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¿UN MUNDO IMPOSIBLE PEOR O MÁS SEGURO QUE EMPEORARÁ?

LAS ESTRELLAS SALVAN LOVELAND

   
Cuando se acumula más de una semana una nota, es que el basurero de los
acontecimientos está lleno. Es la hora de la salubridad del lenguaje. Una
reciclaje se hace necesario y debe ser público. Un escombro 
no levanta un día y cada día se cree menos en las palabras de un hombre
sin palabra,  a quien le cuelga la
verdad, como la cola de un dinosaurio en extinción La actualidad está convicta
en su jaula de libertad y la nieve no la limpia, sino sepulta, olvida, congela.
Es un pan de mantequilla en las manos de un oso. Nunca se habló más de
libertad, para degollar una paloma. Los sueños son tan reales y las pesadillas
también. Las noticias ruedan como una lata de cerveza por el mundo. Vacías,
muchas veces, y gotean, licuan, sangran por la misma herida lata. El NYT, tiene
la facultad, cada mañana, de sacudir la almohada noticiosa de los dulces sueños
por sólo un dólar. Abro la sábana y me sumerjo en estas páginas que son la
historia del día, del mundo, de todos nosotros indirectamente. Tinta que los
muertos transforman en un grito vacío. Me tapo la cara con la sábana y sigo
leyendo, papel que mañana cambiará su contenido, noticias caídas sobre la
nieve, y mañana se borrará esta mañana o calcará con otras palabras. Nada
será igual, sino parecido. The New York Time tiene casi la facultad de
desayunarnos la noticia del día. Un titular que se nos pega a la respiración
global, y fuma el resto del pulmón que nos queda. El pulmón artificial de la
libertad y la democracia, entretiene al Number One y a su aliado inglés,
y soplan con más intensidad los vientos del éxito, tras los comicios
electorales, cuyos resultados, desconocidos, apuntan a que alguien tome la
decisión correcta de poner fin a la ocupación cuanto antes. Suena este mensaje
a trompeta en el desierto, pero es lo más ajustado a la realidad mediática de
las palabras, que el NYT se hace eco en la buena fe que debe tener todo mensaje
surgido de la autoridad máxima de la nación máxima. Las palabras son 
más devastadoras muchas veces cuando no dicen la verdad, se desdicen, y
caen de boca, mueren en verdad como el pez, en su propio titular descafeinado.

§        
Un titular, ese
eco del bumerang

   
 
