La noticia es de por si impactante. Un hombre al que un colectivo le embistió la camioneta en la que viajaba junto con su hijo, y le generó convulsiones al pequeño, por lo que el conductor de la camioneta tomó una pala mecánica y destrozó tres colectivos.
Fue el pasado viernes en la localidad bonaerense de José C Paz, pero podría haber sido en cualquier parte del país. De esta manera, este hecho, se suma a una larga lista, cada vez más periódicos, en los que las personas “hacen justicia” por mano propia.
En la noche del 22 de febrero, Jeremías Sosa, un albañil de 30 años con un fuerte compromiso social en Jardín América, Misiones, fue brutalmente asesinado por vecinos de Olivera, quienes lo confundieron con un ladrón.
Jeremías se encontraba en la casa de su hermana cuando sufrió un ataque de pánico. Su reacción fue salir corriendo para aislarse, como solía hacer en estos casos. Sin embargo, en ese momento, un grupo de vecinos lo interceptó, acusándolo erróneamente de haber cometido un robo y lo golpearon hasta matarlo.
En José C Paz, el colectivero que embistió a la camioneta no se detuvo por el accidente. Según destacó el diario La Nación, el chofer argumentó que estaba “apurado por irse” ya que tenía pasajeros a bordo.
En estos dos casos, pero extensible a la mayoría de los que se vienen sucediendo, hay una sensación de “desprotección”. El conductor de la camioneta hace justicia “por mano propia” porque el colectivero se va de la escena del choque, (¿habrá llegado a pensar que tampoco le iba a pagar el seguro?). En el caso del albañil, “la gente” apalea al presunto delincuente, cansados de los robos y que “la policía no haga nada”.
La idea del “Estado presente” parece haberse desvanecido, y mucho más uno de sus poderes, el Judicial.
Una guerra de “pobres contra pobres” se va extendiendo, de manera larvada, por todo el país. Es a ellos a quienes cada vez se le hace más difícil acceder a una justicia verdadera, esa que es casi cotidiana.
Y deberíamos recordar que el Poder Judicial es uno de los tres que conforman la República de un estado democrático. De otra manera, será “una guerra de todos contra todos”, pero que afectará mayormente a los que menos tienen.
Y tal vez habrá que recordar las palabras que dijo el ex presidente John F Kennedy: “Si una sociedad libre no puede ayudar a los muchos, que son pobres, tampoco podrá salvar a los pocos, que son ricos”.

Agencia Nuevas Palabras