María Kodama, su viuda, su última y más prologada musa, la del bastón de
laca, ha salido a la palestra en defensa de la herencia borgiana, del mítico
y discutido personaje, del Señor Borges, cuyo legado pareciera un patrimonio
kafkiano en los tribunales de Argentina.
Kodama,
envuelta en unas ácidas acusaciones por parte de la empleada de Borges,
Epifanía Uveda, responde en una carta a El Mercurio de Chile, lo que
considera falsedades e injurias. Borges y Kodama, quien le conoció a los 16 años
de edad y mantuvo una estrecha relación hasta su muerte, se casó en Paraguay
con el autor de Ficciones, poco antes de morir en Suiza. A partir de
allí, se desató, hace 18 años, tras la muerte del legendario personaje de El
Aleph y El Hacedor, un temporal de acusaciones contra su flamante
viuda, por "apropiación del patrimonio borgiano”.
"No lo saqué arrastrado agónico de Buenos aires",
repica Kodama a sus acusadores, "porque Borges se entrevistó con el
presidente Sandro Pertini y estuvo con él en la Ópera de Milán, dio una
entrevista en la RAI y dialogó con dferentes escritores".
"Borges no era ninguna criatura, no es el ser que
pretenden imponer Uveda-Vaccaro. Era un ser genial, tierno, testarudo, a quien
no le interesaba nada que fuera doméstico", ha respondido al periódico
conservador chileno, en respuesta a lo que se dice de ella y Borges en el recién
publicado libro: El Señor Borges, basado en una entrevista que hace
Vaccaro a Uveda.
Vaccaro y Roberto Alifano, dijo
Kodama, están acusados ante los tribunales argentinos por “defraudar la
obra de Borges”
Cómo nos defraudan los vivos de los muertos, y sobre
todos, de quienes, como Borges enriquecieron la literatura argentina,
latinoamericana, universal, el idioma castellano. Su obra ya es patrimonio de
la humanidad, de sus fieles lectores, de todas su contradicciones, del Borges
que no sabía con Borges amanecería el día.
Urracas y gallotes tras el patrimonio de un inmortal de la
literatura. El pueblo argentino quiere leer a Borges, conocer su historia, su
argentinidad, la visión de un porteño universal de su propia patria.
En las escuelas de La Patagonia, en alguna ciudad más allá
del Mar del Plata, en el barrio de Banfield, en algúnsecreto pueblo de la
geografía trasandina,
reclaman una edición popular del Estado argentino sobre Jorge Luis
Borges.
La obra, la palabra en el papel, es lo único que queda de
un escritor verdadero como lo fue el polémico, arbitrario, conservador, lúcido,
irónico, genial Jorge Luis Borges.
El
mejor homenaje a Borges es leerlo, reconocerlo en sus sueños, en la
interminable aventura borgiana, argentina y universal. Él abrió nuevos
caminos a la literatura argentina y latinoamericana, del idioma castellano.
Cada vez que entro a una Biblioteca, pienso en Borges, y no encuentro mejor
homenaje para el Hombre Libro. Lo veo sentado, solemne, ciego de toda memoria
y futuro, presidiendo la ciudad de Babel. Presente y ausente, como a él le
gustaba jugar con al realidad, detrás del mismo espejo.
Rolando Gabrielli