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Invictus

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CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA
CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA

Ficha técnica:
Título para Latinoamérica: Invictus
Título original: Invictus
Dirección Clint Eastwood 
Guión: Anthony Peckham, basado en el libro "El factor humano" de John Carlin
Género: Biográfica /De autor / Drama – Sólo apta para mayores de 16 años.
Reparto: Matt Damon (Francois Pienaar), Morgan Freeman (Nelson Mandela), Langley Kirkwood (George), Grant Roberts (Ruben Kruger), Penny Downie (Mrs.Pienaar), Robert Hobbs (Willem), Bonnie Henna (Zindzi),  Tony Kgoroge (Jason Tshabalala).
Montaje: Gary D. Roach y Joel Cox.                                                            
Web: http://invictusmovie.warnerbros.com                                           
Fotografía: Tom Stern –
Música: Kyle Eastwood y Michael Stevens.        
Producción: Clint Eastwood                                                                            
País: EE.UU. -  Año: 2009 - Duración: 134 mts.- Estreno Argentina: 2010

 

          No encuentro mejor manera de explicar una película de autor, que con “el campeón de la resiliencia”, Invictus. Un Mundial de Rugby, es la excusa que entroniza la historia para aleccionarnos y conmovernos hasta las lágrimas. La unidad nacional es posible si el comandante político es Nelson Mandela: un estadista, un lider, un filósofo; que munido de  su arma letal, el poder del perdón y la reconciliación, logra vencer al más grande terrorismo de la condición humana, la contumaz estupidez. 

         En los manuales de historia deportiva, sin dudas la final de la Copa del Mundo de 1995, está signada como una gesta de arrojo y coraje sin igual. Pero otra realidad, la de la mayoría de los oprimidos sudafricanos jugaban un partido más difícil: el de la exclusión de una identidad que le era esquiva hasta entonces. A partir de dicha experiencia deportiva, viejas rencillas del pasado comenzaron a disiparse y el sol de la esperanza de un futuro para todos, comenzó a brillar sin prejuicios de ningún tipo.

      Alma máter de dicha experiencia, fue el prócer contemporáneo Nelson Mandela (interpretado exquisitamente por Morgan Freeman). El estadista que venció al Apartheid. (movimiento separatista sudafricano). Para tal fin, contó el entonces presidente Mandela, con la complicidad de los jugadores del equipo sudafricano de rugby, los Springboks (literalmente del inglés: caja de primavera, por los colores dorados y verdes de su casaca y la cuadratura de su estadio). Capitaneado por Francois Pienaar (Matt Damon) ambos – Presidente y capitán respectivamente-, se unieron para convertir sus aspiraciones personales en la esperanza de Mandela de unificar un país diezmado por sus luchas intestinas. El plan urdido, era ni más ni menos, ganar la Copa del Mundo bajo el lema: “un equipo, un país “. (símbolo o metáfora de unidad nacional).

           El film Invictus está basado en el libro "El factor humano" de John Carlin.  Anthony Peckham ha guionado brillantemente una historia real imprimiéndole ficción y novela en los momentos precisos y preciados. Un logro increíble, por cierto. Un poder muy grande, el de traducir hechos históricos de relevancia mundial imprimiéndole emoción, tensión, y profundidad conceptual manifiesta. Otro elemento a destacar es el de los protagónicos: sólo el Dr. Nelson Mandela (Morgan Freeman) y el capitán de los Springboks (Matt Damon), son actores consagrados. El resto, ilustres desconocidos, obtenidos aquende y allende de bastidores y de otras yerbas.  Tanto Freeman,  como Damon, tienen ese condimento único que los trasciende: “su rol /estatuto del  actor”, tan democrático que hace germinar todo a su alrededor  no temiendo ser cooptada su grandeza, por el contrario, disfrutando del éxito de todos, ya que ese mismo éxito final es el que buscaba  Mandela para su vida.

