombre del país.

 

3 comentarios Dejá tu comentario

  1. El problema de fondo es que el periodismo no tiene formación, de modo que lo único que comunica es desinformación. Luego refuerzan la desinformación reproduciendo encuestas que reflejan la penetración de su propia desinformación. Por último nos transmiten la falsa crónica de una supuesta evolución democrática de la sociedad hacia un conjunto de ideas, en su mayoría equivocadas, que ellos mismos acaban de imponer. Aparte. Este asunto de los organismos internacionales es un ejemplo bien claro. El periodismo se ha tomado décadas para dar a entender que la ONU, la OMS y demás organismos, son un gobierno mundial, una especie de soviet supremo mundial. Lejos de ser así, los organismos internacionales son nada más que foros, y como tales, el único poder real que tienen y la única responsabilidad que asumen, son los de hacer declaraciones o invitar a acuerdos. Hay algunas excepciones como cascos blancos y azules, pero en el conjunto global son insignificantes. El otro poder que tienen, que no es el poder de hacer cosas, es el poder de recaudar fondos y el de servir como beca y salida laboral para miles de acomodados de cada uno de los países miembro. De modo que, como salida laboral, los organismos internacionales no difieren mucho de la biblioteca de nuestro Congreso. El producto visible de todo esto es bastante pobre por decir lo mejor posible. Si hablamos del presente, el mayor logro d la ONU es que a diferencia de toda la historia d la humanidad, ahora los Estados y los gobiernos tienen todo el derecho a fracasar y destruir a sus propios pueblos, con la garantía de que van a perder sus recursos pero por ahora no van a ser invadidos. Eso incluye la falsa creencia, como tenemos acá, de que la ONU y la OMS nos gobiernan y nos cuidan. Esto resulta en acciones de gobierno como las que hemos presenciado en nuestro país donde oficialmente se ha dicho que ya no se toman decisiones en materia de salud pública porque las que se toman son sólo las que anuncia la OMS. No podemos culpar a la OMS por ser tan imbéciles de tener un gobierno de imbéciles. Por otro lado, si vemos en detalle el listado de los objetivos de la ONU para el milenio se advierte que es un refrito de los dictados de la corrección política posmarxista, mera hipocresía y voluntarismo sin siquiera un poco de verosimilitud. De modo que con esto es como lo que nos pasa a nivel país. No son los gobiernos los que fracasan, no fracasan los empleados públicos, que al final son casi los únicos que quedan con beneficios y estabilidad; es todo el resto del país el que fracasa, menos ellos. Con los organismos internacionales pasa lo mismo, a ellos les va bien y el que fracasa es el resto del mundo.

  2. El fracaso de la ONU radica en el hecho de que es una organizacion atendida por sus PROPIOS DUEÑOS. Ese CONSEJO DE SEGURIDAD DE MIEMBROS PERMANENTES hace que asistamos a un bluf recalcitrante y anacrónico. Lo mismo sucede con la CORTE PENAL INTERNACIONAL que si bien no es un organismo de la ONU, se supone que en pleno siglo XXI, debería haber una ADHESION UNANIME DE TODOS LOS PAISES DEL ORBE a dicho Tribunal aceptando la prorroga de jurisdicción si en un pais se cometieran delitos como los que caen dentro del ambito de acción de dicho Tribunal. Ya hemos visto como en el caso Malvinas, el declarativismo es añejo respecto a "llevar adelante el dialogo entre las partes". ¿Qué SANCIONES se han impuesto a los que se NIEGAN AL DIALOGO CUANDO SE PERSISTE EN EL RECLAMO? La verdad es que la ONU CON SU ESTRUCTURA Y METODOLOGIA ACTUAL ES INEFICIENTE E INEFICAZ, mas en tiempos de GLOBALIZACION y con tanto acuerdo entre partes. URGE se reconstruya el ORGANISMO MUNDIAL DANDO UN PASO GIGANTESCO DE ACEPTACION DE TOOOODOS LOS PAISES EN UN PIE DE IGUALDAD y no por la digitalizacion espuria de las denominadas "POTENCIAS". La EVOLUCION EN TERMINOS DE CIVILIZACION EXIGE ESE AVANCE.

  3. En esta disiento respetuosamente con Piratón. No hubiera dicho nada pero me viene la necesidad de notarlo porque coincide mucho con el tipo de decisiones que nos quieren enseñar a los argentinos. Parecería que la solución para toda equivocación y para todo fracaso es hacer más de lo mismo. La solución para la maldad la ineptitud o incompetencia ahora es empoderar, tal vez en la creencia que a los que tienen poder les va mejor. si hay un inútil que nos hace fracasar a todos, por qué no probar convertirlo en dictador o tirano a ver si con eso nos va mejor.

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