El cónclave del Consejo de las Américas concitó el jueves toda la atención del “círculo rojo”. Allí se dieron cita, entre otros, los tres principales candidatos presidenciales. Los años electorales -sobre todo aquellos en los que se elige presidente-, ese tipo de encuentros suelen resultar especialmente atractivos. Volverá a suceder los primeros días de octubre, cuando la creme de la creme del empresariado reciba a esos mismos protagonistas en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata. Son espacios donde de alguna manera los empresarios dejan explícitos sus votos, al menos de manera gestual.
Sucedió esta semana en el Alvear Palace Hotel, donde los tres candidatos dieron señales bastante concretas de lo que pretenden sean directrices de sus gobiernos, si es que en octubre o noviembre resultan consagrados. Fuera de carrera por haber perdido la elección que sus consultores de cabecera le aseguraban que ganaba, estuvo también Horacio Rodríguez Larreta, anfitrión del evento en su condición de jefe de Gobierno de la Ciudad. La política es despiadada y él lo palpó ese día: llegó solo y se fue solo, describió un colega que estuvo muy atento a los movimientos de quien fuera precandidato por “El Cambio de nuestras vidas” el 13 de agosto. En el ínterin, muchos se acercaron a saludarlo, pero con el tono de quienes van a darle el pésame a un deudo.
Previsiblemente distinto resultó con Javier Milei, que tuvo en el Alvear el tratamiento de “rockstar” que tanto le fascina que le brinden. Rodeado de gente y especialmente de empresarios, muchos de los cuales se resistían hasta hace pocas semanas a tomarlo demasiado en serio y, sobre todo, a pagarle 20 mil dólares para escuchar sus ideas.
El libertario está en su pináculo como celebridad y todavía no se sabe si ha tocado su techo. Las encuestas post PASO que ya han comenzado a circular lo muestran mejor posicionado que lo que expresaron las elecciones, camino al 40%, mas sin llegar a esa cifra que se ha puesto como objetivo con el deseo de ganar en primera vuelta si alcanza ese porcentaje y le saca diez de ventaja al segundo.
He ahí una mala noticia para Patricia Bullrich, segunda en las elecciones del 13, pero ahora tercera en esos sondeos. Está claro que Milei está haciendo diferencia a expensas de Juntos por el Cambio. Es un efecto lógico, dadas las circunstancias, dicen los expertos que recomiendan no prestar especial interés a lo que digan los sondeos en las próximas dos semanas. Primero los melones deberán acomodarse en el carro.
Lo cual no implica que necesariamente JM vaya a emprender una espiral descendente a partir de entonces. Puede que eso no suceda y que, en efecto, el líder libertario termine siendo consagrado en las elecciones de octubre, o en el balotaje de noviembre. Muchos de los empresarios que se le acercaron esta última semana le daban trato presidencial.
A la luz de los hechos, la suya fue la mejor estrategia de campaña. Y por ahora sigue en esa senda, más allá de que esté aplicando de alguna manera el Teorema de Baglini que él dice aborrecer. No de otra manera habrá que tomar el anuncio de su noviazgo con la popular Fátima Florez, anunciado con sincronizada puntillosidad en todos los canales, portales y radios el lunes feriado. Fecha ideal para darle gran difusión durante todo el día como la que tuvo. Cronistas experimentados se sorprendían de que, contrariamente a lo que se estila en esas circunstancias, los protagonistas no negaron de entrada la noticia.
El periodista de espectáculos Ariel Wolman trazó un detalle cronológico individual de los movimientos de la pareja, desde que se conocieron en la mesa de Mirtha, hasta los 45 días que antecedieron el anuncio mediático, cuando supuestamente formalizaron. Con múltiples viajes de la imitadora -Europa, Estados Unidos, Brasil y hasta un fogoso reencuentro en Uruguay con su ex-, dejando más dudas que certezas respecto de la verosimilitud del anuncio. Pero esas dudas, compartidas por muchos, no parecieron hacer mella alguna en el candidato presidencial; tan angelado está que no hay crítica que le penetre, al menos por estos días.
Otrora favoritos para las PASO, los de Juntos por el Cambio siguen tratando de digerir el inesperado resultado del 13 de agosto. Pasados diez días de la elección que encumbró al libertario, Patricia Bullrich se presentó ante los empresarios en el Council of the Americas con un discurso fuertemente ponderado por propios y extraños. Ese mismo día reunió a más de un centenar de dirigentes de Juntos por el Cambio para dar muestra de la musculatura política que puede respaldar su gestión en el país en crisis que recibirá en caso de ganar las elecciones.