Un titular sorprendentemente global, se regó en el mundo, y por lo
esperado de su contenido, careció finalmente de realidad.
Punch
y out
.
No basta con hacerse eco del
eco mayor, y dejar que toque la trompeta en sordina.”Si el nuevo (sic)
gobierno iraquí nos pide que retiremos nuestras tropas, lo haremos. Pero, pero,
creo que no lo hará”. Remataba GWB su propia frase, como si fuera una
advertencia a un deseo de la lámpara de Aladino. El genio se adelantaba, en
verdad, al mismo deseo aún no pensado. Al día siguiente y rodeado de la atmósfera
de los comicios electorales de Irak,  George
W. Busch, desmentiría su propia mentira, extendiendo el periodo de las tropas
hasta cuanto fuera necesario, un periodo que no tiene fin en la práctica.
Siempre habrá algún detalle antes de partir. Una frase para el mármol de
Carrara, como si la roca de belleza esplendorosa y durabilidad eterna, soportara
un ejercicio más de la retórica. Argelia, Viet nam, Irak, quien sabe donde está
el principio de la madeja y por dónde se debiera comenzar, para preparar bártulos,
dar vuelta la página, y dejar que la montaña permanezca ahí, donde el
desierto también permanece en silencio. Una guerra es cruel y noticiosa.
Funciona como una aspiradora de titulares globales y también de las arcas
fiscales, de los bolsillos del contribuyente norteamericano, confundido en las
gruesas ropas del miedo y de la campaña del terror. El viento pareciera soplar
aún de un solo lado, aunque la arena del desierto siga siendo la misma. La mesa
iraquí sigue siendo un tablero de ajedrez negro, la aventura entre el abismo y
la arena, y casi todo se lo lleva el viento en alguna dirección. Debe haber una
montaña de palabras reunidas junto a Mahoma en Irak, el lugar de la cima de las
palabras perdidas. No en vano, vienen todos los días, los mensajeros mediáticos
y dejan caer sus palabras vacías en la cima: “sería sin sentido total pedir
que se vayan en medio de este caos y vacío de poder: Ghazi Al Yawar, presidente
de Irak Ahí está la respuesta al deseo que no alcanzó 
hacerlo realidad, porque G.W. Bush se adelantó a toda posibilidad de
pregunta o respuesta. Las interpretaciones sobre el resultado y los
beneficiarios de los recién concluidos comicios iraquíes, caen en el mismo
supuesto y vacío de lo pensado por el presidente norteamericano, sobre lo que
ocurrirá realmente en ese país en los próximos meses. No ocurrirá nada
nuevo. Eso ocurrirá.
    El escenario interno sigue comportándose particularmente
explosivo, caótico, inmanejable, para no entrar en detalles que superan la
realidad y son de conocimiento público. Irak está en ruinas, y la frase quizás
no logre sustentar toda la profundidad, trascendencia, el tenebroso espectáculo
de la realidad cotidiana. Estados Unidos, ha escarbado un túnel, un agujero
infernal sin fin, en su propio ombligo: la economía está en manos del gusano
barrenador. La nueva propuesta del presidente es pagar 100 mil dólares a las
familias de los soldados caídos en combate, que ahora devengan unos 12 mil dólares
y ese pago sería retroactivo para los 1.450 que ya murieron en Irak. ¿Y los de
Afganistán? El erario nacional está en guerra y herido de muerte. ¿Cuál es
el estado de la nación? ¿Esa será la pregunta? O ¿En qué estado ha quedado?
Edward W. Kennedy, senador demócrata por Massachussets, ha hablado sobre el
futuro de Estados Unidos en Irak, en la Escuela de Estudios Internacionales
Avanzados de la Universidad Johns Hopkins, el 
pasado 27 de enero. Futuro tiene que ver más con un presente de
urgencia:  urge cambiar el rumbo,
dijo. El viejo senador no es el único que piensa así y llama a tragarse el
orgullo a la Casa Blanca y salir cuanto antes de Irak. Kennedy se refirió a los
fantasmas reales de Viet nam, un espejo para seguir viendo el futuro de Estados
Unidos en el actual pantano, más bien un retrovisor de una historia reciente.
El senador  sabe que se perdió el
honor en Guantánamo y Abu Ghraib, que el país está dividido, sin prestigio
internacional, y el peligro es muy real  si
Bush no retira las tropas: “nuestro liderazgo en el mundo estará perdido para
siempre. No podemos permitir que eso ocurra”, advirtió Kennedy. A
consecuencia de nuestras acciones en Irak, remachó, nuestro respeto y
credibilidad en todo el mundo ha llegado a los niveles más bajos de la
historia.

§        
Bob Marley, de
tierra y cielo fue su música

   
(A la música le doy un paréntesis, sobre todo, cuando se trata del magnífico
silencio que nos dejó Bob Marley. Lo suyo fue un discurso sobre la libertad, un
compromiso con su raza y tradujo su época como un apóstol del regaee,
verdadera religión social. Sacudió la tierra y el cielo de la música, rompió
el silencio de las viejas cadenas, abrió la puerta y todos fuimos menos
esclavos. Estas palabras, Bob/ no son ni serán, palabras, / ¡levanta, ponte
en pie!  Por tus derechos/ la
libertad se nos cruzó de manos/ qué hacer, ah /El árbol grande caerá con el
hacha pequeña/ No habrá luz sin oscuridad/ la noche tendrá su látigo/ pero
en el día habrá claridad/ Estas palabras, Bob/ no son ni serán palabras/ Más
que un sueño el sueño mismo/ la libertad, un tiempo para todos.)
  
Nunca está todo dicho, y 
es lo que nos señala el Editor, después de esos titulares, patinazos,
marchas y contramarchas, porque la ficción en el mundo virtual, es una
perversidad que supera  la religión
de los marcianos, por lejana, desconocida y temible. El Editor se me volaba de
los ojos y le escuchaba como en un  ruido
de mar profundo: el Estado de la Unión. Algo parecido a un examen en la
escuela, que seguro reprobaremos todos. Son preguntas sin respuestas. Hasta la
profesora se pondrá un uno mayúsculo. Lo veo en la pizarra negra, creciendo,
avanza hacia nosotros, y galopa Atila, frenético, caballo azabache y es viento
lo que deja, el miedo ya duerme en la aldea. Un país más seguro, Irak más
seguro, un mundo más seguro, resumió GWB, y 
sabemos que en el informe del Estado de la Unión, repetirá la consigna
de un planeta libre.  El Editor nos
estaba pidiendo que pusiéramos atención al mundo circular del inquilino del
Potomac: el dedo en la elipse verbal presidencial, un lugar áspero, donde se
fabrican los remolinos-bumerang, que viajan 
alegres por el mundo de la palabra, lenguaje “bíblico virtual” o
virtualmente bíblico. Allí, suspendidos en la oración perfecta, porque nunca
antes quizás la letra con sangre recorrió con tanta soltura de cuerpo los
titulares del mundo en sus pequeños altares retóricos y las páginas globales
multiplicaron con sus papeles de calco y ordenadores, el verbo primigenio,
blanco, oval. Supimos, finalmente, que el Estado de la Unión, está bien,
gracias y que el del mundo, mucho mejor de lo pensado, por pensar e impensable
de imaginar que sería de otra manera. El Congreso unicerebral aplaudió de pie,
con ovación, como indica el protocolo y la aplanadora republicana puede
hacerlo.

