UN TEMA QUE PREOCUPA Y NO DEJA DE AVANZAR
En las últimas horas, se conoció el pronunciamiento del titular de Episcopado, monseñor José María Arancedo, respecto al avance de las drogas en la Argentina. A través de un programa de radio, ayer el religioso pidió que el Estado tenga una “postura enérgica en la lucha contra esos flagelos”.
Arancedo subrayó “la necesidad de redoblar los esfuerzos para combatir las redes mafiosas de los mercaderes de la muerte”. Y señaló que para ello se requiere “la presencia de un Estado que, en el ejercicio de sus poderes constitucionales, asuma una actitud clara, sin claudicaciones y ejemplar”.
En tal sentido, no ahorró críticas a los funcionarios gubernamentales, aunque sin mencionar a nadie en particular: “(Muchas personas) se lamentan de la ausencia del Estado y de la sociedad para intervenir en la prevención y la aplicación de la ley frente al negocio de la droga”. En ese sentido, señaló que “la droga no podría avanzar como lo hace si existiera una sociedad decidida en sus definiciones y actitudes”. A la vez que destacó que “el silencio y la complicidad saben ser los mejores aliados de este negocio de la muerte”.
“Las palabras de Arancedo se suman a una serie de documentos de la Iglesia y declaraciones de los obispos en las que alertan sobre el avance de las adicciones y del narcotráfico y cuestionan el papel que viene teniendo el Estado. Además de que manifiestan su firme oposición a los proyectos legislativos para despenalizar la tenencia de droga para consumo personal. El último documento se conoció la semana pasada y provino de la comisión episcopal de Drogadependencia. En ese texto, el organismo acusa al Estado de estar ‘ausente’ y hasta de practicar una ‘distracción voluntaria’ ante la necesidad de atención que requieren los drogodependientes”, según publica hoy diario Clarín.
En estas horas, el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, también advirtió que “es preocupante cómo crece este flagelo en todo el mundo y en nuestro país”, pero consideró que “es alentador ver cómo se moviliza la sociedad” ante los proyectos de ley tendientes a despenalizar el consumo de estupefacientes para el consumo personal que se están tratando en el Congreso. Valoró, además, que al menos haya más diálogo y se habla de esto, al asegurar que “cuando una persona tiene fiebre es síntoma de enfermedad. Cuando crece el consumo de alcohol o de drogas para ‘divertirse’, también es síntoma de que algo no anda bien”. “La persona libre no necesita sustancias para sentirse con vida”, subrayó.
José María González
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