El caso @matiasstereo
Cada tanto aparecen, muestran sus garras, se exponen en las redes sociales. Son trolls, escondidos detrás de una cuenta de Twitter que no revelará jamás sus nombres.
Son los guapos 2.0, que gustan permanecer anónimos. Jamás aceptarán un debate cara a cara. Nunca. Porque expondrían su propia identidad.
Entonces, putean desde ese universo paralelo que son las redes. Ni siquiera son ingeniosos, siempre dicen las mismas tonterías. Y cuando algo no les gusta, putean. ¿Para qué argumentar? ¿Cómo hacerlo? No les da la cabeza.
Me he cansado de derribar trolls, de dejarlos sin argumentos, en todo tipo de discusiones. Ya sean macristas o kirchneristas.
Esta semana apareció un espécimen curioso, un tal @matiasstereo, que salió a mostrar los dientes en defensa de la chorra más grande del país, Cristina Kirchner.
“Estoy esperando las 10 Lucas verdes que jugaste por el título de CFK, gordo pelotudo”, me dijo por Twitter. Siempre la puteada, ya les dije: no son nada ingeniosos.
Le respondí rápidamente: “Podés ganarlas de dos maneras. O aportás el título o una foto de graduación. Dale. Te espero imbécil”.
Acto seguido, me acusó de haberme ido a buscar —nunca dijo adónde, claro— y no haberme encontrado. Volví a contestar: “Qué raro, trabajo siempre en el mismo lugar hace años, en el mismo horario inclusive. Te espero, trae alguna de las dos cosas. No quiero creer que sos un chanta…”.
Y subí la apuesta: “Bueno, estoy esperando el título o la foto de graduación. Te ganás 10 mil dólares… ¿qué esperás?”.
“Yo lo llevo. Pero vos tenés que esperarme con Sabsay, medicado claro está”, me comentó.
Como imaginé que nunca vendría, porque no existe ni el título de Cristina ni la foto de graduación, lo apuré: “Buenísimo, guardo este hilo de Twitter. Si en 24 hs no mostrás nada, lo publicaré”.
Pasaron ya 72 horas y el troll jamás apareció. Recordé entonces que era eso, un troll, alguien inexistente. Finalmente, toda una pérdida de tiempo.
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