El Proyecto X de la Gendarmería, que estaría destinado a espiar a dirigentes sociales vinculados a la oposición, podría tener alguna ramificación complicada para el Gobierno, puesto que trascendió que los informes no quedarían archivados solamente puertas adentro de la fuerza verde oliva.
Es más, en los pasillos del Edificio Libertador alguien comentó que un importante general del Ejército tiene conocimiento de los informes redactados por los gendarmes, a los que además les atribuye cierta torpeza por la baja calidad del razonamiento y de su redacción.
El comentario habría llegado meses atrás a oídos de la ministra de Seguridad, Nilda Garré, quien encaró al jefe de la Gendarmería, Héctor Schenone, para preguntarle si la fuerza se estaba sujetando a "procedimientos normales".
Es que ese general, ubicado en la línea de sucesión del jefe Luis Alberto Pozzi, tendría bien informada a la ministra. Garré, a su vez, teme haber quedado envuelta en alguna jugarreta de quien comandó la seguridad en el país por muchos años, el actual senador Aníbal Fernández.
Las razones del traspaso de la órbita de manos de Aníbal F. a Garré fueron siempre un secreto máximo en el Gobierno. Todavía lo siguen siendo.