(¿Condi,
la Pandora  negra de tsunamis o de
palomas de la paz?)


   
Un mundo más seguro no se construye con el pétalo de una rosa, y no es una
frase de Condi Condoleezza, la rosa negra de hierro de la Casa Blanca. Ya viajó
la condesa con su turbante blanco al Medio Oriente y con su Caja de Pandora
aparentemente llena de palomas. Lo que deseamos es que no se le vuelen en el
camino, porque esas, ya no volverán. (Al Papa se le devolvió su paloma. 
Algunos la verán, a la sonriente Condi, 
en una de esas callejuelas de Bagdad, con una cajita de Pandora negra
llena de tsunamis, pero todos incluyen un pequeño bumerang, que Aladino le
incluye en las noches en que el desierto gana su confianza en la perfecta
soledad, bajo las estrellas y una luna tímida, oriental. La nación está en
estado de gracia, al parecer, y la paz, en estado de sitio, la guerra,
floreciente, y la seguridad, sepultada bajo tierra con las siete llaves de
Bagdad. ¿Alguna de esa keys abrirán la puerta de la paz? Otra debiera cerrar
la puerta después de la partida de las tropas, y dejar que el viento se la
lleve  hacia algún lugar del
desierto y la convierta en polvo enamorado. Una llave con forma de Estatua de la
Libertad, pareciera usar el autor del informe del Estado de la Nación, cuya
exportación de ese bien inmaterial llamado Liberty, propaga en su verbo y
espada mesiánica all over the world. El mundo 
pareciera estar en estado de descomposición, coma, en regiones y
ocasiones supura la herida, y África es el espejo negro de esta realidad, ciega
convicta de la noche más negra de la historia esclava de ese continente. Allí
los escombros comparten sus ruinas y miserias con el hombre, y la humanidad es más
esclava de su  futuro, que del
propio pasado. Ni una letra negra en el negro pizarrón del Estado de la Unión,
para África, América latina, el Sur, la pobreza. El crimen sistemático e
impune contra la mujer, en Guatemala, la esclavitud de la niñez
latinoamericana, la corrupción gubernamental y la violencia generalizada en el
subcontinente, la ausencia de libertad de expresión, el asesinato de
periodistas, son parte de la agenda del olvido de la administración Bush,
mientras la región acumula puntos hacia una mayor marginalización económica y
social. La libertad y la guerra,  siguen
cegando al no vidente del Potomac, y el trasero del olvido de la humanidad crece
como una pelota de fútbol. ¿La patada será global? El tiempo también es
actualidad mundial, dramáticamente global, y ha llegado a las costas de la Unión,
Asia, África, no precisamente vestido de turista y en plan vacacional. Pero
esos no son temas para el gran monotemático, el santón que construye un mundo
más seguro, con la lengua de Babel, bajo los Colgantes y Mortales 
Jardines de Babilonia. No te marchites flor en el ayer/ ni en 
un día dejes de nacer/ maldita es la muerte que no te deja crecer/
Debajo de la piedra, dormida en mi mano/ nunca pasajera, ni naufraga/ te
quisiera ver volar en la sombra del sol /apuntar a mi corazón/ y todos debiéramos
saberte siempre flor.
Es la letra de un tango, improvisada esta noche, después
de un discurso de esa naturaleza, de seguir sintiendo el chorro de sangre en la
cañería de  Irak, antes y después
de las elecciones, que siguen legitimando el error, un tango reúne siempre los
mejores, más íntimos sentimientos. Recuerdo mis días con mi viejo mate negro
frente a la montaña, y ahí el  tiempo
recogido en un sueño, que el poeta descifra en el fondo de un pozo que le será
revelado algún día. El mate deja sembrar siempre buena semilla, en el placer y
la amistad.