         Una conceptualización más doméstica, pero no por ello menos profunda, es la que despierta dicho rol de los protagónicos y su relación con los otros miembros del elenco. Pienso en el portentoso Benny Hill y  Alberto -el negro- Olmedo: sendos humoristas internacionalistas por las características de su humor. ¿Por qué? Ambos eran los grandes protagonistas con  un ad látere o partenaire de fuste en su haber. El resto, eran “che-pibes o correveidiles”, que  laboraban a la perfección, sólo con ellos. Basta recordar que pasó con esa “legión de segundos” cuando dichos  maestros del humor fallecieron (¿?). Por tanto – retomando la consideración primaria-, otro acierto indiscutible del film,  es esta relación de dos actores mayúsculos con el resto del elenco. Una gran ventaja económica y un brillante recurso estilístico del séptimo arte.

         Una  exégesis estructural del lenguaje cinematográfico nos dice:

a)    Cada escena nueva, corta o larga, es introducida por su antecesora. Hay siempre un hilo conector que la presenta y potencia. Siempre es retomado el concepto central a transmitir. Por tanto, el texto es anafórico.

b)    Que la primera escena,  es la de mayor importancia ideológica, la que intoduce toda la ética y estética jugada dentro de la narración: la división del país.  Por un lado, en un potrero jugando al fútbol  (deporte de clases bajas), unos jóvenes negros. Y allende la calle, otros muchachos jugando rugby (practicado por clases altas)  con su entrenador (que discrimina negativamente a Mandela) de raza aria.  Luego de un traveling, la cámara se dirige a la ruta que divide esos dos planos antagónicos. Se ve una caravana de autos  escoltando al lider negro Nelson Mandela, liberado tras casi 30 años de cárcel. Tras cartón, una voz over nos ilustra: 11 de febrero de 1990 Mandela es dejado en libertad.  En síntesis: la imagen catafórica nos presenta el corazón de la historia y su porvenir. Un país dividido por sus antagonismos y un lider resuelto a acabar con dicho encono.

c)    Un recurso cinematográfico utilizado y festejado es el interponer el título de la película cuando acontece el hecho más relevante. En este caso Invictus, se inscribe en el instante inmediato anterior a este plano de confrontación de lucha de clases/etnias: Aparece el título, luego la división social y posteriormente cerrando el relato, el redentor Mandela. Una joya metodológica por cierto.

d)    Plano traveling: cada apertura de plano, de cada escena, se advierte esta  modalidad de la cámara muy utilizada. Da sensación de mayor profundidad de campo, y con ello, un plano más generoso.

         Hay otra instancia discursiva que llama la atención al espectador: se omite deliberadamente el acto proselitista por la elección del poder en Sudáfrica. Es que no interesa tal iniciativa, el director – el tactótum.- Clint Eastwood, sabe muy bien  crear la atmósfera, el clima de tensión-descompresión, como así también previsualizar como mediador entre la cámara y el espectador para que no se disperse la atención con tantos hechos que pasan en el metraje. Y “el viejo Clint”, una vez más, demostró que sabe como pocos estos dispositivos de estilo. 

          También los parlamentos centrales y más jugosos aparece siempre referidos a algún discurso o pensamiento del lider Mandela. En la cuarta escena aparece Matt Damon siendo arengado por su padre: “Ahora que este ganó – por el presidente Mandela-, y nos va a venir a apurar. Hijo, ganá y vámonos de aquí “No le tenían fe a Madiba (un título honorario adoptado por ancianos de la tribu de Mandela. Algunos sudafricanos también se refieren a él como 'mkhulu', abuelo).

            Decíamos al comenzar, que las escenas son interrelacionadas e inductivas.  En las mismas vemos que lo que subyace es la insondable sabiduría del lider africano. Sus sentencias, cuasi proverbiales, sus alegatos contra la discriminación, son realmente aleccionadoras. Nos muestran a un gran estadista e intelctual de fuste, pero en la dimensión más humana, con sus virtudes y sus contradicciones. Alejándolo del duro y frío bronce  que señala la investidura de los próceres.

