Primero fue…"Con la democracia se come, se cura y se educa" (o algo así). Luego vino el “Síganme, no los voy a defraudar” y, por estos tiempos…"Argentina, un país en serio”.
Cuando vienen a mí los recuerdos de mis bisabuelos y abuelos que llegaron a nuestra Argentina con su dolor de la guerra y el hambre a cuestas, analizo sus almas y reacciono de una manera casi irrespetuosa hacia los gobernantes contemporáneos que supimos fabricar desde nuestro cómodo lugar en la sociedad, dándoles todo el poder para que hagan lo que no somos capaces de intentar hacer. La pregunta de rigor sería: ¿Nuestros mayores hicieron un país “en joda”? Y la respuesta (para mí) es no.
Ellos construyeron redes ferroviarias, rutas, hospitales, escuelas, bibliotecas, clubes sociales (a donde iban las familias), fomentaron el trabajo con la verdadera cultura del sacrificio y respeto hacia sus semejantes.
Los gobernantes somos nosotros ya que ellos son habitantes que han salido de nuestra propia sociedad, la misma que venera a los Wachiturros, a Graciela Alfano y algunos otros exponentes de la cultura que supimos asimilar. La Argentina, donde un litro de cerveza y un litro de leche para los niños están casi al mismo precio, teniendo en cuenta la cantidad que deben tomar los menores. Escuelas en donde las docentes realizan despedidas de soltera con strippera o los chicos menores con sus fiestas sabatinas que autorizan los directores, pues los jóvenes tienen derecho a divertirse. Las rutas con el mismo trazado que hace 80 años pero con el 1000% más de vehículos de toda porte, lo que motiva accidentes fatales cada día. Los hospitales sin profesionales, insumos, higiene y por sobre todo, voluntad de servicio por falta de vocación, y ni hablar de las fuerzas de seguridad a donde ingresan por un sueldo y la obra social. Los recordados y queridos clubes sociales del barrio, hoy son viveros en donde se siembra el mejor pasto y solo trabaja el buffet con cuatro o cinco mamados que van a jugar al truco todas las noches.
Cada amanecer observo el cielo y como es el único lugar en donde puedo fijar la vista y no sentir dolor en el alma, trato de reflexionar una y otra vez sobre qué hicimos mal los pasajeros de estas generaciones que nos dejaron aquellos hombres de férrea voluntad para forjar un futuro. Planes trabajar para quienes vieron una pala por primera vez en la vidriera de la ferretería, becas estudiantiles para pibes que no saben dónde queda la escuela (desde chico y adolescente me enseñaron a estudiar y trabajar).
Chicas que han llegado a confesar que quedan embarazadas para cobrar el salario universal, camiones que en el año 2012 llevan agua a los barrios alejados en gran parte del país (y encima los gobiernos lo publican como si fuera un logro).
Transnea, Camesa, Sechep, todos nombres raros que llegamos a conocerlos bien cuando llega la factura a casa, pero cuando los buscamos para decirles de nuestro enojo por la falta de energía eléctrica no tienen oídos, no tienen voz, no quieren conocernos y en el fondo quiénes allí trabajan son parte de lo nuestro.
La verdad, a esta altura ya no me importa el avión, Haití, Panamá, el Hospital Austral, la mentira del cáncer de la Presidenta, la sequía del campo, los departamentos millonarios de Puerto Madero, la miseria que cobran los jubilados, la plata que le roban a la ANSSES, los asesinatos de cada día que se hicieron casi una costumbre, los jueces con anillos de 250 mil dólares y la mentira permanente en donde un político le dice por medio de la prensa a otro político lo que no se anima a decirle en la cara, y lo peor es que el otro le contesta de la misma manera, como si usted o yo estuviésemos tan interesados en esa estúpida actitud que le vamos a prestar más atención a su ya desgastada forma de gestionar para nosotros.
Por último, la sociedad deberá de una vez por todas reconocer que somos los patrones del Estado y por ende, los políticos firman un contrato con nosotros por medio del voto, por lo tanto están obligados a respetarnos, administrando todos nuestros bienes del Estado, rindiendo cuentas en forma periódica sobre el destino que le dan a nuestros dineros y no sus dineros.
Perdón si he ofendido a alguien. Soy parte del pueblo.
Ricardo Bustos
DNI: 7.788.556
Resistencia, Chaco