Lo primero que debe decirse es que, ni Alberto Fernández ni Cristina Kirchner le hablaron a la ciudadanía, que los exhortó en las urnas, sino que se cruzan incendiarios mensajes entre ellos.

El primero en hablar fue el presidente de la Nación, con calificativos durísimos contra su vicepresidenta.

Poco después llegó la respuesta de esta última, despegándose por completo de los presuntos desaciertos del jefe de Estado. Como si ella no fuera parte de la coalición gobernante.

“El domingo 12 de septiembre de este año el peronismo sufrió una derrota electoral en elecciones legislativas sin precedentes”, arranca la misiva de Cristina.

Nótese que habla en tercera persona. No se incluye en la derrota, sino que asegura que fue “el peronismo” el que fue vencido. Como si fuera una entelequia.

Prosigue la vice: “Fui, soy y seré peronista. Por eso pensaba que no podíamos ganar. Y se lo decía no sólo al Presidente. Muchos compañeros y muchas compañeras escucharon mis temores”.

¿Por qué la necesidad de decir que es peronista, una y otra vez? Quien debe aclararlo es porque no se siente realmente parte de aquel movimiento. Y se sabe que, en el pasado, Cristina ha sido una durísima crítica de Juan D. Perón.

“El martes 14 tuvo lugar, otra vez en Olivos, mi última reunión con el Presidente de la Nación (,,,) Allí le manifesté que era necesario relanzar su Gobierno y le propuse nombres como el del Gobernador Juan Manzur para la Jefatura de Gabinete”.

Esta es toda una revelación, porque es sabido que Cristina está enfrentada con el hoy gobernador de Tucumán por el negocio de las vacunas. La vicepresidenta impulsaba las Sputnik, que competían con las AstraZeneca, curro de Hugo Sigman, virtual socio de Manzur.

“Señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada”.

Este es un palito para Martín Guzmán. Refrenda que no lo quiere a Guzmán ni nunca lo quiso.

“El año 2021 tuve 19 reuniones de trabajo en Olivos con el Presidente de la Nación. Nos vemos allí y no en la Casa Rosada a propuesta mía y con la intención de evitar cualquier tipo de especulación y operación mediática de desgaste institucional”.

¿Qué necesidad tenía la vicepresidenta de mencionar tal dato? ¿Qué aporta al debate y a las inquietudes ciudadanas? Lo que intenta dejar en claro Cristina es que ella intentó “cambiarle el chip” a Alberto en una veintena de oportunidades.

“A Néstor Kirchner hay que recordarlo en versión completa y no editada”.

Dura crítica contra el presidente, que suele citar al expresidente de la Nación en puntuales situaciones.

“No voy a seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político”.

Ese fue un golpe duro contra el vocero “mudo” Juan Pablo Biondi, uno de los funcionarios que Cristina más detesta desde un primer momento. Lo dice a continuación.

“A propósito de la categoría de funcionarios que no funcionan… el vocero presidencial escaparía a aquella clasificación. Es un raro caso: un vocero presidencial al que nadie le conoce la voz. ¿O tiene alguna otra función que desconocemos? ¿La de hacer operaciones en off por ejemplo? Verdadero misterio”.

Nada que agregar.

“He sufrido un vicepresidente declaradamente opositor a nuestro gobierno. Duerman tranquilos los argentinos y las argentinas… eso nunca va a suceder conmigo”.

Acá habla sobre Julio Cobos. Y se diferencia, asegurando que no va a traicionar a Alberto.

“Debí remover a quien entonces era mi Ministra de Salud por el fracaso en el abordaje de la pandemia de la gripe A (H1N1)”.

Crítica al pasar contra Graciela Ocaña, una de las principales denunciantes de la corrupción K.

Finalmente, interpela a Alberto: “Sólo le pido al Presidente que honre la voluntad del pueblo argentino”.

La vicepresidenta le recuerda al jefe de Estado que, en las PASO, el pueblo le dio un mensaje claro: que cambie sus políticas de gobierno. Ergo, le pide que radicalice su postura. Es un garrafal error, porque si bien es cierto que la ciudadanía pidió un cambio, lo hizo en sentido contrario al que interpreta Cristina.

Finalmente, como se dijo, ningún párrafo está dirigido a responder las inquietudes de la sociedad, que aún sigue expectante por conocer qué ocurrirá en el corto/mediano plazo. Para saber qué decisiones tomar sobre sus cuestiones cotidianas.

Como colofón, hay que mencionar que ni Alberto ni Cristina han cedido en sus pretensiones, por lo cual es esperable que siga la escalada.

Recuerdos de 2001. Tan lejano. Tan cercano.


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