Si bien la derrota de 1989 no era definitiva para el alfonsinismo porque aliado a la derecha conservadora del interior rondó el 35%, fue herido de muerte.
Al alfonsinismo lo implicaba mucho la ruptura, el alejamiento anticipado del poder, la entrega anticipada del mando, y lo que era peor, el estado desastroso de las cuentas públicas, la hiperinflación que habían hecho morder el polvo al progresismo radical y a su líder. Tanto, que apenas dos años antes el presidente radical había abandonado las ideas de un “tercer movimiento histórico” y había echado mano a las huestes liberales de don Juan Vital Sourrouille y su equipo de muchachos, Machinea, Danielito Marx, Marito Brodersohn, y todo el rosario de radicales que miraban con cariño los libros de don Adam Smith, Samuelson y el resto de los “neo-cons” norteamericanos.
En definitiva, esa sonrisa sobre el bigote negro, que saludaba desde el Cabildo Porteño —para no parecerse a Perón desde el balcón, salió desde el Cabildo, ese 10 de octubre de 1983— estaba lejísimo. Cinco años después, era un hombre que aparecía doblado por un yunque carente de toda respuesta política. No iba a ser la última vez que un líder radical, líderes aparecen cada 50 años en dicho partido, negociara la renuncia al poder frente a la otra fuerza, la mayoritaria del PJ.
El pacto de olivos, paralelismos
No solo
Con tres maniobras y los votos claro, el menemismo logró torcer el brazo de
El proyecto de Bravo logró con el voto justo media sanción en el Senado, con lo cual Menem quedó a un metro de lograr no solo la reelección, sino, establecer a su entera voluntad el texto y los alcances a reformular en
El Coti, la entente de Olivos
Así, según cuentan Darío Gallo y Gonzalo Álvarez Guerrero en la biografía no autorizada “El Coti”, éste y Luis Barrionuevo sellarían la operación que luego se conocería como “Pacto de Olivos” (en broma le querían poner el “Acuerdo de
“Olivos” representa el fin de la materialidad del bipartidismo, y quizá de los partidos políticos, como continentes de ideas y representatividad, partidos políticos que se terminarían de disolver, al poco tiempo, entre el 17 y el 20 de diciembre de 2001.
Hacia el pacto de Puerto Madero
Hoy, estamos a exactos 20 años de aquel pacto en donde los jerarcas de los tradicionales partidos PJ y UCR se repartieron todo el poder en concesiones mutuas que demostraron que la cúpula de
Ya es un secreto a voces, nadie se cuida y se deja filtrar “hacia abajo” de los intersticios de la estructura política: el “proyecto uno” es la reforma constitucional, y el “dos” la mal llamada “sintonía fina” que los economistas serios, como Estudio Bein (radical) aconsejó hace más de un año (como salir del desastre de los subsidios, no menos de dos años de agonía, o rodrigazo).
Así, se asiste a los prolegómenos de una nueva maniobra de reforma constitucional, que hasta hoy fue dos veces suspendida. La primera vez, como indicaban los tiempos de los eternizantes, o “eternautas del poder”, debía ser a fines del 2009, de ahí las candidaturas “testimoniales” —que no asumirían y serian las cabezas constituyentes por “clamor”— que fueron rechazadas en las urnas.
La segunda suspensión, fue la extinción de Néstor Carlos Kirchner, dado que no se podía hacer coincidir la reforma constitucional con el mandato (supuesto en ese momento) y que después de la muerte alejó todo intento, al punto de hacer dudar a la presidente de jugar por un segundo mandato, a poco tiempo de las internas.
En un juego que se realimenta y parece destino inevitable, estamos ante un nuevo “operativo clamor” Los “Cotis” de ayer, son los soldados cristinsitas de hoy. Los gobernadores Zamora (UCR), Closs (UCR), Sapag (filo PJ), y muchos otros, “con o sin” tierra, como gustan llamarse los feudales políticos del interior, y que buscarán
Pero esta vez, hay nuevo integrante, los pooles de siembra y las mineras, que colarán sus proyectos, otro peligro en ciernes.
Así, no hay espacio para la demora ni para ver las caras largas que se van a ir produciendo tras los inevitables anuncios de ajustes de precios, tasas y tarifas, no ya solo de los precios generales que también comienzan a exceder en su aumento las conocidas tasas del 2/3% mensual, y que podría potenciarse por la suba de los servicios públicos, sino, por las altas tasas y aumentos cotidianos de todos y cada uno de los precios formadores de valor, atento la doble potenciación de precios no solo por costo, sino, por la escasez que se produce por la falta de importados, que, como se supo en estos días, en un 82% forman parte de la cadena de producción.
