Con toda lógica la noticia del fallecimiento del papa Francisco causó un efecto de alto impacto en la Argentina, donde como suele suceder -no solo en estas latitudes-, la muerte lustró la imagen de una figura de tal magnitud cuya dimensión quedó muy clara en sus funerales. Y esa figura que los argentinos habíamos alcanzado a meter también en la grieta, emergió más cercana a la magnitud que le corresponde a quien fue durante 12 años el vicario de Dios en la Tierra.
Durante los días posteriores a su fallecimiento, mientras se registraba la prolongada despedida de quien será siempre tenido en cuenta como el argentino más importante de la historia en el mundo, hubo espacio para acomodar las definiciones. No vale la pena volver sobre los dichos del actual presidente, cuando en su rol de influencer incluyó al Santo Padre en el destinatario de sus habituales diatribas. Javier Milei ya había superado ese incómodo papel cuando como presidente de la Nación debió acomodar su discurso, para tener un encuentro afectuoso como el que protagonizaron en Santa Marta. Ya muerto el Papa, y desde Roma, adonde concurrió para despedirlo, reveló como tantos otros que tuvieron contacto con Francisco en vida un diálogo en el que fue indultado por sus dichos, que el Santo Padre atribuyó a “errores de juventud”, según dichos de Milei.
Habrá que creerle, porque esa actitud papal se corresponde con el espíritu de Bergoglio, quien también supo en su momento dar vuelta la página del destrato, por ejemplo con Cristina Kirchner, quien el día de su designación papal ni siquiera tuvo el tino de mencionar su procedencia exacta. Tan solo era entonces para ella “un Papa que pertenece a Latinoamérica”. La entonces presidenta también reacomodaría su discurso poco tiempo después y sería luego quien más lo visitó, entre los cuatro presidentes argentinos que vivieron su mandato.
Milei tuvo con Francisco una muestra del pragmatismo que no suele mostrar habitualmente, pero al que echa mano cuando está obligado por las circunstancias. Aunque luego de ese acercamiento protagonizó un desplante para con el Papa, cuando el Vaticano organizó, a fines de noviembre del año pasado, un homenaje al cumplirse 40 años del Tratado de Paz y Amistad con Chile, en el que por intervención del entonces papa Juan Pablo II se evitó una guerra inminente con el país trasandino. El pontífice argentino estaba muy ilusionado con poder exhibir esa muestra del valor de la diplomacia donde tuvo un papel central la Santa Sede, pero a último momento el gobierno de Javier Milei se enojó con el presidente chileno Gabriel Boric por circunstancias nunca aclaradas registradas durante la reunión del G20 en Río de Janeiro -adonde el presidente argentino no saludó a su par Lula Da Silva-, y resolvió mandar una representación menor a la reunión que presidió nada menos que el papa Francisco en el Vaticano. Por Chile estuvo su máximo representante diplomático, el canciller Alberto Van Klaveren, mientras que Argentina apenas dispuso la presencia del embajador ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino.
El enojo era entonces con el presidente trasandino, aunque no faltaron quienes lo atribuyeron a las críticas papales por la represión de las protestas sociales. Es que dos meses antes Francisco había dicho que “el Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social, pagó el gas pimienta”. Esa vez el Gobierno tuvo la cautela de no replicar, aclarando el vocero Manuel Adorni que respetaban pero no compartían esas expresiones. Mas Milei no pudo con su genio y respondió a través de las redes, aunque como muchas otras veces cuando no puede escalar él mismo el conflicto lo hizo por interpósita persona, reposteando en X un mensaje del conductor Guillermo Mazzuca en el que éste decía: “Pueden haber corruptos en el gobierno de Milei, que en cuanto se entere los echa a patadas y los manda a la justicia; no fue el caso de Cristina con su propia conducta y la de sus funcionarios… le pueden avisar al papa Francisco”.
El presidente tuvo el sábado el protagonismo que tanta dicha le provoca al encabezar por su condición de compatriota del Santo Padre el desfile de las delegaciones que lo despidieron, más allá del tropiezo del día anterior, cuando llegó tarde a la ceremonia de cierre del féretro de Francisco y no pudo estar presente en ese momento. Fue un hecho menor, aunque le valió ser trending topic negativo en X -nada que lo descoloque emocionalmente más-. Desde su entorno aclararon que originalmente no estaba previsto asistir a esa ceremonia, aunque sobre la marcha habrían resuelto hacer el intento. Se dijo entonces que probablemente hubiese llegado a tiempo de no haberse retrasado en el acto de homenaje a su admirado Jesús Huerta de Soto, cuya presencia en el país lo cautivó tanto que concurrió a visitarlo sin aviso mientras el español realizaba una entrevista en un canal de televisión, lo invitó a almorzar luego junto a su comitiva de 21 personas en Casa Rosada, y por la tarde/noche fue a la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) donde lo distinguieron con el Doctorado Honoris Causa. Allí se quedó más tiempo de lo previsto y su vuelo a Roma partió 90 minutos más tarde.