§        
Un mundo blindado
por un ilusionista

   
Y el mundo tiene más escenarios, aunque se escuche a un solo trompetista. El
exclusivo Foro de Davos, donde las frías corrientes del gran capital cocinan su
estrategia global y condimentan la Sopa de Mafalda para el Sur, esta vez se tiñó
de África, el continente de la desesperanza, donde la miseria ya forma parte o
es el paisaje. Al otro lado, al Sur, en Porto Alegre, se reunieron los que creen
que un mundo mejor es posible. ¿Realidad y fantasía? ¿El Sur existe para el
Norte? ¿O nuestro Norte es quedarnos sin Sur? Muchos bueyes y una sola carreta,
y van detrás, para peor. José Saramago, desde su arca de papel, alertó en
Brasil, sobre la manipulación de la globalización y su intento por transformar
al autor en mercancía  y en aras de
la multiculturización, intenta diluir las particularidades culturales. Un tema
global, que recién comienza y  pesará
en el comportamiento mundial, en un tiempo no lejano. Pero este es el mundo: las
Naciones Unidas se pasean con su carroza negra frente 
a las Torres Gemelas, el gobierno de Israel sueña con importar cien
blindados de Alemania, sus viejos verdugos, que desconfían de los nuevos. El
mundo que andaba al revés, imita sus nuevos pasos cambiados en una misma
dirección. ¿Nepal es el nuevo reino del mal? A GWB, que no le hace falta
imaginación y voluntad, sobre todo fe, para encontrar el Mal, 
y aquí podría instalar su reino perdido. Nepal está bajo un nuevo
golpe de Estado, ya una tradición del reino instalado geográficamente entre
los dos colosos más poblados del mundo: China y la India. Desde sus montañas,
las más altas del mundo-el Everest 8.850 metros-

Gyanendra,
el rey nepalés, ha proclamado un nuevo gobierno integrado por una mayoría casi
absoluta monárquica, escoltada por un comunista
.

   
Es
un reino bañado muchas veces en sangre, atravesado por una geografía montañosa
única en al tierra: el 75 por ciento de sus 
140 mil 800 kilómetros cuadrados son cumbres rocosas- borrascosas, y
algunas casi inalcanzables, en los legendarios Himalaya. Dos tercios del país
están en manos de una guerrilla maoísta, cuyo enfrentamiento con la monarquía
ya ha ocasionado  más de 11 mil
muertos. Ese fue el pretexto del rey para deponer al gobierno y cortar todas las
comunicaciones del país con el mundo. Nepal carece de aeropuertos y mar, está,
al parecer, más cerca del cielo, y ahora de un nuevo infierno. Un 50 por ciento
vive en pobreza, a estas alturas del siglo y de sus majestuosas montañas. ¿Es
posible o necesario un mundo mejor? La mesa global cojea de una fea manera. No
tiene todas las patas, algunas son falsas o cortas. Carece de base, 
sustentación, estilo, ni la magia la sostiene en el aire. Ni un
ilusionista puede trucar un nuevo sentido de la realidad. ¿Es virtual el hecho
más real? ¿La realidad se ha quedado sin apoyo o perdido en un callejón sin
salida? ¿La sombra virtual es más grande que el cuerpo real, como ocurre en
realidad? Mi mano se agranda en la pared, pero no escribe. Reflejábamos un
conejo en la pared y nos acompañaba todo ese tiempo y las orejas superaban
largamente nuestros dedos. La imaginación crecía en la sombra de un verano o
se multiplicaba en las noches solitarias en un cuarto de cualquier invierno.

§        
LAS
ESTRELLAS SALVAN LOVELAND

(La
mañana en que Charlie se perdió en el Bus Amarillo)

