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¿Rusia y Ucrania están al borde de la tercera guerra mundial?

Tomando como referencia las 2 primeras guerras mundiales del presente siglo (1914-1918 y 1939-1945) una tercera guerra mundial «no debería restringirse a un conflicto limitado y localizado entre 2 o 3 Estados». Sería un enfrentamiento que implique «suficientemente poderosos Estados en términos de proyección de fuerzas por varios continentes y océanos», utilizando «armas atómicas… matando inmensamente poblaciones diversas repartidas en vastos espacios». (1)

Las declaraciones del Presidente estadounidense, Donald Trump y de su Secretario de Estado, Marco Rubio, exhortando a Rusia y Ucrania, a poner fin al conflicto, mediante un pacto de alto el fuego, hasta ahora solo aceptado por Ucrania, y en vista de negociar una solución pacífica, cuyos contornos se desconocen, no aportan esperanzas de paz. La mediación de Washington amenaza con retirarse, abriendo el camino a una guerra de envergadura hasta ahora desconocida. (2)

La narrativa del Kremlin reivindica una «civilización rusa» enfrentada al «Occidente global», por una «rivalidad de civilizaciones», valorando a Ucrania como «decadente, occidental y europea», justificando «a posteriori la invasión de Ucrania en 2022 entre otros pretextos antinazis por una argucia de orden civilizacional». Moscú temería «la porosidad democrática» y «el reforzamiento del poder de Kiev», rechazando su «hipotética adhesión futura a la OTAN», reivindicando la «gran Rusia, tsarista y soviética». Y perdurarían diferencias económicas respecto al trigo y la energía. (3)

«Vladímir Putin nunca encendió la mínima prealerta en 3 años de guerra en Ucrania, ni, a fortiori, accionó el arma nuclear táctica, … durante las irrupciones militares ucranianas en el frente, incluso cuando una pequeña porción de territorio soberano ruso, al oeste de Koursk, fue temporalmente conquistado por Kiev en 2024». O sea que el empleo del arma atómica no implica «ninguna automaticidad» para Rusia. Quienes decidan deberían resolver en el momento. (4)

Debe al respecto saberse que la doctrina de empleo del arma atómica por Rusia, reformada en 2024 bajo impulsión de Vladímir Putin, indica que «el arma nuclear podría ser utilizada contra un Estado no nuclear que haya recibido el sostén de un Estado nuclear» para atacar a Rusia. Pero «el Estado nuclear que cedió el arma nuclear al Estado no nuclear» podrá también merecer «una respuesta rusa». No se observa automaticidad, y es importante el tiempo gramatical utilizado. (5)

«Una acepción geopolítica de la guerra mundial significaría el advenimiento, sobre una parte larga y consecuente del globo terrestre, de esquemas de administración de sufrimiento y de muerte por Estados, posiblemente flanqueados de grupos armados, a poblaciones en gran número, sin duda con uso de armas atómicas, o de armamento de menor envergadura, no menos devastadora». Presuntamente, «Vladímir Putin subestimó la fuerza de la conciencia nacional ucraniana, la preparación del Ejército ucraniano con 8 años de guerra larvada en el Donbas, y finalmente la determinación de la Unión Europea y del Presidente norteamericano Joe Biden». (6)

En esos 3 años de guerra, «Vladímir Putin habría evocado en 5 oportunidades el «Apocalipsis», del que sería responsable el «Occidente global», si prosiguiera la «guerra antirrusa» para sostener a Ucrania. No solamente esa retórica amenazante no será seguida de hechos ofensivos concretos —ni alerta ni por supuesto el empleo de una bomba ni siquiera táctica, solamente un desplazamiento ostensible de ciertos vectores balísticos». Oficialmente, 7 Estados disponen de la bomba y otro 9 oficiosamente, sobre 193 que integran el sistema de Naciones Unidas. (7)

No obstante, sí «la guerra es una actividad humana colectiva y organizada, en el curso de la cual se enfrentan físicamente y mortalmente, hombres y mujeres, derramando sangre voluntariamente, en un conflicto armado entre varios Estados, suficientemente poderosos, administrando grupos armados y poblaciones, engendrando sufrimiento y devastación, incluyendo el uso de armamento nuclear», (8) correspondería a la ONU buscar alternativas para prohibirla y erradicarla.

El proyecto existe desde el 2006, cuando Kofi Annan finalizara su mandato de Secretario General de la ONU, durante el cual se habría estimado factible reunir una mayoría entre los 193 Estados miembros, pudiendo abolir el derecho al veto en el seno del Consejo de Seguridad, debiendo alegar que la convocatoria se vincula con crímenes de lesa humanidad. La base legal serían los artículos 108 y 109 de la carta de la ONU, llamando a una «Conferencia de Reforma de la ONU«, para la cual sería necesaria alcanzar al menos un tercio de los 193 votos en la Asamblea General, necesitando además 5 de los 15 miembros con los que cuenta el Consejo de Seguridad, indistintamente entre los 5 miembros permanentes y los otros 10 no permanentes. (9)

La convocatoria debería examinar 2 proyectos de reforma: «la abolición del derecho al veto y la redistribución de los escaños permanentes en el Consejo de Seguridad», pero «no en función de un evento que se produjo hace 3 generaciones anteriores a la presente» al fundarse la ONU en 1945, sino sobre los actuales poderes demográficos y el producto interior bruto», o sea la potencia económica» de sus miembros, siendo la ONU la única organización mundial competente para mantener la paz y la seguridad internacionales. (10)

De votarse la reforma, Rusia perdería su escaño permanente en del Consejo de Seguridad de la ONU, debiendo cederlo a la India, pero para ello el actual Consejo de Seguridad debería aceptarlo sin que ninguno de sus 5 miembros permanentes se opongan, siendo previsible que Rusia lo vetará. Ninguna movilización de Estados y oenegés se observa en la ONU desde que el proyecto de reforma circula confidencialmente. Lo único que podría garantizar que la idea de afianzar la «seguridad colectiva» se imponga, es una movilización internacional, difícil hoy de imaginar, con la guerra entre Rusia y Ucrania y el genocidio que comete Israel en Palestina. (11)

(1,3,4,5,6,7,8) Frédéric Encel, «La guerre mondiale n’aura pas lieu», Odile Jacob, 2025.

(2) Le Monde, Paris, 19 de abril de 2025.

(9, 10, 11) Jean Ziegler, Profesor universitario suizo, miembro del Partido Socialista de su país, primer Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, su libro «Oú est l’espoir?», Editions du Seuil, 2024, de la página 55 a la 57. El Consejo de Seguridad de la ONU está compuesto por 5 países nombrados automáticamente por la Asamblea General de forma permanente y con poder de veto (Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China), más otros 10 que se eligen por 2 años, sin poder de veto.

Director periodístico: Christian Sanz © Tribuna de Periodistas. Todos los derechos reservados
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