No será extraño ir escuchando, en unas dos o tres semanas cuando comience el año real, el político, a distintos elementos ser convocados a las oficinas presidenciales no-oficiales de Puerto Madero, para que comiencen a teñir la letanía de la re-re elección. Madero es el lugar donde hoy se cuecen las habas de las decisiones, lugar elegido para la “mesa grande” aún teñido de fantasmas y otras supercherías a las que son tan adictos los políticos. Ya han pedido una encuesta, que no les gustó mucho. Más de la mitad no quiere la “re-re” elección, pero, la primera punta del hilván sería
Allí, con quebrados radicales, federales, socialistas, aristas y otros levantadores de mano, se podría llegar a las 2/3 partes de los votos, y así impulsar el forzamiento de la reforma tan deseada: “Cristina Eterna” como lo supo bautizar la ex vendedora de sábanas, y la ex diputada ultracristinista Conti, quien junto a Rojkés de Alperóvich funcionarían como voceras de la movid” de la escribanía “El Congreso”.
Parlamentarismo y reparto mundial del trabajo
Así, el condimento del parlamentarismo resultaría ser muy útil. Es más fácil comprar alguna docena de diputados o senadores, que andar haciendo elecciones, que quizá, deparen sorpresas indeseadas, como por ejemplo, cambios de rumbo.
Solo basta mirar los resultados de 1987 o 1997 para ver qué pocas ganas tienen los ejecutivos de llamar a elecciones intermedias.
Así, con el parlamentarismo, se garantizaría la estabilidad y uniformidad del sistema sin importar colores, partidos, personas, o sea, una oligarquía de arregladores compulsivos que garantice, de una vez por todas, un establishment oligárquico a disposición de los intereses de siempre.
El parlamentarismo deseado, por de pronto, resulta contra natura del ideario peronista, y encaja perfectamente en las ideas del cristinismo eterno, demo liberal, progre, entreguista y extractivista, para afuera, mientras convence a la “gilada” local con la revolución costumbrista y las leyes de entretenimiento interno, ese trabajo de zapa, esa rutina de demoler lo poco que la sociedad sabe genera como identidad propia, y hereda ancestralmente. Todo lo viejo debe ser demolido y se debe construir otro tanto a la entera semejanza del poder, así la religión, las tradiciones, la virtud, el esfuerzo, la moral, el orden es lo “viejo y malo” mientras que lo andrógino, la homogeneidad de ideas, la droga, lo snob, el consumismo idiotizante, la admiración de lo ajeno, es “lo bueno y nuevo” y mientras se masca y traga el vidrio, de afuera se llevan el oro y la riqueza, mientras el sistema se encarga de seguir arruinando la sociedad conformándola con las nuevas canicas de vidrio que Cristóbal Colón regaló hace cinco siglos a los indios autóctonos.
Respecto de las maravillas del parlamentarismo, solo basta ver como en un golpe de timón y sin que nadie lo haya votado o querido, los parlamentos de Grecia e Italia aceptaron que se colocara a cargo del Ejecutivo (léase: de la economía de dichos países) a oscuros funcionarios del poder financiero global, miembros de la Trilateral Commission. En el caso de Italia, nada menos que el Secretario General de dicha logia de poder, que se encargarán de succionar todo lo que puedan de dichas sociedades sin dejar una brizna de pasto caída en terreno.
Así, con este nuevo parlamentarismo “cristinista-pejotista-radical” se garantizarán convenientemente los negocios de nuestros amigos, las grandes corporaciones mineras, petroleras, de los pooles de soja, maquiladoras, etc. Ganará uno, ganará otro, siempre gobernarán los mismos, ninguna elección será definitoria ni cambiará la historia. Eso es lo deseado, en definitiva.
En concreto, imponer este sistema extraño a nuestras tradiciones constitucionales, resultan una necesidad de dichos intereses foráneos, y sus gerentes locales, o sea, nuestros políticos y su líder Cristina Fernández, la “previsibilidad y gobernabilidad” tan deseada.
El pejota, hoy cristinistas por dos monedas, sabrá dejar todo bien atado.
José Terenzio