   
Pero fue una noche en que la nieve parecía llevarse la ciudad a la montaña.
Una tormenta blanca no vista en cien años, cubriría de blanco hasta las últimas
miradas de la noche. Todo había desaparecido aparentemente bajo su manto
blanco. Las calles eran una mancha de nieve, que se unía a la montaña, y nadie
podría imaginar que por ahí cruzó en la mañana, el Bus Amarillo de Charlie
con sus amigos. Nadie más lo volvió a ver, porque desapareció como si
resbalará en medio de un inmenso vaso de leche derramada. Se había quedado sin
chofer el Bus Amarillo, porque  A.
C., estaba en casa y no recordaba nada, mientras 
echaba leños a la chimenea, como si gozara de un día de vacaciones. El
silencio era lo único que se escuchaba. Se hacía más grande que la noche. La
noche se defendía en las cuatro esquinas de la ciudad. Temía ser sepultada por
la nieve. La Mamá de  Charlie, era
la única que se mantenía despierta, contaba las horas en su casa de las 13
ventanas y daba vueltas en su imaginación, las manecillas del Reloj Rojo de
Colorado, como si ahí estuviera el secreto de la desaparición de Charlie. Cada
vez que ella dejaba el College, se despedía de la magnífica montaña que
resguardaba las espaldas del  edificio
que parecía un barco anclado, de  cuatro
plantas a lo sumo y que a veces echaba humo su chimenea, como un hilo oscuro
sobre la  cordillera blanca. Pasaba
de regreso del College por el puente de la calle del Álamo y veía a un pequeño
gnomo, un duende rojo sentado en la parada por donde pasan los buses blancos del
transporte público. Tenía las orejas de dos colores distintos. ¿Alguien las
recuerda? Los árboles con sus ramas deshojadas sobre el puente, ya estaban
secos en invierno, pero el reloj se mantenía rojo, parecía un monje erguido
con su túnica sobre la cabeza. Las estrellas 
miraban sorprendidas desde lo alto, el 
paisaje blanco de la noche. Con  sus
puntas azules de brújulas  buscaban
algún lugar despejado para ver en primera fila y ser vistas desde la tierra. Su
debilidad eran  los ojos de los niños.
Cuando se miraban a un mismo tiempo, sus corazones se ponían de un azul tan
intenso, que la felicidad llegaba a la tierra y todo lo azul se convertía en
una amable sonrisa. Se sentían jóvenes, particularmente luminosas, si eran
observadas desde las ventanas. No salían de su asombro cuando se veían
dibujadas en un cuaderno. De buenas ganas, las que recién habían llegado al
firmamento, imaginativas en demasía, se rendían presas de su gran curiosidad y
querían  bajar a jugar con los niños
en los cuartos. La mamá estrella, les escondía 
en invierno, la escalera azul, con la que solían bajar en los veranos.
Traían un balde azul de goma, tan flexible que escondían en una de sus puntas,
porque amaban la arena de las playas, y siempre que regresaban, subían al
cielo, con la intención de construir sus castillos, donde querían guardar el
polvo de las estrellas muertas y los cuentos que le contaban en la Tierra sobre
las estrellas. Era un polvo de un azul desconocido en la Tierra y a pesar de
estar muerto, no tener forma de estrella, ni brillar en las noches, conservaba
una majestuosidad que da el silencio a la belleza eterna. Las estrellas son el
principio de la vida, y nada pedían a cambio, sólo ser amadas, aceptadas como
las eternas viajeras del espacio y que siguieran dibujándolas las manos de los
niños. Mientras ello ocurriera, brillarían para todos, como estrellas, altas,
serenas, dulces, soñadas, eternas, así le contaba 
esa noche de invierno la Mamá a Charlie. Tú eres mi estrella, flaquito,
no lo olvides, ahora duérmete. Esa noche soñó con el mapa de los cielos. Soñaba
con ser un cartógrafo estelar. Sentía e imaginaba que las estrellas brillaban
más, mientras más las miraba. Dormía esa noche en medio de un gran mapa
celeste. Y revisaba  los cielos
desde el año I, al lado de una estrella pequeñita que conocía toda la
historia de las estrellas, porque ella fue la más grande y de tanto contar y
contar, se fue achicando, pero sin perder las formas ni el brillo, ni la
memoria.
    Charlie había salido esa mañana con su chaqueta roja. El
flaquito ni se peinó, pensaba su mamá, lo noté tan distraído, se llevó el
jugo en la boca al llegar la puerta, como si danzara, 
iba tan alegre, y el sol brillaba como nunca. Colorado prometía un día 
fresco, con sus calles limpias, escoltadas por la nieve, y yo pensaba en
Loveland, sí en Loveland. Charlie se sentía tan feliz allí, sus gritos eran
memorables sobre la gran montaña y la nieve que le entendía todas y cada una
de sus emociones, rodaba suavemente como si él le estuviera rascando la espalda
a la montaña. ¿Dónde andará con sus amigos? Lo último que escuchó por
radio esa mañana,  fue que el
tiempo había cambiado bruscamente. El sol parecía recogerse con el ceño
fruncido detrás de las montañas y extinguirse con tristeza, cuando segundos
antes, se sentía más luminoso, más ardiente que ningún otro día y alegre de
aparecer rojo en Colorado. Y después, sólo se vio caer, caer, 
nieve, nieve, y la ciudad parecía un copo blanco sin principio ni fin.
Todo borrado de una pincelada, y en Loveland había tristeza, preocupación, por
Charlie. La alegría de Charlie era el patrimonio de Loveland. Y la risa había
desaparecido desde la mañana  y
todo lo ganaba un silencio agridulce, que no combinaba con el paisaje y la
filosofía de la Señora de las Nieves y del Zorro Rojo de la cola Colorada. Del
Búho Blanco no había noticias aún y era el más indicado para una nueva misión
