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¿Existen los excedentes tributarios?

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UNA CAJA A GUSTO DEL OFICIALISMO
UNA CAJA A GUSTO DEL OFICIALISMO

En estos momentos, varios gobernadores se encuentran reunidos en la Casa de la Provincia de Salta analizando presentar un proyecto que permita suplir la controvertida coparticipación del Impuesto al Cheque con “excedentes tributarios”.

 

Para dicho tratamiento, estaba prevista la participación del diputado Néstor Kirchner, quien a último momento decidió no asistir, aunque sí estará presente al encuentro que tendrá lugar a las 16 horas en la Confederación General del Trabajo.

Pero, retomando la esencia del proyecto, es dable destacar que en este periódico se ha expuesto en varias oportunidades, y de desde diferentes perspectivas, la inexistencia de tales “excedentes tributarios” en tanto a partir de la asunción del Dr. Kirchner en 2003, el Presupuesto Nacional es confeccionado mostrando un monto de recursos tributarios esperable a recaudar para cada ejercicio, muy por debajo del realmente estimado, a efectos de “simular” luego un superávit ficticio cuyo uso resulta desde el año mencionado, de amplia discrecionalidad.

Estos hipotéticos excedentes, se componen tanto de ingresos impositivos como de contribuciones de la seguridad social, conforme surge de la Cuenta Inversión del aludido documento.

Recordemos que este mecanismo de mostrar muy por debajo los ingresos efectivamente esperables permite luego utilizarlos a voluntad del Gobierno mediante los Decretos de Necesidad y Urgencia.

Por lo que sólo queda satisfacer dos simples interrogantes:

1)               Perdón, ¿qué excedentes?

2)               ¿Se trata de una nueva creación contable en puerta o seguimos en la misma línea artística?

 

Nidia G. Osimani

 

5 comentarios Dejá tu comentario

  1. Bueno... simplificándolo todo, se trata de lo de siempre. Barremos bajo las alfombras lo de ayer, y hoy volvemos a hacer lo mismo con algunas variantes

  2. Nestor juega a las escondidas,buscando otra oprtunidad para hacer mas daño.....los gobernadores kk......no tienen perdón.....los ciudadanos de cada provincia ,tendrían que pedirles la renuncia por no atender sus necesidades, al negar la coparticipación que merecen recibir.......como de costumbre vivimos en el país del revés

  3. Es que lo nuestro es una líne nueva Ni heterodoxia Ni Ortodoxia Eliminamos la Doxia, somos heteros pero con el Orto Boudou, Delpont y otros tantos del monton

  4. Lo que usted dice es cierto, Nidia, pero el problemas, como resulta de una lectura profunda de su artículo, va mas allá de lo que dice el copete. El problema es que, si además del presupuesto del estado nacional, que parece estar mas o menos balanceado con la apropiación de parte de las reservas y otros fondos que usted menciona en su artículo, tomamos los presupuestos de las provincias y municipios, el panorama se oscurece. En el conjunto del sector público hay un claro déficit, que es lo que importa. Porque la República Argentina no es, como se viene diciendo de un tiempo a esta parte, solo el gobierno nacional, sino el todo: nación + provincias + municipios. Con el agravante de que el gobierno nacional no toma en cuenta sectores irrenunciables que dependen exclusivamente de él, ejemplo las universidades nacionales, que tienen el mismo presupuesto que en el 2009. Si el estado nacional no tiene plata para comprar radares para Ezeiza o para el norte argentino, ¿como podemos hablar de presupuesto equilibrado? Y mucho menos de "excedentes tributarios". No hay ningún excedente tributario porque se está generando deuda a futuro por desinversión. A ver, para que lo entienda la gente, vamos a recurrir al reduccionismo que tanto le gusta al faraón. Si yo tengo un auto al que no le hago mantenimiento durante este año, fatalmente en el 2011 o poco después voy a tener que arreglarle un montón de partes que se van a romper tarde o temprano, o si no me rompen los frenos o cualquier otra parte y choco. Otro ejemplo fatídico de desinversión es la estructura ferrovial. El estado nacional no mantiene vías férreas ni caminos, no invierte en las obras necesarias para crear nuevas comunicaciones terrestres (con la notable excepción de la autopista Rosario-Córdoba, todavía sin terminar, que lleva cinco años en construcción, mas o menos como una pirámide egipcia) con lo cual habida cuenta del aumento del parque automotor la frecuencia de accidentes trepa a cifras nunca vistas. Y qué hablar de lo que NO SE HIZO en materia de exploración y transporte de hidrocarburos (el último gasoducto se construyó en èpocas de Alfonsín) o de energía eléctrica, con Atucha II recientemente reactivada después de 30 y pico de años parada su construcción. Entonces, cuando me hablan de "excedentes tributarios" me da una enorme pena. Pena por esta patria a medio construir o a medio destruir, pena por la forma como engañan a la gente, pena por todos nosotros. Que Dios nos ampare.

  5. Se escucha a los legisladores, después de décadas de haber aceptado mansamente un sistema distributivo injusto y corrupto, hablar de Federalismo. Pero resulta ser que la única propuesta es modificar el porcentaje de distribución de la coparticipación actual. Algunos más, otros menos. Pero que siga recaudando el gobierno central. Es realmente alarmante. O existe federalismo ó no. Es decir, la recaudación debería pasar íntegramente a las provincias y municipios. Desde estos últimos se coparticiparía un pequeño porcentaje a la provincia y otro pequeño a la Nación. Por supuesto que para ello hay que adelgazar al obeso Estado Nacional drásticamente. El gobierno central, en esta etapa que propongo, solamente contaría con los derechos de exportación e importación (que deberían ir achicándose hasta hacer desaparecer la aduana nacional) y los pequeños porcentajes que le girarían las provincias en concepto de coparticipación para mantener un Gobierno Central austero. Eliminar ministerios y secretarías que hoy ya no tienen injerencia nacional (educación, salud, porque se transfirieron a las provincias) y volver a no más de tres ministerios nacionales: Defensa, Relaciones exteriores y hacienda. Este modelo permitirá que las provincias, que tienen una responsabilidad muy alta en el desbordado gasto público, atiendan sus gastos con su recaudación compitiendo con el resto de las provincias respecto de la cantidad y porcentaje de tributos que impongan localmente. También se favorecería la movilidad de los habitantes hacia provincias mejor administradas y con mayor ingreso per cápita. Y los más importante: terminar con la "cajita feliz" que lo único que ha logrado es convertir en estructural la corrupción en la República Argentina.

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