Tiene lógica tanta devoción de Milei por este referente libertario del que se siente un ferviente discípulo y es su fuente de inspiración respecto de la destrucción del Estado. Huerta de Soto considera a la democracia “un sistema perverso que se basa en la mentira y en la compra de votos con dinero robado mediante impuestos”, y fue crítico de Francisco, de quien dijo después de muerto que en su infinita misericordia Dios le va a “perdonar hasta los pecados y errores más graves”.
Una de las polémicas que generó el fallecimiento del Papa fue la asistencia de una delegación multipartidaria, como la que sugirió el presidente del bloque UP en Diputados, Germán Martínez. Previamente, la diputada radical Danya Tavela había cuestionado el eventual envío de una delegación, sugiriendo que por el contrario “nos ahorremos garronear un viajecito a Roma absolutamente innecesario”.
En otros tiempos no hubiese ameritado la menor discusión, ni mucho menos cuestionamientos tales como los que partieron desde algunos medios, de parte de quienes gustan de asumir un curioso protagonismo en la actualidad política y en este caso desataron una verdadera cruzada en contra de una “comitiva”. Con todo, hubiese sido una señal que el propio Papa hubiese celebrado la de una delegación que reuniera representantes de todos los sectores, incluyendo los últimos presidentes argentinos. Si hasta podría haberse ahorrado en pasajes subiendo a todos al avión presidencial, en el que por cierto viajó una delegación muy reducida, circunscripta exclusivamente al entorno de Milei. Argentina año verde.
Una muestra de la violencia verbal y hasta física que se vive cotidianamente tuvo lugar el mismo lunes de la muerte del Papa con la vicepresidenta al salir del homenaje en la Basílica San José de Flores. Son tiempos de fanatismo extremo y de eso habló monseñor Jorge García Cuerva en el homenaje que sí reunió este sábado a representantes de casi todos los sectores en la Catedral de Buenos Aires, donde Jorge Bergoglio ofició tantas homilías: “En un mundo violento donde parece primar el odio y la descalificación constante; en donde los ideologismos empañan cualquier posibilidad de encuentro; en una sociedad donde decimos vulgarmente ‘garpa más hablar mal de los demás, insultar y agredir’, queremos volver a insistir con anunciar la fraternidad, uno de los ejes principales del papa Francisco”, expresó el arzobispo de Buenos Aires.
Previsiblemente, la muerte del Papa trastocó la actividad prevista en el Congreso, donde se preveía el martes avanzar con la interpelación de funcionarios por el caso $LIBRA y, al día siguiente, poner en marcha la comisión investigadora sobre el mismo tema. La postergación de ese temario para la semana siguiente, acordada entre Martín Menem y los 24 presidentes de bloques de Diputados, fue una infrecuente muestra de consenso. Pues en el día previo se especulaba con la conveniencia para el Gobierno de tratar el tema tal cual lo previsto, a sabiendas de que la atención principal estaría puesta en Roma y $LIBRA quedaría en un segundo plano. No fue así, y habrá que reconocérselo al oficialismo.
También se postergó la sesión del jueves en el Senado, donde se preveía tratar finalmente ficha limpia, aunque eso no se había oficializado aún. En ese caso muchos vieron una maniobra, pues hay quienes prefieren no ver ese proyecto aprobado. El kirchnerismo, claro está, pero también se señala al oficialismo, que ya se sabe obturó su tratamiento a fines del año pasado en Diputados, aunque luego lo promovió en extraordinarias. Se reprogramó para el 7 de mayo, pero muchos siguen poniéndolo en duda: el argumento oficial es que no estarían los votos asegurados para su aprobación -aunque todo indica que sí lo están-, pero la explicación soterrada es que no quieren darle el gran protagonismo que le brindaría su aprobación a Silvia Lospennato, gran promotora en el Congreso de ese debate, a 11 días de las decisivas elecciones porteñas.

Análisis político