Sofisma: razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso. Ej.: “Tu discurso está lleno de sofismas”.
El viernes hubo otro cacerolazo. Esta vez se extendió por varias zonas, incluidas ciudades del interior del país.
El Gobierno lo niega, pero, de paso critica que el anterior fue en barrios “pudientes” y del “centro” (¿Quién va a ir a una esquina descampada a tocar una cacerola, no?)
El Gobierno dice también que no hay restricciones en la compra de dólares; que es para controlar la evasión, pero que se pongan (los habitantes con aspiración a ciudadanos algún día) “a pensar en pesos”.
Aprietan a las casas de cambio, pero, dicen, lo hacen para “salvarles el negocio”. Nunca hay mayor negocio para una casa de cambio —al contrario de lo que dice el Gobierno— que en los momentos en los cuales hay inseguridad cambiaria.
Los funcionarios dicen que los dólares que atesoran “los tienen los Bancos”, ¿se devolverán los dólares de los particulares colocados en los Bancos?
El Gobierno primero decía que no había fuga bancaria, luego, puso una barrera cambiaria a través del sitio AFIP. Más tarde, generalizó ya sin justificación las restricción (ya no hay criterios). Ahora se van del sistema 100 millones de pesos del sistema bancario de manera diaria y se agotaron las más de 700.000 cajas de seguridad, por lo cual, se controlan las fronteras para evitar la “fuga física”. ¿Se devolverán los dólares que aún queden de los particulares colocados en los Bancos?
El Gobierno dice que las operaciones comerciales en dólares son exclusivas del comercio internacional, pero si uno quiere alojarse en el Hotel atribuido a los Kirchner, de la localidad El Calafate, donde el costo de las hermosas habitaciones ronda los U$S500 y se le avisa al pasajero que “El peso se cambia $5,90 por U$S1”.
El Gobierno dice que antes, desde hace nueve años, también controlaban la evasión, pero ahora la controlan más.
El Gobierno dice que el problema de la restricción con el dólar, que dos días antes negaba, afecta solo al 11% de los argentinos. Luego, niega que casi el 70% de los productos de consumo masivo son, o tienen componentes importados, pero que afecta a pocos: al 70% que consume bienes importados.
El Gobierno dice que, si las relaciones intramercosur no fueran en dólares (que lo son), no se vería impactado “tanto” el mercado interno, que está impactado, pero que antes lo negaba, pero que de última, es un problema del Mercosur y no solo de este gobierno, que hace nueve años integra el Mercosur,
El Gobierno niega que las restricciones a las importaciones reboten en castigos de los países que nos compran, pero luego dice, dos días después, que sí afectará, igual EEUU y UE no son los mercados principales, pero resulta que China (de donde viene la catarata de dólares de la soja que mantiene milagrosamente al kirchnerismo sobre una cuerda floja) se empecina en cobrar en dólares; ello, por el conjunto de chucherías de dudosa calidad que importamos cuando nos dejan.
El Gobierno niega que exista la inflación que manifiestan (vía legisladores) las consultoras privadas y, de paso, también niega que el índice IPC sea diferente al oficial, solo que resulta que los otros índices (como los costos del sector construcción) crecen a porcentuales bastante parecidos a los que dan las consultoras privadas.
El Gobierno niega que se haya “parado” la economía, pero hay suspensiones y vacaciones anticipadas en todos los talleres y fábricas.
El Gobierno niega que a construcción vuelva a ser imposible, porque no hay margen para la suba de precios, dado que los costos internos suben en dólares, aunque esto, el Gobierno, también lo niega.
El Gobierno niega que para comprar una casa se necesite dólares. No informa dónde se vende una casa en pesos.
El Gobierno dice, vía el funcionario Abal Medina (hijo), que existe un “partido de medios de comunicación que afectan al Vicepresidente”, y que no va a hablar ni explicar a los representantes del pueblo de ello, pero en el edificio donde se hallaron las pruebas, conocían más al empresario monotributista B Vanderbroele y a Núñez Carmona, que a ese tal Boudou.
¿Se entendió? No hay que preocuparse. En un sofisma el conflicto, no lo tiene quien escucha, sino quien se quiere hacer entender
Así estamos.
José Terenzio