Puso a los gobernadores del espacio en primera fila, y a su rival en la interna, Horacio Rodríguez Larreta, bien cerca suyo también para la foto. El hizo lo suyo, cuando repitió en ese foro lo que 24 horas antes había dicho ante vecinos: que pondrá todo su esfuerzo para que “Patricia sea presidenta”. “Casta”, retrucaron desde LLA al ver la imagen de dirigentes apiñados en torno a su ahora jefa política. En Juntos por el Cambio no se amilanan por la crítica; por el contrario, harán eje en ese volumen político que pueden aportarle a la candidata y que piensan trasladar a un eventual gobierno. Piensan que es un activo que la diferencia sustancialmente de La Libertad Avanza, y que tarde o temprano deberá tener efecto en quienes hoy continúan obnubilados.
Ese es un activo no menor, habida cuenta de los sucesos registrados en el país la última semana. El gobierno mostró la diversidad de criterios que conviven en la alianza oficial y que los ha llevado adonde están. Hubo opiniones bien distintas, comenzando por la portavoz -avalada con un retuit por el Presidente-, que le apuntó a Javier Milei por la organización de lo que bajaron línea para no citar como “saqueos”, sino “robos”. Desde Estados Unidos, donde acababa de suscribir un acuerdo con el FMI, el candidato presidencial se molestó mucho y mandó a callar esas expresiones.
La realidad es que la noche de los saqueos la candidata de JxC se calzó el traje que mejor le sienta, bajando línea de lo que debía hacerse ante semejantes circunstancias, y contando detalles de la estrategia implementada durante la gestión anterior para prevenir saqueos. El tema de la seguridad es una cuestión que suele manejar Patricia Bullrich con mejor soltura y donde puede mostrar pergaminos.
Los empresarios mostraron en tanto su honda preocupación por los hechos, ante la sensación de desgobierno que ello desnuda y las posibilidades de que se repitan en un futuro cercano, con otra administración. No es una sensación nueva; comenzaron a experimentarlo cuando la reforma constitucional jujeña y las protestas posteriores, temiendo porque el país se torne ingobernable.
Es una prevención que alienta fantasmas respecto de la capacidad de gobernanza que pueda asistirle a un eventual gobierno de Milei. Hay elementos para justificar semejantes prevenciones. Desde el kirchnerismo, el titular de ATE Capital, Daniel Catalano, ya adelantó que “si Milei termina siendo presidente, va a ser una presidencia corta”. Unos días antes había incluido a JxC: “Milei o Bullrich son lo mismo, viene un escenario de mucha violencia”. En el mismo sentido debe considerarse la frase de Andrés “Cuervo” Larroque: “Es Massa o disolución nacional”.
La consigna “yo o el caos” no es nueva, pero resulta poco efectiva en las actuales circunstancias, cuando el caos está entre nosotros y el gobierno no muestra verdaderos indicios de contener el desmadre, ni mucho menos las causas que lo provocan. Podría decirse que es una novedad para un gobierno peronista.
Sergio Massa delinea su estrategia consistente en minimizar a JxC, tratando de sacarlo de la cancha. El ministro de Economía ya se refiere a Milei como “la oposición más importante”, asignándole méritos que le resta a Juntos por el Cambio. Paralelamente ha dado señales de sintonía con el líder de La Libertad Avanza, en lo que bien podría ser un abrazo del oso.
En busca de votos larretistas que engrosen su cosecha para octubre, Massa ha dicho que si gana va a convocar a radicales y peronistas del PRO, y se ilusiona con llegar al balotaje con Milei, en cuyo caso cree tener chances de ganar. Bullrich confirmará la próxima semana a Carlos Melconian como su ministro de Economía si se impone en las elecciones y espera dos buenos resultados para su fuerza en Chaco y Santa Fe, que refuercen a JxC como “el cambio verdadero”. Con ese fin, le apuntará todos los cañones a Sergio Massa, reflotando al kirchnerismo como el enemigo a vencer. Así como el candidato de UP quiere sacarla a ella de la cancha, ella confrontará con él para garantizarse un lugar en el balotaje.
Esa es la obsesión para UP y JxC: meterse en el balotaje. El politólogo Andrés Malamud decía esta semana que “uno a uno, ella (por Bullrich) le gana a cualquiera de los otros dos. A Massa, porque es el cambio, y a Milei, porque es la moderación. El problema es que tiene que pasar al balotaje y hoy está tercera… Su desafío es pasar al balotaje; después es la mejor candidata”.