Press "Enter" to skip to content
Cristina Kirchner y Axel Kicillof / Télam

Kicillof se enfrenta a una Cristina candidata que promete arrebatarle el poder

El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, “se cortó solo”, tras una reunión con Sergio Massa y Máximo Kirchner, tomó la decisión “unilateral” -sostienen desde La Cámpora- de desdoblar las elecciones, todo lo contrario a lo que deseaba la presidenta del PJ Cristina Kirchner.

Con ese escenario a la vista, y la indigestión que le causó a la expresidenta, ésta resolvió presentarse como candidata a diputada provincial por la tercera sección electoral, algo que ya había anticipado su círculo íntimo, aunque sin una confirmación explicita.

La posibilidad de que ello ocurriera se hablaba por lo bajo –y en secreto- dentro del ámbito oficialista de la provincia de Buenos Aires, pero hay un convencimiento –y así lo dejaron trascender desde el entorno de Kicillof- de que Cristina tiene fecha de caducidad.

El mandamás bonaerense aseguró que militaría ambas opciones, en referencia al cristinismo y al Frente Renovador liderado por Sergio Massa en la participación de las elecciones. Sin embargo no resulta ni lógico ni conveniente.

Se sabe que CFK estaba esperando el anunció para postularse. No será una férrea opositora al Gobierno de Kicillof en la Legislatura, pero sí le marcará terreno y ello será un problema para el gobernador. ¿Por qué entonces publicitaría un dolor de cabeza?

Tanto desde el ámbito camporista como desde el massista están convencidos de que la lucha hay que darla contra el Gobierno del presidente Javier Milei, pero Kicillof está buscando hoy en día abrirse a una nueva –y remodelada- propuesta de peronismo.

Quiere el reconocimiento por su ardua y larga trayectoria como referente kirchnerista y entiende que es hora de una renovación de poder. Ya no quiere ser la mascota k, sueña con tener su propia identidad, como el kicillofismo.

No es una idea que nazca de repente, de hecho ya en 2023 quería consolidarse como el precandidato a presidente del entonces oficialismo. Cristina no se lo permitió, en su lugar candidateó a Sergio Massa.

Es por ello que, tras dos mandatos al frente de la administración bonaerense, sueña con llegar a la Casa Rosada y necesita tener un distintivo personal, algo que marque un camino propio y un liderazgo identificado por una nueva corriente peronista.

El problema de Kicillof es que su figura siempre estuvo ligada al Kirchnerismo, es casi imposible despegarse de su ex mentora y, como consecuencia, los votos que pueda juntar van a estar ligados a esta inevitablemente.

Al margen de ello, Cristina hoy representa al núcleo duro peronista que concentra alrededor del 25% de los votos, por lo que Kicillof se está lanzando “al vacío” con un pronóstico poco favorable.

Pero más allá de lo que pase en las elecciones presidenciales del 2027, al ex ministro de Economía no le conviene ponerse a CFK en contra, sobre todo porque su ingreso a la Legislatura provincial está más que asegurado… y el poder de fuego que sostiene en terreno bonaerense es sustancial.

Un enfrentamiento con la ex presidenta lo dejará en una casi asegurada derrota, porque es enfrentarse con parte del peronismo, con La Cámpora y, probablemente, con el Frente Renovador, aunque este último siempre fue capaz de moldearse a las ventajas políticas.

Ni siquiera vale la pena recordar la cantidad de veces que el espacio liderado por Massa se adecuó a las necesidades partidarias, siendo opositor y oficialista, juez y verdugo, cada vez que lo vio necesario para sostener el poder.

En conclusión, Kicillof está actuando sin saber cómo va a ser el resultado final. La jugada puede salir bien, pero lo más probable es que salga mal… y, de ser así, lo va a afectar gravemente.

Director periodístico: Christian Sanz © Tribuna de Periodistas. Todos los derechos reservados
× Escribenos!