Es una verdad de Perogrullo advertir que el consumo es una de las variables clave para el gobierno a la hora de mostrar una economía pujante.

Sin embargo, el “modelo” tiene un anclaje fuerte en el sostenimiento de la demanda interna como motor de la actividad. Según un informe que publica consultora Analytica, el crecimiento del consumo este año será mucho más modesto que en 2011. Varias diferencias en la dinámica de los principales drivers del gasto justifican nuestra moderación. Veamos:

-Ingreso: en 2011 la recuperación en el salario real de los trabajadores fue fuerte. Para el sector registrado, por ejemplo, el elevado incremento conseguido (+28% en promedio) posibilitó un aumento del poder adquisitivo cercano a 6%. Este año, en un contexto de mayor moderación en los acuerdos salariales y leve aumento de las presiones inflacionarias, el poder adquisitivo subirá entre 2% y 4% en promedio.

-Empleo: la desaceleración de la actividad económica, sumada a una baja de la inversión, implica complicaciones para el empleo. A diferencia del año pasado, es posible que se registre una leve alza en los niveles de desempleo. Los sectores más afectados serían la industria, la construcción y los servicios más ligados a estas actividades.

-Crédito: el financiamiento a las familias crecerá a un ritmo muy elevado. Los bancos van a seguir canalizando su liquidez a este tipo de líneas y los consumidores necesitarán solventar parte de sus gastos con endeudamiento. El año pasado, por ejemplo, los créditos para las familias (personales + tarjetas de crédito) financiaron 8 puntos del consumo privado. Para este año esperamos una dinámica similar.

-Confianza: la corrección macroeconómica en curso, sumada al aumento de la incertidumbre -derivada de los controles a la compra de dólares- están mellando los niveles de confianza. Los índices reflejan que el ánimo de los consumidores se ubica por debajo de los máximos del año pasado (-17%), pero también lejos de los pisos de 2009 (+25%). Nuestra percepción es que la confianza de los consumidores seguirá pululando en torno de los registros actuales en los próximos meses.

-Estímulo al gasto: si bien el cuadro macroeconómico invita a una mayor austeridad que el año pasado, lo cierto es que las familias no tienen muchos vehículos atractivos para canalizar el ahorro sin perder poder adquisitivo. En 2011 las tasas negativas en términos reales fueron un importante aliciente al gasto. Este año, el diagnóstico se potencia por la imposibilidad de acceder al dólar, como el refugio tradicional en tiempos de incertidumbre.

-Elecciones: los ciclos políticos son también determinantes para el consumo. El año pasado el gobierno nacional inyectó una masa importante de gasto a través de distintos canales que van desde los salarios a la obra pública. Desde octubre pasado, está moderando el ritmo de crecimiento de los gastos difícilmente ajustables (salarios, jubilaciones y las distintas asignaciones) y está frenando en los componentes más discrecionales (obra pública y trasferencias a las provincias).

-Tarifas: a diferencia del año pasado, el gobierno está descongelando las tarifas de varios servicios públicos (básicamente, energía domiciliaria y transporte). Aunque los impactos serán medidos en los sectores de menor poder adquisitivo, el ingreso disponible de las familias se verá afectado. La merma no es determinante, pero todo suma en tiempos de menor abundancia.

En síntesis, vemos el salario real creciendo a un ritmo más moderado, el empleo algo más complicado, menor confianza, mayor austeridad por parte de las familias y las tarifas afectando marginalmente a los sectores de ingresos medios y altos. Siguen intactos los estímulos que se derivan de la falta de alternativas de ahorro (ahora potenciada por el cepo cambiario) y las perspectivas de crecimiento del crédito. En el balance final el consumo privado crecerá 3% en 2012, la mitad que el año pasado.

Equipo de Economía de Tribuna de Periodistas