Para nadie es un secreto que algunos
medios se han convertido en un circo romano de poca monta, con leones
desdentados, y pequeños emperadores arrimados a
una farándula tercermundista. La Libertad de Expresión, es otro
paseo, y sigue anclada en la memoria de
algún pasajero de la tercera dimensión. Los Medios continúan
construyendo, entretanto, la realidad de Picaresque y Bin Ban Bum, Vodevil
puro simplemente.
Triste,
pavorosa, singular realidad de un país con tan grandes poetas, elevada
productividad, envidiable inserción económica mundial, agraciado por
el rigor y la belleza de su naturaleza. Es el panorama, el escenario
real, donde los llamados intelectuales, artistas, los filósofos, brillan por
su ausencia, no dicen esta boca es mía.
Qué tiempos los de Neruda, Borges, Cortázar, García Márquez,
Arguedas, Paz, Parra, Bolaño, y más atrás la Mistral, Huidobro, De
Rokha, cuando se pronuncia sobre Chile y América, el mundo. Hoy Saramago
lleva el peso de la idiotez del planeta. ¿Nadie tiene más voz?
Los pueblos son carne de cañón y los medios instantáneos,
la voz apagada de los muertos. Los jueces arbitran, imparten la ley del
embudo.
Un país sin
opinión democrática, crítica, objetiva, analítica, va camino a su propio
olvido, a caer nuevamente en manos de sus depredadores. Es un paso seguro para
abrazar a los perros del Verbo hidrofóbico, a los promotores del catecismo de
la miseria secular, eternos guardianes de la imagen y la caricatura, señoritos
de la Alameda de las Delicias, ansiosos pelafustanes de la democracia
vigilada.
La Prensa debe hacer más país y reclamar todas las
libertades justas y necesarias. Co-responder a la sociedad, ser comunitaria,
social, servicial, alertarla, guiarla, informarla, documentarla y reflejar los
acontecimientos de una manera no
tendenciosa, ni oportunista. Creatividad y solidaridad son las palabras
de un futuro sostenible y posible.
La Prensa no debe falsificar la realidad, ocultarla, ni
chantajear a las autoridades, al poder legítimo y popular. Pero debe hacerse
respetar. Jugar su papel. Flaco favor
le hace una Prensa mojigata,
eunuca, ciega, sorda, a una Nación. Las sociedades se legitiman en las
grandes y pequeñas, únicas, insoslayables verdades cotidianas. La Prensa
tiene el privilegio de revelarlas diariamente. Asumirlas como propias.
Una Prensa mentirosa paga un precio alto, tarde o temprano.
No hay Prensa chica, sino periodistas, empresarios ratones, mezquinos,
oportunistas.
Una Prensa que se deja manipular por los mentados gurus de
la imagen, las odaliscas digitales, y acepta ser rehén de la idiotez y
banalidad, del Can Can subdesarrollado,
no merece respeto. No merece ser
leída, escuchada y atendida. Que viva la farándula.
Los Medios han perdido credibilidad internacionalmente. Se
han sumado al poder fáctico a ciegas.
Extraviado su brújula, el olfato. Los ejemplos abundan. Algunos han hecho un
tímido MEA culpas, otros no se dan por enterados. La Opinión Pública
quiere, necesita estar enterada de la verdad. Es una necesidad. Una manera de
construir una mejor sociedad. Una Prensa cobarde, timorata, es tan canalla
como el que la silencia.
Rolando Gabrielli