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Anticipo: La llave de Sarah

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UN DRAMA EXISTENCIAL DE LA POSGUERRA
UN DRAMA EXISTENCIAL DE LA POSGUERRA

Ficha técnica

 

Título para Latinoamérica: La llave de Sarah

Título original: Elle s'appelait Sarah

Dirección: Gilles Paquet-Brenner

Guión: Gilles Paquet-Brenner y Serge Joncour; sobre la novela de Tatiana de Rosnay.

Género: Drama – Solo apta mayores de 7 años.

Reparto: Kristin Scott Thomas (Julia Jarmond), Mélusine Mayance (Sarah), Niels Arestrup (Jules), Frédéric Pierrot (Bertrand), Michel Duchaussoy, Dominique Frot (Genneviève), Gisèle Casadesus (Mamé), Aidan Quinn (William).

Montaje: Hervé Schneid - Música: Max Richter - Fotografía: Pascal Ridao Distribuidora: EMON - Web: http://www.ellesappelaitsarah-lefilm.com/

País: Francia; año: 2010; duración 111 min.- Estreno en Francia: 13 de Octubre 2010 – Estreno en Argentina: sin fecha todavía.

 El drama existencial de Sarah: impacta, envuelve, emociona y alecciona. Todo en un mismo plano, el cinematográfico. Bajo la dirección de Gilles Paquet-Brenner, una magnífica película de autor se cierne en el horizonte de la excelencia. La historia, basada en el best seller Tatiana de Rosnay —con más de dos millones de libros vendidos en todo el mundo— y traducida a más de quince idiomas.

 El film apasiona desde su inicio. París, julio de 1942: la policía francesa captura a Sarah —una niña de 10 años, y el resto de su familia de origen judío—, que junto a otros desdichados, son llevados al velódromo parisino. Minutos antes, Sarah pudo esconder a su hermano dentro de un armario. La llave quedó en su poder. Prometiendo volver para liberarlo, dicha actitud será propiciatoria en la argumentación futura.

 Seis décadas más tarde, la historia de Sarah, se cruza y articula con la de Julia Jarmond, una periodista americana (radicada en Francia) que investiga aquellos años de plomo de la Segunda Guerra Mundial. En plena búsqueda de la verdad objetiva, logra reconstruir los hechos pero a un gran precio: los rastros secretos que vinculan a la familia de su esposo con los padres tutores de Sarah. Su presente sentimental se verá jaqueado por su trabajo heurístico.

 La llave de Sarah, es un vibrante thriller dramático que presenta una variedad importante de recursos, para aquellos que critican a priori el género bélico por repetitivo. El nazismo y el holocausto en clave intimista, no genérica.

Motorizado y personalizado en el drama de una familia de extracción humilde, mejora la percepción que se ha deformado por tanto destrato, un tópico tan insondable como los delitos de lesa humanidad y el exterminio judío.

 El inhumano hacinamiento en el velódromo de París, como la deportación a los campos de concentración en Alemania, fue sepultado por la historia oficial francesa. Siendo el mismísimo presidente Françoise Miterrand, quien pidió disculpas pública en un célebre discurso varias décadas después. En el film, la pequeña Sarah logra zafar de las garras de sus captores, y emprender nuevos rumbos.

 La narración es bifrontal. En paralelo, la perturbada vida de la infante Sarah, articulada a la investigación periodística, que en el presente despunta Julia Jarmond (Kristin Scott Thomas). Pasado y presente en una misma narración histórica. El presente interpela a un pasado que esquiva la confrontación. Los dispositivos del lenguaje cinematográficos, son rigurosos y sellado por un robusto guión que los vincula a la perfección.

 De modo que el espectador es invitado a presenciar una visión distinta de la Shoá: una pequeña de 10 años, que sobrevive al extermino masivo, pero no puede con la culpa que le ocasiona el encierro de su hermano en un armario. Esta pérdida familiar, atraviesa todo el relato. Al tiempo que una intrépida periodista devela el misterio para las nuevas generaciones, y su vida sentimental vira en inesperado desencuentro.

 En cuanto a los protagónicos, digno de destacar es el trabajo de la joven actriz Mélusine Mayance (Sarah), portadora de una enorme empatía con sus compañeros. Concentra con solidez el “rol del actor” (la escena, como campo de experimentación le es suya, y generosa con los que la rodea). En tanto que en la piel de la periodista —Kristin Scott Thomas— la vimos algo esquiva en la consecución de un guión que necesitaba más punch y carga emotiva. Su apatía se dibujó en la pantalla grande. 


Sarah -Mélusine Mayance– (izq.): en un drama existencial de posguerra. La verdad que interpela al presente, la conciencia de Sarah que no supo sobreponerse a su propia historia. Una pequeña gran actriz que impacta por su realismo. 

 Los aciertos en los distintos dispositivos son muchos y variados: agregamos la lucidez del uso de la elipsis en el texto; cantidad de argumentos en pocas líneas. Excelente conceptualización; la dirección fotográfica que ubica en inteligentes planos a los protagónicos; la reconstrucción de época —mórbida— que es mucho decir, y la justa longitud de las escenas. En conclusión, una obra magnífica a la hora de elegir buen cine, cine de autor. Ese que tiene gran valor agregado, y que escapa a los géneros estancos, que encasillan por su tozudez.

 Hay una verdad de Perogrullo: el público literario y cinematográfico europeo es consumidor adicto a los best seller. La aceptación popular encandila las retinas de las personas, que a la hora de consumir espectáculos, busca referenciar calidad por medio de masividad. Aunque esta conducta no sea la correcta.

 

Gustavo Contarelli

 

Puntaje del film: 5 Tribunas. ¡Imperdible!
Puntaje actor protagónico: Mélusine Mayance (Sarah) 5 Tribunas ¡Imponente!

Referencias:
5 Tribunas: excelente/imperdible
4 Tribunas: muy buena
3 Tribunas: correcta - buena
2 Tribunas: regular
1 Tribuna: mala/pésima

 

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