        Nelson Rolihlahla Mandela  fue el primer presidente de Sudáfrica  en ser elegido por medios democráticos, bajo sufragio universal. Un importante activista político que se opuso al movimiento separatista Apartheid.  Madiba, (Mandela) fue el prisionero número 466/64 durante 27 años en penosas condiciones. Confinado en una celda de Robeen Island, el gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones de que fuera puesto en libertad. Mandela se convirtió en un símbolo universal de la lucha contra el Apartheid dentro y fuera del país, una figura legendaria que representaba la falta de libertad de todos los hombres negros sudafricanos que trascendió fronteras siendo reconocido con innumerables premios y honores. Premio Nóbel de la Paz en 1993, Madiba, pasó a ser un símbolo universal contra cualquier opresión. Pese a todo, en los tiempos de su lucha, Madiba, era considerado por los aliados del régimen sudafricano, como un terrorista. Ya que pertenecía al movimiento Umkhonto We Sizwe, brazo armado del Congreso Nacional Africano.

         En la trama, el fiel ladero y guardaespaldas  Jason Tshabalala (Tony Kgoroge) es el target buscado por el protagonista para demostrar toda su sabiduría de estadista de una nación en ciernes. Cuando Jason le recrimina que hubiese agentes de raza blanca en el servicio de inteligencia de la presidencia, su jefe lo recrimina. “Lo que queda, queda, lo pasado pasó, ahora miramos al futuro, necesitamos y queremos el apoyo de todos. Si podemos hacer esto, nuestro país será un ícono brillante”. Decía que lo importante era la reconciliación y que el arma más poderosa que desestabiliza era el perdón. Toda esta deontología mandeleana tenía signos de conversión en Jason.

      Hay un personaje no menor que señala momentos de enclave profundos en la narración: nos referimos al periodista deportivo del programa Tapsport. Todo su arsenal crítico y devastador contra los Springboks, y sobremanera con  encono hacia su capitán Francois Pienaar, hacen que el  “campeón de la resiliencia” Mandela, hurgue un plan para que su equipo gane el mundial invicto (Invictus).  A partir de ahí, Pienaar y el Presidente, estrecharán amistad profunda y exitosa. Es sabido como los deportes populares son utilizados para cohesionar dirigencia política y masa poblacional de todos colores ideológicos; dicha conducta la practican regimenes democráticos y dictaduras. Basta pensar en lo ocurrido durante el Mundial de Fútbol Argentina 1978 para comprender el nivel de interrelación de todos los actores de dicha empresa trágica. Sabedor como pocos del poder del perdón y de los gustos de sus adversarios, el Dr. Mandela pensaba: “¿Qué es lo que más les importa a los blancos? ¿Su religión? ¿Su Dios? Sí, pero también el rugby. A ver si somos capaces de utilizar esa pasión para unificar el país”. Y así lo hizo,  en magistral plan detallado a la perfección. Lo muestran obsesionado en tal empresa.

        El Presidente tenía la certeza de que el deporte moviliza las emociones de las personas  de una manera que ningún político puede siquiera acercarse. El rugby sólo ha sido un deporte exclusivo de blancos. El surafricano negro detestaba el rugby (los colores de su camiseta representaba al Apartheid),  lo consideraba un símbolo del opresor blanco  al mismo nivel que la bandera y el himno. Era la pasión de los blancos dominantes lo que les daba su identidad. Una identidad que excluía al negro.