de rescate de Charlie. Su desaparición no estaba en la agenda de la 
Señora de las Nieves, porque nevaba sin que ella tuviera el control,
como si  las cañerías del cielo
las  hubiese vaciado el Duende
Blanco, que disfruta borrando las ciudades con su pincel mágico. En ocasiones
le cambiaba de nombre a las calles. Ya nadie sabía donde vivía por unas horas, 
las personas confundían los puentes, los almacenes no estaban en el
mismo lugar, y sólo la inmensa montaña permanecía inmutable, sentada en el
horizonte. Su juego era tan veloz con el nombre de las calles e ingenioso, que
la gente se reía por espacios prolongados y les daba por comer helados en pleno
invierno. Álamo street bridge, lo cambió por Ámalo. No faltaba ni sobraba una
sola letra del nombre original. Una extraña felicidad ocurría ese día, cuando
la gente cruzaba el puente de la calle Álamo. Se leía al otro día en el periódico
El Zorro Rojo, en un titular de primera: “Risas y más risas sobre el puente
de Álamo street:  y se vendieron
todos los helados ayer domingo” Main street, se llamó Maní, en una ocasión,
y la señal tenía dibujado un monito café con un corazón rojo en el pecho.
Pero el juego esta vez consistió en cambiar las calles unas por otras y las
flechas no tenían Norte ni Sur, sólo se dirigían a la montaña. La nieve no
dejaba de caer y la Mamá de Charlie escuchaba unos 
mensajes  débiles,
entrecortados, en la radio. Era la voz del operador de Loveland. El Zorro Rojo
de la cola Colorada hablaría en cadena para todos los 
animales de Colorado, sin excepción. Y el mensaje estaría dirigido a lo
más Alto, más aún  que la Gran
Montaña. Charlie debía ser encontrado en no más de una hora. El plazo se
estaba acabando para la Señora de la Montaña. Moriría de tristeza, porque ya
no tenía el control de la nieve, y con Charlie desaparecería la risa y la
ciudad quedaría blanca para siempre. De pronto, la radio se sintió clarita. La
Señora de las Nieves invertía sus últimas energías. El Zorro Rojo de la cola
Colorada, estaba sentado, frente a los micrófonos, con su traje rojo de la
buena suerte, porque se referiría sin duda 
a La llave Roja de Colorado.  Ya
no había duda alguna, no estaba en las manos de Charlie. Amigas, Amigos de
Colorado, esta es una emergencia extrema, total. Les hablo desde Loveland, su
casa. Hemos encendido todas las ventanas de la montaña, hoy es un día muy
especial para nosotros. El mal tiempo nos preocupa a todos, pero ha ocurrido
algo muy especial y triste esta mañana. Queridos amigos, Charlie se encuentra
perdido ciertamente, la  Señora de
las Nieves  lo ha buscado en todos
los caminos, pasajes secretos del día y de la noche, senderos. Casi ha agotado
sus fuerzas, la energía de sus nieves. Aunque no pareciera estar en la Tierra,
los llamamos a ustedes, como hermanos y  conocedores
de todos los rincones de Colorado. Nadie es indispensable, pero todos juntos, sí
lo somos. Quedan 60 minutos en el reloj de la Señora de las Montañas, y ella
no quería alarmarlos. El tiempo se acaba, se hace agua entre nuestras manos. Es
urgente que el Búho Blanco, donde quiera que se encuentre, se presente en la
cima de Loveland, al término de la distancia. Abriremos un corredor de luz
especialmente para él. A la Mamá de Charlie, un mensaje especial: que espere
confiada, su amor por Charlie es la fuerza mayor con que contamos. 
Cuando termine mi mensaje,  debe
salir al patio de la casa, aunque esté en tinieblas blancas, y dibujar frente
al manzano La Llave Roja de Colorado. Verá todo blanco, sentirá mucho frío,
pero una pequeña luz será enviada por nosotros en el instante preciso y durará
el tiempo en que la llave sea dibujada en rojo. En unos instantes dejarán de
escuchar mi voz. Es un único y último mensaje. Demás está decirles, que
corre riesgo la vida de todo el bosque y sus habitantes, si no encontramos a
Charlie en el tiempo señalado. Tendrá que ser exitosa la Operación 
Eslabón Perdido, a la velocidad de la luz, y esto nos compromete a todos
en la Tierra y en lo Alto, donde viven las estrellas. Que la cadena roja de
Colorado se arme eslabón por eslabón. Loveland, amigos, Loveland está con
todos ustedes y nuestras fuerzas no son pocas. Ya han salido nuestros dos
principales mensajeros a abrir paso al Búho Blanco por la Carretera de Luz, un
sendero que permanecerá exactamente 13 minutos, como si fuera de día. Norte y
Sur, sobrinos del Búho Blanco, fueron los comisionados con sus trajes
luminosos, para que guíen a su tío, quien será equipado con la Corona del
Sol, para llegar junto al manzano en la casa de Charlie. Es todo cuanto puedo
informarles por ahora, y que se inicie la búsqueda por todos los senderos de
Colorado. La Señora de las Nieves, les agradece a todos su confianza, coraje, 
y especial amor por Loveland. ¡Qué la nieve siempre nos acompañe! Y se
escuchó el Himno de Loveland, como no tenía recuerdos la historia de esa región…
Loveland, tierra de amor y nieves/ Quien viene, regresa, nunca se parirá/ del
corazón de Loveland/ Forver, por siempre, nunca te diré adiós… 
Y se cortó la transmisión en el oído de la Mamá de Charlie, que sin
pensarlo subió al cuarto, recogió una de su acuarelas, abrió la puerta de la
cocina y salió al patio casi ciega por la nieve blanca, que era mucho más
espesa en la casa de Charlie. Mientras buscaba a tientas el 
manzano, la luz de Loveland se posó sobre el 
árbol e irradió un  lugar
muy cercano a su tronco. Sin esperar casi, dibujó una hermosa llave, y que ella
no sabía que  se transformaría en
la auténtica, porque  Charlie, 
