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CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA

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MILK
MILK

Ficha Técnica  Título para Latin

Ficha Técnica

Título para Latinoamérica: Mi nombre es Harvey Milk
Título original: Milk
Dirección: Gus Van Sant
Género: Biógrafico - Drama
Intérpretes: Sean Penn (Harvey Milk), Emile Hirsch (Cleve Jones), James Franco (Scott Smith), Josh Brolin (Dan White), Diego Luna (Jack Lira), Alison Pill (Anne Kronenberg), Victor Garber (George Moscone), Denis O’Hare (John Briggs), Joseph Cross (Dick Pabich), Lucas Grabeel (Danny Nicoletta)
Guión: Dustin Lance Black
Web: www.harveymilk.es
Distribuidora: Universal International Pictures
Productora: Jinks/Cohen Company, Focus Features, Axon Films, Groundswell Productions- País: EE.UU
Fotografía: Harris Savides - Montaje: Elliot Gram. - Música: Danny Elfman
Duración: 128 min. - Año: 2008

    El género histobiográfico, bien narrado, sigue impactando con fuerza en el gran público. Goza de gran prestigio a los ojos de la crítica profesional y de igual forma para la Academia de Hollywood.
    Rondando los cuarenta años, Harvey conoce a Scott, e inician una singular relación de pareja. Parten de Nueva York a San Francisco, sentando raíces en la periferia de la calle Castro. Abren un negocio del ramo fotográfico, y en dicha empresa, albergará al incipiente movimiento de liberación gay. Usamos este vocablo, ya que Milk insistirá en ello.
    Era un librepensador. De mentalidad abierta y antidogmática, colisionará fuerte con la postura anquilosada y medievalista de sus oponentes, entre otros Dan White (Josh Brolin), concejal de otro distrito de San Francisco. Desde su banca, Milk —una vez elegido Supervisor o Concejal— promoverá una legislación integral antidiscriminatoria por motivos de orientación sexual. Con el concejal White, mantendrán una disputa que atravesará todos los estadios de la estupidez humana. La misma se despuntará hasta el final de la narración, con aristas insospechadas.
    Ubicación en tiempo y espacio: Nueva York, 1970. Primera escena: los protagonistas Harvey Milk (Sean Penn), y su partenaire Scott Smith (James Franco), pareja en la ficción, cruzan sus caminos. Detrás del plano detalle, una escalera que simboliza los escollos por sortear del activista por los derechos a la diversidad homosexual.
    Segunda escena: romanticismo y sexualidad expresa. Al tiempo que Milk confiesa a su novio, la apetencia intelectual y su consumación. No es casual, que las dos primeras tomas largas del film, exhiba abiertamente la vida amorosa de dicha relación, articulada con su pugna política.
    Con dicha entronización, quedó abierto el juego de roles de la historia. Tampoco la doble titulación de los créditos iniciales es fortuita. Inicialmente la tipografía es pequeña, y a posterior, en grandes caracteres “Milk”: en el próximo fotograma Harvey en cuerpo entero, se presenta ante cámara.
    El director Gus Van Sant necesita la puesta en foco de una familia tradicional americana —aún en clave homo—, así pues, recurre al antiguo ardid, pero efectivo, de retratar a la pareja de marras en la sala principal de su hogar, jugando con su mascota canina. Departiendo con total felicidad. Escena que enternece, doblega y suaviza un tema crispante para muchos individuos. El fin último de dicho anclaje, es aportarle naturalidad, encanto y disipar fantasmas de “antinatural”, en la estética jugada.
    Gran parte de la trama, transcurre en el negocio de Milk y Scott. (La Cámara Castro, tomando el nombre de la calle del lugar del mismo). Dicho espacio físico, hará las veces de búnker logístico. Que mutará en político, a través de la postulación del primero al cargo de Supervisor —concejal de distrito de San Francisco—, blandiendo el lema, “Milk, tiene algo para todos”, captando voluntades de minorías sociales discriminadas. Con esta perspectiva de reformador social, Milk cambiará abruptamente de look. Ahora el traje riguroso y la formalidad, será su estilización.
    Pronto, una militante social conservadora —por no decir integrista, Anita Bryant— crispará los ánimos de toda la comunidad gay. Se plasma en la narración, un contrapunto fértil por la diversidad de ideas, su socialización y masificación.
    El concepto básico a traducir en la obra, es la vida del militante social y su correlato interior, su vida de relación. Sus afectos y su coherencia. Utilizando desde lo psicológico la “resiliencia” discursiva, es decir, tras un hecho malo que deprime, se lo usa para modificar y transformar, es un disparador de actitudes positivas. Lo malo, potencia lo bueno por venir. Hay sucesivos planos que denotan este aserto: Milk lidiando verbalmente con la oposición conservadora de San Francisco, o con el senador republicano Jhon Brigss. Dichas instantes dialógicos, tiñen de emoción quebrante la atmósfera.
    Desde la estructura del relato y el guión, hay algunos elementos que juegan en su contra. Si la intención de Van Sant, era mostrar en paralelo la estética del militante de derechos humanos en lo público y en lo privado (al dueto Harvey Milk y Scott Smith), no se comprende bien la clausura del relato de esta relación sentimental. Y a partir de esta arista de composición, otras similares.
    Pese a todo, el insuperable trabajo de Sean Penn, soporta las pocas fisuras del guión. Su “voz over”, la omnisciente presencia que alecciona y atrapa al espectador, nos propone un viaje al pasado reciente, con el mejor guía posible.

 

Gustavo Contarelli

Puntaje del film: 4 Tribunas (muy buena)
Puntaje actor protagónico: Sean Penn (Harvey Milk) 5 Tribunas (¡imponente!)

Referencias:
5 Tribunas: excelente/imperdible
4 Tribunas: muy buena
3 Tribunas: correcta - buena
2 Tribunas: regular
1 Tribuna: mala/pésima

 

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