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Mangone: el factor sorpresa que beneficiaría a Kirchner en su embate contra Moyano

UNA SOCIEDAD ¿ILÍCITA?

El entusiasmo que pone el juez federal Claudio Bonadio en la tramitación de algunas causas judiciales resulta demostrativa de la existencia de una verdadera dictadura judicial.

En el marco de la causa en que se investigan los negociados tan inescrupulosos como millonarios vinculados a la mafia de los medicamentos, por el cobro de facturas truchas, troquelados falsos y atención médica inexistente, ahora se persigue al líder camionero, Secretario General de la CGT Don Hugo Moyano.

Si bien Moyano están armando su estrategia para neutralizar las investigaciones relacionadas con los millones distraídos del APE, la manipulación irregular de las finanzas personales y el muy importante crecimiento patrimonial propio y de su familia, un nuevo frente de tormenta se le avecina y tal vez desquilibre el delicado mecanismo de relojería armado con su abogado de confianza.

Este nuevo flanco lo constituye su inconveniente cercanía con el Secretario del Gremio del Gas, el hoy “delgado” Oscar Mangone, Secretario de la Comisión Arbitral de la CGT donde se distribuyen, “a dedo”, los sectores del ámbito laboral, que proveen millonarios aportes y compensaciones del sistema social.

Mangone está sospechado de manipular algunos expedientes de esa sensible Comisión Arbitral, siendo emblemático uno de ellos armado ad hoc, para pretender preparar el terreno a la instalación de máquinas tragamonedas en el Hipódromo de San Isidro, beneficiando a la vez a empresarios muy cercanos al kirchnerismo, hoy enfrentado con Moyano, lo cual se da de bruces con la legislación vigente y el criterio de la Iglesia que condena el fomento de esta adicción ludópata que perjudica la cuasi destruída economía familiar de los sectores más humildes.

La presión que ejerce Néstor Kirchner a través de algunos “jueces delivery”, como los denominara la presidente Cristina Kirchner en un acto fallido, pondría a Moyano en un duro trance si ahora también se lo vinculase con las tropelías de Mangone, las cuales, según se dice en ámbitos sindicales, no podrían suceder sin la complacencia, o cuando menos el conocimiento, del mandamás de la central obrera.

Siempre se ha dicho que la confianza hace bajar la guardia al confiado y eso muchas veces arroja funestas consecuencias.

Este nuevo affaire de Mangone podría llegar a complicar la implementación de un nuevo engranaje para producir caja —siempre tan necesaria en tiempos electorales— como es la Confederación Energética, a ser integradas por los sindicatos del gas, el petróleo y la energía eléctrica.

La reunión con la Presidente de la Nación se suspendió por los viajes al exterior que la llevaron a la cumbre del G-20 donde se trenzó duramente con el presidente francés, así que para cuando regrese a Buenos Aires, si los aires del Mundial de Fútbol la favorecieran podrían retomarse esas conversaciones postergadas. La demora permitió que en el interin se complicara la situación judicial de Moyano, surgiera la causa contra Mangone, y recrudeciera el deseo del consorte presidencial de doblegar al Secretario General de la CGT por sus inconsultos reclamos salariales.

Y este nuevo flanco, tan desprotegido e imprevisto, no anuncia nada bueno.

 

Enrique Piragini

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