cuando corría esa noche antes de dormir, la dejó caer junto al manzano
y la nieve la sepultó para siempre. El Búho Blanco ya estaba recibiendo la
Corona del Sol y debía volar en unos instantes. La Llave Roja de Colorado lo
transportaría hacia donde Charlie estuviera. La cadena roja extendida por todo
Colorado tenía por objetivo desanimar a las fuerzas oscuras de las nieves
malignas, que aprovechaban para hacerse presente y bloquear los caminos, cuando
Charlie descuidaba su Llave Roja, estaba triste o dejaba de tocar piano. No podía
tocar la Llave Roja de Colorado, otra nieve que no fuera la de Loveland. Por
eso, el Búho Blanco viajaba con una  bolsita
mágica de protección y  con nieve
de Loveland, que nadie  había visto
y menos tocado o visto siquiera. La luz se había posado exactamente donde
Charlie había perdido La Llave Roja de Colorado, que estaba hundida en un
laberinto de nieve, en medio de miles de puertas que se reían de ella. El Búho
Blanco, ya dejaba Loveland, y venía en camino con la Corona del Sol, luego de
atravesar bosques, senderos, lugares desconocidos en su memoria, porque el
temporal de nieve había desvanecido el paisaje de Colorado y si no aparecía
Charlie, nada volvería a ser igual en los próximos cien años. Sólo se detuvo
en Araphaoe, al menos eso creyó, calculando en el aire las distancias ya
inexistentes y de pronto cruzó como un celaje de luz en dirección a la casa de
las 13 ventanas. Entró tan blanco como la nieve, la casa tenía una suave
iluminación, toda la energía de la Señora de las Nieves estaba destinada a la
Operación Eslabón Perdido. Unas mínimas fuerzas venían desde Loveland, aún
eran suficientes, pero para llegar hasta la Llave Roja de Colorado, no sería fácil,
ni con la luz de la Corona del Sol. En medio de la tristeza de la ocasión, la cábala
era, que la Mamá de Charlie le recibiera con una gran sonrisa. El Búho Blanco
descendió suave, con su radiante traje de luz y su corona de rey de la sabiduría.
La luz no alcanzaba a irradiar con la fuerza necesaria la nueva Llave Roja de
Colorado. El plazo se acortaba. Los minutos volaban. El Duende Rojo de Colorado
no podía llegar al Reloj Rojo para detener, confundir el tiempo porque así se
volvería al tiempo normal. El Duende Blanco había cambiado las señales además
y la confusión era grande. El Reloj Rojo estaba en el Puente de la calle Álamo,
que ahora se llamaba, Ámalo. Era  demasiada
la energía negativa de la nieve que caía sobre la casa de Charlie y sobre el
Reloj Rojo de Colorado que no tenía una hora fija. El Búho Blanco luchaba con
sus últimas energías fluorescentes sobre el círculo de nieve impenetrable
frente al  manzano. La Corona de Sol
titilaba en medio de la nieve y su traje de luz había disminuido en su
potencia, en más de un cincuenta por ciento. La Señora de las Nieves se
paseaba en la cima de Loveland, pensando en qué hacer, mientras el Zorro Rojo
de cola Colorada, intentaba dar energía a la planta 
de la radio.
    Era indispensable orientar al Duende Rojo de Colorado, que
gracias a sus orejas de color diferentes, una verde y otra amarilla, no podía
ser sepultado por la nieve. Soñaba con su helado de fresas, en medio de la
tormenta que había hecho desaparecer el Reloj Rojo de Colorado, porque la
presencia del Duende Rojo no había pasado desapercibida. Sabían que bastaba
que encontrara el Reloj Rojo para cambiar y detener el tiempo sobre el minutero
rojo.  La nieve arreciaba sobre tres
puntos estratégicos: la casa de Charlie, el Reloj Rojo de Colorado y 
la cabina del Zorro Rojo de Colorado. Ya la Señora de las Nieves daba
casi por perdido a Charlie y su vida prácticamente, el Reino Blanco de
Loveland. Había visto dos largas lágrimas de su Mamá. Y fue cuando ocurrió
el milagro: se unió la cadena roja en un solo eslabón en 
todo Colorado y sólo así cayeron las tres estrellas en los lugares
precisos. Sobre el manzano de la casa de Charlie, el Reloj Rojo de Colorado y la
cabina del Zorro Rojo. La Señora de las Nieves había jugado su última carta,
y su llamado fue escuchado en lo Alto. Tres estrellas había sacrificado el
firmamento para salvar a Charlie y Loveland. El Duende Rojo pudo localizar de
inmediato el Reloj Rojo y detener el tiempo que ya se vencía. La más joven y
brillante de las estrellas, Nova, había descendido en casa de Charlie y por fin
se materializaba La Llave Roja de Colorado. El Zorro Rojo de cola Colorada pudo
transmitir su mensaje a la Cadena Roja de Colorado, convertida en un solo eslabón,
no sólo la buena noticia, sino que se mantuviera firme hasta tanto no regresara
Charlie. La montaña se llenó  de
estrellas azules que titilaban como luciérnagas. Era una protección de lo
Alto. Ya estaba el Búho Blanco con La Llave Roja de Colorado, camino donde se
encontraba Charlie. El Bus Amarillo aún no había recobrado su color y colgaba
de una nube que estaba a punto de desprenderse del último soporte que el cielo
le podía brindar  a través de
otras nubes y ese espacio que se le concede a toda persona de buena voluntad. A
Charlie le sobraban los méritos, pero todo tiene un tiempo y éste estaba por
cumplirse. El Búho Blanco entró por una ventana y puso sobre sus manos 
La llave Roja de Colorado y casi por arte de magia, el Bus Amarillo
retornó a sus vivos colores, se encendió el motor, porque ya estaba sentado el
Chofer, A.C., y Charlie esta vez pensó que no se trataba de un sueño. Rió y
El Búho Blanco dejó caer sobre el Bus Amarillo la nieve 
de Loveland,  que traía
entre sus patas, y dijo: vamos  a
casa…

