Sin importar si esta política desembocará en “Un día de furia”, (Falling Down es su título original) es una película sobre la tensión y la frustración que genera en muchas personas la vida moderna en las grandes ciudades.
El personaje protagonista del filme decide enfrentarse a las adversidades, y lo hace de forma violenta. El gobierno parece empeñado en seguir con los enfrentamientos a cualquier costo, mientras eso lo mantenga en el poder, aunque esto desemboque en ese “preanunciado día de furia”.
Otras muchas personas en la vida real quisieran enfrentarse también a esta actitud corrosiva de la psiquis, sobre todo en la población laboriosa, pero el temor a las represalias sangrientas, no hay que olvidar el origen ideológico y activista de muchos de los integrantes del staff de funcionarios, por fortuna, los frena
Si no, cómo explicar que en el discurso inaugural la Presidenta Cristina Fernández de Kischner, llamó a la unidad y a la colaboración de la población y de todos aquellos que pueden aportar y a los pocos minutos se despache, con el llamado de atención a los maestros, sobre lo mal que “se portan”
O cuando a Mauricio Macri, evidentemente mal asesorado, actuó como responsable, aumentando primero el boleto de los subtes y firmando el acta acuerdo sin hacerlo pasar primero por la Legislatura, rechazó los subterráneos y le enchufó el plantel del transporte urbano, casualmente con amplísima mayoría de unidades de Plaza, pertenecientes al ya muy cuestionado Cirigliano
Luego se despachó con el envío al Congreso de la ley que sacó la convertibilidad de la moneda, dándole al Banco Central la autonomía de una Reserva Federal cuando ya sabemos del accionar “non santo” de los funcionarios K.
Quién puede confiar que la emisión no será toda la que necesiten para cumplir las compras de votos, mal llamado “las obligaciones sociales”, ¿acaso no tenemos pruebas sobre la justa repatriación de los fondos de los jubilados, que en muchos casos son derivados para otros fines y bolsillos que no son precisamente los de los jubilados, como de hecho se prohibió el acceso al dólar (de la gilada), el gobierno tendrá dólares de exportaciones al precio oficial, que podrán llegar a su real valor en el mercado paralelo y así tener esa tan ansiada y necesaria caja?
O la nacionalización de la línea de bandera Aerolíneas Argentinas, después de la pérdida de rutas aéreas, que quedaron en manos españolas, pérdidas de sedes en el exterior y el vaciamiento que podía haberse evitado si el Ministro De Vido, no hubiese firmado sus espurios balances y que ahora sirven como financiamiento de los chicos de La Cámpora.
O el retiro reciente del apoyo a YPF, con la amenaza de nacionalización que hizo fluctuar entre fuerte bajas y subas sus acciones, después de más de ocho años de descontrol y vaciamiento de reservas petroleras y gasificas y que ahora que hay que invertir en prospecciones riesgosas y costosas, que lo haga el país, es decir el pueblo.
O la no reglamentada Ley de Glaciares, que sigue permitiendo el saqueo y posterior envenenamiento de la región cordillerana, en aras de una extracción de oro, que no puede ser controlada por nadie, incluso no se puede acceder a la zona minera, si ni lo permiten las empresas mineras extranjeras.
O que si después de ocho años de “tirar manteca al techo” o al bolsillo de empresarios amigos, se dé cuenta que hay que hacer “sintonía fina”, otro artilugio lingüístico, que esconde un gran ajuste y plantee que las empresas no han hecho inversiones y que el subsidio debe ser para el que lo necesita y no para las corporaciones.
O que pese a querer instalar el discurso malvinizador nacional sobre no perder nuestra soberanía, no radarice las fronteras, permitiendo de hecho la entrada y comercialización de la droga que asesina esa misma juventud, que dice proteger, incluyéndola en la política, cual política y cual militancia, la mercenaria.
En función de estos y otros tantos “O” que se pueden señalar, ¿quién puede creer, además de los directos beneficiados por este modelo K, que sin lugar a dudas es una continuidad del accionar Montonero, que desembocó en la brutal represión de la dirigencia militar de los años 70, que seguramente estarían en su cúpula muy consustanciados unos de otros, por lo menos la existencia de unos les era convenientes a otros, me refiero a los dirigentes que salieron indemnes y fortalecidos por ejemplo con la 1050 de Martínez de Hoz, del que nadie habla?
Bueno, sinceramente no encuentro justificativos para esta política de enfrentamientos, a que nos lleva, sobre todo de pobres contra pobres, ya que los que trabajan y se ven impedidos de llegar a sus destinos, tiene que sufrir el procedente estrés y otros males resultantes de esa tensión, por reclamos que en muchos casos son inducidos, por dirigentes, o como mínimo consentidos por las fuerzas de seguridad, con órdenes provenientes de arriba.
Será que las profecías de Benjamín Parraviccini, tienen que “ser o ser” como el mostraba en sus pictografías sobre la Argentina y su destino, espero que esta vez Benjamín no acierte
Walter A. Gazza
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