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Javier Milei / Télam

El periodismo, los muckrakers, las formas y la “rooseveltisación” de Milei

En 1906, el entonces presidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt tildó a los comunicadores de “muckrakers”. Era una nueva era surgida a fines del siglo 19, momento en el que el periodismo de investigación comenzó a ver la luz.

Según cuenta Vicente Campos en su libro “¡Extra, extra!”, la definición salió de un pasaje de “El progreso del peregrino” de John Bunyan que hacía referencia al hombre que rastrillaba el estiércol.

Ello como una mera comparación, dando a entender que los periodistas preferían ver la basura del suelo antes que levantar la cabeza y admirar la belleza del cielo. Quizá, sin saberlo, dio una de las mejores definiciones de periodismo de la historia.

Eran tiempos prometedores para “el mejor oficio del mundo” –tal cual lo describió Gabriel García Márquez-. Los hombres de prensa comenzaban a tener total libertad para investigar y denunciar.

Los informes ocupaban en casos decenas de páginas y los periodistas no tenían limitaciones temporales o monetarias para realizar sus exhaustivas investigaciones. Eran épocas de los mejores, pero ya olvidados, como Ida Tarbell, Lincoln Steffens, Nellie Bly o Charles Esward Russell.

En definitiva, lo que hizo Roosevelt no fue más que darle entidad a esos hombres y mujeres, pioneros de la investigación periodística y que vivieron historias tan impactantes como el encierro en un manicomio solo para poder vivir en carne propia y contar cómo era el maltrato recibido por los pacientes.

Claramente los tiempos cambiaron. La información aparece con una velocidad apabullante y la corrupción mejoró los mecanismos. Fue, en cierto punto, el mismo sistema el que se logró corromper.

La aparición –y constante avance- de la tecnología obligó a cambiar los métodos de comunicación e investigación. Los periodistas ya no pueden evadir el tiempo de las publicaciones en los medios, tampoco cuentan con inagotables recursos económicos. Muchas veces esas indagaciones se hacen a pulmón, sin financiamiento. Simplemente con una cuota de curiosidad y algo de ingenio.

Y es allí donde se traza el paralelismo entre Roosevelt y el presidente Javier Milei, que desconoce el trabajo de la prensa, y la ningunea… Y la ataca. Trascendiendo épocas, con una diferencia de casi 120 años, ambos ignoran el trabajo del periodista.

Darle entidad a los medios y a los propios periodistas es algo que los dos tienen en común, aunque en el caso del Milei es, quizá, un poco más grave, porque señala ya con nombre y apellido a la persona a la que hace referencia.

Lo hizo con varios, tildándolos de ensobrados y encabezando una legión de fanáticos que repiten lo mismo de forma reiterativa –y hasta agotadora-. Es cierto que existen los periodistas ensobrados, ignorarlo se compara con tapar el sol con el dedo. Pero no son todos, ni todos los que menciona el presidente.

Quien escribe fue tildado de “ensobrado”, más de una vez, por los propios fanáticos mileistas, pero nadie puede demostrarlo básicamente porque ello es totalmente falso. Y no es una cuestión de hacer una autodefensa, pero hay una realidad: ¿Quién se acercaría a hacer tal ofrecimiento a alguien con baja audiencia? Amén de que la propuesta sería rechazada.

Al margen de ello, no se puede dejar pasar que sí hay sobres, y salen del propio Gobierno. Es decir, el tipo que se queja de los sobres es el mismo que los entrega. No hay mayor hipocresía que esa. Es como que un narco se queje del consumo de drogas.

Siempre existió un forcejeo entre la política y el periodismo. Y sí importan las formas, porque no es lo mismo poner fotos de periodistas en la plaza para que las escupan –como hizo el kirchnerismo- o fustigar contra ellos con nombre y apellido, utilizando todo tipo de improperios, que ir a la justicia y hacer una denuncia formal o exhibir elementos que demuestren que existen esos sobres.

Claramente ni Milei, ni nadie, va a hacer tal cosa, porque son en parte responsables de la existencia de los mismos, y no se da cuenta aún que sus ataques a la prensa, impulsan a esta a ser más intrépida… igual que cuando Roosevelt tildó de “muckrakers” a los periodistas.

Director periodístico: Christian Sanz © Tribuna de Periodistas. Todos los derechos reservados
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