La opción de que Alemania suministre a Ucrania misiles de crucero Taurus, el cohete de largo alcance que puede dar un vuelco decisivo en la guerra con Rusia, pone otra vez a Berlín cara a cara con el país que capituló hace 80 años en la Segunda Guerra Mundial.
No hay duda de que el presidente estadounidense, Donald Trump, tiene mucho que ver con esta nueva realidad que vive Alemania y el resto de Europa, ya que en la actualidad el Viejo Continente no puede fiarse de la seguridad que le brinda la Casa Blanca.
Trump suele criticar los escasos aportes de Europa para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), estimados en el 2% del Producto Bruto Interno (PBI) de cada país europeo.
Por eso, mientras crece la polémica por la supuesta amenaza rusa, el rearme de las Bundeswehr, ex Werhmacht, es hoy una realidad que crece con la llegada del probable y futuro canciller alemán, el conservador Friedrich Merz.
A pesar de las protestas del Kremlin, Berlín está dispuesto a considerar la opción de vender misiles a Kiev, siempre y cuando esta medida sea acordada con sus socios europeos, tras décadas de seguridad transatlántica brindada por EEUU.
Esta semana, Rusia advirtió que considerará los eventuales ataques ucranianos con misiles alemanes Taurus como una «participación directa» de Berlín en el conflicto, lo que sin duda ha abierto las viejas heridas de los conflictos bélicos del pasado.
Los expertos aseguran que el Taurus, capaz de alcanzar objetivos a 500 kilómetros de distancia, permitiría a Ucrania atacar blancos ubicados dentro de territorio ruso. Merz incluso dijo que esos cohetes podrían destruir el estratégico puente de Crimea, en el estrecho de Kerch, un territorio ocupado por Moscú desde mediados de marzo de 2014.
“No es preocupante que Alemania se tome en serio la necesidad de ser una potencia militar. Porque ya no es la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, sino una democracia, un país que respeta los derechos humanos, con una economía de mercado”, dijo el académico Juan Alberto Rial.
El secretario del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, opinó que, por otro lado, Alemania “se ha visto obligada por la historia a tomar la posición de no ser una potencia militar, sino una fuerza económica, a raíz del estigma de haber iniciado la Gran guerra (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)”.
“La realidad impone que alguien tome la posta para liderar a Europa, en un siglo XXI en el que Estados Unidos ha dejado de ser un socio confiable y Rusia ya no busca ser solo una potencia energética incorporada a Europa, sino un poder revisionista en busca de esferas de influencia propias de 1945”, afirmó Rial, al ser consultado por la agencia Nuevas Palabras.
El profesor de Derecho Internacional Público, afirmó, además: “Convengamos que hace un siglo Alemania no tenía a Rusia invadiendo un país vecino”. Por eso advirtió: “Sí me preocuparía que este proceso terminara en algún momento con Alternativa para Alemania (AfD) en el poder”. “AfD ha reivindicado al nazismo. Ese es el único llamado de atención”, recordó el analista.
Apoyada por el magnate estadounidense de los cohetes, los robots y los autos eléctricos, Elon Musk, dicha fuerza de ultraderecha se ubicó en el segundo lugar de las elecciones del pasado 24 de febrero, con su líder Alice Weidel, que le dieron el triunfo al derechista Merz.
El nuevo jefe del gobierno alemán, sin embargo, ha descartado la posibilidad de formar una alianza con la extrema derecha, calificada por el servicio de inteligencia interior como “radical”, “racista” y “antidemocrática”, según informes de la BBC.
Si bien el ejército alemán ha participado en misiones de la OTAN en Afganistán y en otras partes del mundo, como Mali, en África oriental, aún no cuenta con recursos suficientes para enfrentarse a una potencia nuclear como Rusia, sostienen analistas.
Por lo tanto, Merz planea un fuerte gasto en Defensa para compensar la posib e desvinculación de Estados Unidos de Europa.
El pasado 21 de marzo, la Cámara alta del Parlamento alemán aprobó finalmente un proyecto de ley que desbloquea 500.000 millones de euros (casi US$579.000 millones) de la deuda, a fin de ser utilizados en gastos de defensa y reformas de infraestructuras, luego de que fuera respaldado en la Cámara baja.
“Estamos amenazados por Rusia; estamos amenazados por Putin. Debemos hacer lo necesario para evitar eso”, dijo el general alemán Carsten Breuer.
Lo cierto es que el jefe de las fuerzas armadas alemanas no es el único que piensa de esta manera: el presidente francés, Emmanuel Macron, también calificó a Moscú como una amenaza para Europa.
Lúcido e irónico como siempre, Putin le recordó a Macron que la operación militar del emperador francés Napoleón Bonaparte, el 24 de junio de 1812, terminó en un desastre cuando pretendió apoderarse de Rusia.

Agencia Nuevas Palabras