        ¿Cómo se plasma el adoctrinamiento del estadista en el guión? Siempre se presenta el antagonismo. La pregunta que cuestiona que lo pone a prueba, y la respuesta moderada que unifica criterios universales de amor y solidaridad. Cierra el plano y abre otro, con ruido del silbato que nos avisa que estamos en el estadio de los Springboks. Y a partir de ahí, la emoción incresciente, que envuelve bajo el nuevo himno deportivo “Dios Bendiga a África” (N´ Kosi Sikeleli Africa, tema puesto de moda en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992). Canción sugerida por Madiba y refrendada por el capitán del seleccionado de rugby, Pienaar. El equipo aprendió el “nuevo himno”, en lengua zulú. Era el himno que se cantó durante décadas en las manifestaciones de los negros contra los blancos. Bajo el influjo inductor-conductor de esta nuevo canción de los Springboks, la identidad y el nacionalismo – de unificación mandeleana- conmueve y quiebra en lágrimas al espectador. Imposible abstraerse de  todo lo que se juega en esas imágenes. 

           Bajo ráfagas de traveling de 360 grados, (desplazamiento de la cámara en círculo, alrededor de los personajes) mediante efectos envolventes se abren planos detalles de Mandela y los Springboks vs. Los All Blacks (de Nueva Zelanda, en la final del Mundial). Hay dos momentos cúlmenes filmados en el Ellis Park Stadium: aLa selección local tras imponerse a los All Blacks por 15-12, en Johannesburgo. La imagen del Dr.  Mandela entregando el trofeo a su amigo Pienaar se transformó en una de las imágenes fuerzas del siglo XX. Con su camiseta verde y dorada y el estadio gritando “¡Nelson, Nelson!”. Mandela le dijo a Pienaar: Gracias por lo que habéis hecho por nuestro país”. Y éste le contestó: Esto no es nada comparado con lo que ha hecho usted, por nuestro país”. La otra instantánea: Mandela estrechando la mano al mejor jugador de los All Blacks - Jonah Tali Lomu (un ala negro  y muy fornido)- diciendo: “Lomu, a ti te temo, pero un poco” (sonrisas).

         Invictus: una película memorable. Digna de un archivo fílmico sólo para exigentes. Enjugadas las lágrimas del  quebranto de la trama,  la clausura narrativa es cerrada. Aunque abierta para la humanidad: Y una vez más - recitando la voz over de Mandela - “...yo soy el amo de mi destino, soy el captor de mi alma”.

Gustavo Contarelli

Puntaje del film: 5 Tribunas  ¡Imperdible!
Puntaje actor protagónico: Morgan Freeman (Nelson Mandela) 5 Tribunas ¡imponente!                           

Referencias:
5 Tribunas: excelente/imperdible
4 Tribunas: muy buena
3 Tribunas: correcta - buena
2 Tribunas: regular
1 Tribuna: mala/pésima

 
 

8 comentarios Dejá tu comentario

  1. No se si la película es tan extraordinaria. Creo que lo que sobrecoge y emociona es el hecho insoslayable de la postura de Mandela ante tanta injusticia sufrida y su objetivo único de unificar una nación. Y me parece que vista desde Argentina no puede pasar inadvertido el contraste con nuestros dirigentes. Pienso que deberían verla todos nuestros "lideres". Sinceramente no creo que aprendan nada pero por lo menos sabrán que existe la posibilidad del cambio.

  2. Coincido con el periodista de Tribuna: lo mejor que se puede ver en estos tiempos. Es una obra maestra, del siempre genial, Clint mariana

  3. ¡Lloré como nunca!. Y eso es lo más importante en una obra: la emotividad, y el concepto que transmite. Imperdible, como dice crítico. Tiene todos los condimentos, y te atrapa desde el inicio, por lo vibrante que es. Felicitaciones por la crítica, muy buena. Mariel - Capital

  4. Una película para recordar, a través del tiempo. Mandela, un estadista de la humanidad. Me fascinó el film Invictus. Otra genialidad de Clint. violeta - capital federal

  5. Springbok en inglés significa "antílope". No se de donde sacaste eso de "caja de primavera" (encima "caja" es box, no bok), informate antes de tirar verdura.

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