"Se pretende justificar la política de multiplicar las restricciones sobre las importaciones con el argumento de que se protege la producción local. Se trata de una visión extremadamente cortoplacista y perniciosa. La experiencia internacional demuestra, con contundencia, que el progreso social está asociado a la generación de condiciones económicas internas que permitan producir en situaciones tan o más ventajosas que en el exterior. Esto no se logra con aislamiento económico sino facilitando la integración comercial con otros países".
Así comienza un crudo informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) que hace hincapié en las polémicas medidas que impulsa el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno.
Allí se califica negativamente el hecho de exigir una declaración jurada ante la AFIP como paso previo para concretar la adquisición de bienes del extranjero: "Es un escollo que se suma a un proceso de crecientes trabas a las importaciones. La visión oficial es que por esta vía se restringe el ingreso de productos extranjeros, promoviendo la producción local de esos bienes y, con ello, se protege el superávit comercial", advierte IDESA.
En el mismo sentido, se detallan datos del Ministerio de Economía referidos a los años 2010 y 2011, donde se advierte que el total de importaciones de la Argentina equivale al 16% del Producto Bruto Interno (PBI). Una manera de evaluar, con objetividad, si este nivel de importaciones denota desprotección de la producción nacional es comparar el mismo indicador con otros países. En este sentido, según estadísticas del Banco Mundial, aparece que:
• En Brasil, las importaciones equivalen a aproximadamente el 12% del PBI.
• En Australia las importaciones equivalen al 22%, en Nueva Zelanda al 26% y en Canadá al 31%.
• En el conjunto de los países desarrollados las importaciones promedian el 40% del PBI de cada país.
Ello permite concluir, según IDESA, que la Argentina no se caracteriza por tener un alto nivel de importaciones. "Las compras al exterior son un poco más altas que en Brasil (que por ser un país mucho más grande depende menos de la integración con otros países), pero mucho más bajas que en países como Australia, Nueva Zelanda y Canadá (con tamaños y perfiles productivos que guardan cierta analogías con el caso argentino). Si se toma como referencia al conjunto de los países desarrollados, aparece que los niveles de importaciones en esos países más que duplican a los de la Argentina".
Finalmente, se advierte que con trabas a las importaciones se beneficia a ciertas empresas en desmedro del resto de las no protegidas y, fundamentalmente, se deteriora la calidad de vida de la gente que debe pagar productos más caros y de menor calidad. "En paralelo, dentro de la maraña burocrática de las autorizaciones se multiplican las oportunidades de corrupción".
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Equipo de Economía de Tribuna de Periodistas