Hoy el gobierno acreditará en las cuentas
de ahorristas u$s 2.345,7 millones correspondientes al pago del BODEN 2012. Se
trata del vencimiento de deuda más importante del año y que corresponde a
títulos que se comenzaron a emitir en febrero de 2002 como derivación del
«corralito» de Domingo Cavallo. Surge ese monto de intereses por u$s 167,3
millones y amortización por u$s 2.178,4 millones.
«Se están radicando inversiones de todo tipo. En el primer
semestre hemos crecido en materia de anuncios de inversiones 72% y lo curioso es
que 85% de esos u$s 13.000 millones de dólares es de origen extranjero». La
frase de Cristina de Kirchner, estilo INDEC, es del sábado en el marco de la
conferencia de prensa en la residencia de Olivos. No cierra con cuanto sucede
en la plaza financiera: se descuenta que la mayoría de quienes cobren hoy
esos u$s 2.345,7 millones no los venderán para pasarse a pesos y menos tienen
pensado reinvertirlos en un título público. Lo convalida un accionar oficial. Lo
lógico en épocas normales hubiera sido que el gobierno, habida cuenta de la
liquidez que iba a volcar en la plaza, hubiera salido a ofrecer un nuevo título
público. Se ahorró un disgusto el equipo económico ya al tanto del poco interés
existente entre inversores por apostar a la deuda argentina. Sólo basta evaluar
el comportamiento del CDS (siglas en inglés del Credit Default Swap), una
suerte de seguro contra una cesación de pagos. El de la Argentina está entre los
que más aumentaron este año.
La predilección por evitar riesgos entre inversores
domésticos y extranjeros se vio claramente reflejada en el último vencimiento de
dólar futuro operado el 31 de julio. El jueves pasado, la mayoría de las
empresas y operadores optaron por hacerse de los dólares en lugar de cobrar o
pagar la diferencia entre el precio pactado originalmente y el de cierre de esa
jornada. Por ello, el Banco Central debió vender fuerte divisas
—habrían sido u$s 140 millones sólo de contado— a lo que suman las operaciones a
futuros que viene impulsando desde que se desató la crisis con el campo.
Pero ¿por qué sigue demandando dólares el mercado si el
conflicto con el campo quedó atrás? Es que la situación fiscal y financiera
de la Argentina sigue deteriorándose. Hoy se anunciará la recaudación
impositiva que mostrará ingresos que crecen a 30%, casi como la inflación. La
abundancia de pesos quedó atrás: basta corroborar que hace cinco meses que no se
pagan certificados de obra pública y que empresas beneficiadas con el generoso
plan oficial abandonan las obras. Lo financiero va de la mano: no hay crédito
para el país y ni siquiera de Natixis para financiar el tren bala. El uso
de reservas para pagar deuda comienza a ser clave. En teoría, no bajarían hoy en
igual magnitud a la del pago con BODEN. Es que el Banco Nación habría acumulado
gradualmente parte de ese vencimiento. Pero sobre los 47.650 millones de dólares
en las arcas del BCRA, hay dudas. ¿Cuánto hay incorporado de crédito del Banco
de Basilea? Lo mismo acontece con las operaciones de venta a futuro que viene
haciendo la entidad monetaria. En ese sentido habría ya vendidos u$s 2.200
millones (que no significa que se pierdan, sino que el BCRA paga o cobra luego
la diferencia entre precio originalmente pactado y el de cierre a cada fin de
mes).
Distinto es el panorama con las compras de bonos del BCRA:
tiene u$s 1.500 millones de papeles comprados a precios más altos que los
actuales. Las transacciones son tan cuestionadas que hay entidades locales que
se niegan a operar títulos de la deuda con la mesa del Banco Central. Todo
aporta su cuota; en definitiva conspira contra la voluntad de un ahorrista de
colocar sus excedentes en el país.
Guillermo Laborda
Ámbito Financiero