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Papa Francisco / AP

El papa Francisco: una voz incómoda para el cristianismo y la humanidad

El papa Francisco, formado en la fe y en la justicia de  los misioneros jesuitas, detestaba la opulencia y los oropeles que no suelen coincidir con la humildad que predica siempre la Iglesia católica.

Si algo debe destacarse de su ajetreada vida es que recibía en el Vaticano tanto a los pobres como a los ricos, tanto a los socialistas como a los conservadores, tanto a los pueblos originarios como a las figuras más representativas del deporte, la cultura, la política, el arte o la religión.

Nacido en el barrio porteño de Flores, el 17 de diciembre de 1936, en el hogar de una familia de clase media baja, Jorge Mario Bergoglio leía a Jorge L. Borges y le gustaba hablar de literatura, recalcando su valor en la formación de sacerdotes.

Aunque venía luchando con una enfermedad pulmonar desde hace un tiempo, el mundo pareció girar un poco más lento cuando este lunes el Papa murió a los 88 años en su residencia de Santa Marta, en el corazón del Vaticano, víctima de un colapso cardiovascular y un derrame cerebral.

Su vida en favor de los desposeídos conmovió a todas las religiones habidas y por haber, convirtiéndose en una representante universal que buscaba la paz y la igualdad de los hombres, aunque muchas veces resultara polémico con sus opiniones sobre los cambios sociales.

Incluso los ateos, los agnósticos, los réprobos y la gente común, esa gran masa planetaria que no cree absolutamente en nada, seguía con atención cada una de sus mensajes desde que asumió su papado, el 13 de marzo de 2013.

Poco después, el 7 de julio de dicho año, Bergoglio viajó a Lampedusa, una pequeña isla italiana en el mar Mediterráneo, donde muchos migrantes oriundos desde distintas partes de África llegan diariamente a sus costas con el sueño de buscar una vida próspera en Europa.

Esa fue, tal vez, su principal carta de presentación. Allí, entre los africanos, Francisco se convirtió en un verdadero héroe.

Así, con humildad y humor, como el mismo decía, se fue metiendo en el corazón de los pueblos, porque para una gran mayoría Bergoglio era mucho más que el líder de una religión; era alguien en quien confiar a pesar de la economía, las guerras, la miseria, las enfermedades y los problemas cotidianos.

Su legado se inscribe entre los más trascendentales de la Iglesia católica, debido a su inclusión de la primera mujer al frente de en una oficina en el Vaticano y su apertura para con los homosexuales y la comunidad LGTBQ+, entre otras cosas.

En un documento de abril de 2016, sostuvo: “Que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar ‘todo signo de discriminación injusta’ y particularmente cualquier forma de agresión y violencia».

Aun así, Francisco condenaba el matrimonio homosexual. Sin embargo, a mediados de diciembre de 2023, aprobó bendecir a las parejas del mismo sexo.

Al primer papa jesuita de la historia nadie podía usarlo políticamente porque era un hombre fuerte y sereno para defender sus convicciones. Los que lo agredían por sus definiciones políticas o religiosas, después se arrepentían y corrían a visitarlo.

Así, con el tiempo, recibió tanto a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo como al rey Carlos III del Reino Unido o el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Y antes de morir fue visitado por el vicepresidente de ese país, J.D. Vance, a quien le manifestó su preocupación por la expulsión de inmigrantes ilegales en EEUU.

Incluso mantenía una buena relación con los mandatarios de Venezuela y Rusia, Nicolás Maduro y Vladimir Putin, respectivamente, entre otros dignatarios.

Aquellos que lo odiaban solían reprocharle su cercanía con los seguidores de Juan D. Perón. «Nunca estuve afiliado al partido peronista. Ni siquiera fui militante o simpatizante del peronismo. Afirmar eso es una mentira», dijo Bergoglio en el libro “El Pastor”, que recoge las conversaciones que mantuvieron con el Papa los periodistas Francesca Ambrogetti y Sergio Rubin.

Bergoglio defendía la creación de un Estado Palestino. Por eso muchas veces alzó su voz tanto para condenar los indiscriminados bombardeos israelíes en Gaza, como para repudiar la matanza de 1200 personas y el secuestro de otras 251, llevada a cabo por el grupo fundamentalista islámico Hamas en el sur israelí, el 7 de octubre de 2023.

Durante la última dictadura cívico militar  (1976-1983), que provocó el asesinato de unas 9.000 personas, entre ellas un centenar de niños, según informes oficiales (aunque organizaciones de derechos humanos elevan esta cifra a 30.000 personas), Bergoglio salvó a muchos perseguidos de los campos de la muerte.

“No tenía vínculos con la dictadura”, dijo en marzo de 2013 el Premio Nobel de la Paz 1980, Adolfo Pérez Esquivel, al ser consultado por la BBC.

Durante un viaje a Brasil en julio de 2013, el Papa afirmó: “Espero que salgan a las calles y que hagan lío. Quiero que la Iglesia salga a la calle. Si la Iglesia no sale a las calles, se convierte en una ONG”.

Tal vez esta frase de Bergoglio sea parte de su gran legado.

Director periodístico: Christian Sanz © Tribuna de Periodistas. Todos los derechos reservados
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