El ejemplo de Mercado Libre
La política argentina sigue sorprendiendo por la grave falta de idoneidad de sus integrantes, o al menos, de una importante parte de ellos.
En este caso, quien dio la nota fue el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, quien pidió no darle importancia a Mercado Libre pero el primero en hacerlo y en brindarle una buena parte de una entrevista a mencionar a la empresa de Marcos Galperin fue él.
Una de las frases más llamativas que evocó, criticando su salida del país para radicarse en Uruguay en una entrevista que le hizo Romina Manguel fue: "Cuando hablás de una cadena de comercio electrónico muy importante en Argentina, el empresario se fue a Uruguay. Bien, es su decisión personal. Pero esta empresa pasó de 5 mil a 6 mil empleados, su facturación se triplicó".
Entonces, es necesario preguntarle al señor que se encarga del área productiva a nivel nacional ¿Por qué Galperin decidió correrse a un costado de la filial argentina de Mercado Libre? ¿Por qué le fue bien? Claramente no.
Probablemente los motivos de la salida de Galperin hayan sido heterogéneos pero, indudablemente la política se metió en el medio.
Es de público conocimiento que el exitoso empresario apoyaba fuertemente al ex presidente Mauricio Macri. Incluso fiscalizó en las elecciones por Juntos por el Cambio y llegó a escribir “yo lo voto” en alusión al ex jefe de Estado, incluso luego de que la Formula Fernández-Fernández ganara las elecciones primarias y tras haber mantenido una reunión con el entonces candidato presidencial y hoy presidente Alberto Fernández.
¿Ello habrá hecho enojar al oficialismo? No se entiende cómo una empresa transparente, que brinda 6 mil puestos de trabajo en Argentina y que como gran firma inyecta recursos dinerarios a la caja de Estado, es sistemáticamente vilipendiada por un Gobierno.
Es dable resaltar que Mercado Libre no ostenta problemas en la Justicia por actos de corrupción más allá de una denuncia realizada por el fiscal Guillermo Marijuan un tanto irrisoria en su argumentación.
Sin embargo, el Gobierno sigue contratando empresas y personas involucradas directa o indirectamente en escandalosos hechos de corrupción.
Existen diversos ejemplos de ello, como la AFIP con ACRI Construcciones, ligada a Lázaro Báez; Desarrollo Social, con empresas que habían participado del escándalo de las compras con sobreprecio en el inicio de la cuarentena o El Banco Central con la empresa Edenred, denunciada por coimear a un diputado.
O se pueden mencionar también las designaciones de personajes ligados a la corrupción como lo son Daniel Roberto Bolettieri, ex intendente de Almirante Brown; el ex gobernador de Entre Ríos, Sergio Daniel Urribarri o Gustavo Oscar Navarro, quien aparece en puntuales expedientes que investigan irregularidades durante la “década ganada”.
Con esos antecedentes, es lógico que se avance contra una empresa transparente, que le da de comer al Estado y no a los funcionarios que eventualmente lo manejan a través de sobres sin registro.
Por lo menos no se puede decir que este Gobierno no es coherente en lo que a las contrataciones refiere, siempre va por el mismo lado, y al oligarca (que no los favorezca, claro), lo señalan como si los “representantes oficialistas” fuesen todos honestos e intachables.
No hay chance, el faraónico Estado que no ha hecho más que alimentar el gasto desmedido en detrimento de la sociedad toda, se pone a batallar con una gran empleadora ¿Y si Marcos Galperín un día se cansa y elige directamente desterrar la empresa del país?
6 mil trabajadores se quedarían en la calle, sólo como impacto directo y probablemente, como efecto rebote, algunos camioneros se verían afectados y ahí habría que ver dónde se esconde el patético brabucón de Hugo Moyano, a quien el jefe de Estado dignifica.
Allí la locura se hace más evidente y se entiende aún mejor la decisión de Galperin: El presidente decide apoyar a un narcocorrupto que no dudó en ir a bloquear la salida de mercadería de las sedes que utiliza Mercado Libre.
Es una locura, de hecho, que el Gobierno haya creado Correo Compras para competirle al “unicornio”, salvo que esta vez sin transparencia y, a poco de nacer, enredado en escándalos de distinto tenor.
La parte más interesante de todo esto es que, del otro lado hay un empresario que no presta atención y apoya a emprendedores como es el caso de Eduardo Cortez, que vende macetas en la panamericana.
Quien se expresó al respecto fue el profesor de la UCA, de la Universidad del Salvador y de la Sorbona y miembro del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI), Augusto Salvatto.
“Cuando te digan que la tecnología es algo elitista que no va a ayudar a solucionar los problemas sociales que tenemos, mostrale esto” redacto adjuntando la foto de las masetas y el cartel de Mercado Pago dibujado a mano.
En fin, el Gobierno viene mostrando su lado anti sector privado desde hace tiempo, algo que comenzó con Vicentin y que parece ser una política continua en el tiempo.
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