EPÍLOGO,
NO ES FINAL

   
Y vuelvo a las páginas del New York Time, porque el mundo no sólo es redondo,
sino noticiosamente circular. Un aro que rueda desde una montaña y en la
imaginación de un loco, eso está bien. Más allá del precipicio, el
precipicio, sabe que un error no se tapa con otro error. El NYT ha editado una página
inusual, poco corriente, aunque existe una tradición en tiempos difíciles, en
momentos históricos, únicos, estelares realmente, como ahora. Un grupo de
destacados intelectuales norteamericanos, encabezados por
Noam
Chomsky, Howard Zinn, Eve Ensler y Alice Walker, dieron a conocer la denominada
“Declaración de conciencia”. Su contenido es un llamado al pueblo
norteamericano a resistir ahora y en todos los espacios posibles, a un segundo
mandato presidencial de George W. Bush. A esta declaración se sumaron diversas
personalidades estadounidenses y la  agrupación
nacional contra la guerra "No en nuestro nombre" (NION, por sus siglas
en inglés), que critica el belicismo expansionista de la actual administración. 
Ante el "segundo período de George W. Bush, 
– sostiene la declaración, que no se diga que la gente en Estados Unidos
se sometió silenciosamente frente a esta coronación vergonzosa de guerra,
avaricia e intolerancia. El no habla por nosotros. El no nos representa. El no
actúa en nuestro nombre.” "Ninguna elección, sea imparcial o
fraudulenta, puede legitimar guerras criminales contra países extranjeros, la
tortura, la violación total de los derechos humanos y el fin de la ciencia y la
razón"."No permitiremos que en nuestro nombre se realicen más crímenes
contra naciones o individuos que son considerados obstáculos de la meta de la
supremacía mundial incuestionable".  "No podemos esperar
hasta (la elección presidencial del 2008). La lucha contra el segundo régimen
de Bush debe comenzar ahora. Suscriben la declaración de principio, escritores
como Barbara Kingsolver, Russell Banks, Studs Terkel y Martín Espada, 
la rockera Rickie Lee Jones y Ry Cooder. Los poetas, 
Lawrence Ferlinghetti, Sam Hamill y Suheir Hammad, el filósofo Cornel
West,  y numerosos 
activistas políticos, abogados y religiosos.(La Declaración de los
intelectuales y artistas, llama la atención que el domingo, cuando se edito su
manifiesto, el NYT, llamaba a aceptar la administración de GWB.)

Silvia
Banfield

Autor:

Director periodístico: Christian Sanz © Tribuna de Periodistas. Todos los derechos reservados
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