EL INDEC Y LOS PÍCAROS DE SIEMPRE
En varios sitios digitales y medios impresos puede leerse hoy la siguiente noticia: “El Indec informó que en el tercer trimestre de 2010, el 40,7% de las empresas encuestadas realizó búsquedas laborales, de las cuales sólo el 10,2% no logró cubrir alguno de los puestos requeridos. Las mayores demandas se produjeron en los grupos de Servicios a las empresas y profesionales (60,5%); Fabricación de productos farmacéuticos (58,1%) y Electricidad, gas y agua (57,5%). En cuanto a la calificación del personal buscado y no cubierto requerido por las empresas, el 54,1% demandó calificación operativa, el 23,4% de los casos calificación profesional y el 22,5% calificación técnica”
Lo primero en lo que uno repara es que la información la brinda el INDEC, dato para nada menor para los tiempos que corren.
Lo segundo que llama la atención es que no se detalla la nómina de las empresas “hipotéticamente” encuestadas, como para al menos tener una somera idea de si el dato podría ser o no medianamente creíble.
Lo tercero a considerar es que a menos que esos sectores estén subsidiados por el gobierno o éste último de manera partidaria tenga alguna participación directa o indirecta en ellos, no sería negocio para tales empresas tomar personal en el contexto jurídico y macroeconómico local en el que están inmersas.
Las persecuciones a las patronales por parte de la AFIP y proyectos oficiales como el de participación en las ganancias, han sido y siguen siendo presiones importantes a tener en cuenta por parte de los empresarios. Cabe destacar que uno de los puntos imponía el hecho de que toda empresa que se negara a llevarlo a cabo sería multada en un determinado porcentaje.
Otro aspecto interesante a considerar es la carga tributaria en concepto de cargas sociales que tendrían que soportar adicionalmente los entes, a menos como dije, que contaran con determinadas excepciones impositivas o subsidios por parte del Estado que en todo caso seguirían financiando los contribuyentes de siempre.
En fin, otra noticia rimbombante que hace agua por todos lados. La fuente no es confiable, los datos con los que se construyeron los indicadores no se aportan y la lógica en términos de rentabilidad de las empresas no parece lógica.
A priori, todo luce como otra estrategia de los pícaros de siempre.
Nidia G. Osimani
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