Tengo que confesar que esta semana preferí trabajar hasta tarde con los auriculares puestos y escuchando música mientras trabajaba y no vi el discurso de CFK, hasta que una de mis hijas me avisó que había cacerolazo.
Me quité los auriculares y efectivamente escuché bocinazos y cacerolazos a pesar de vivir a 6 cuadras de la avenida en Olivos. En ese momento encendí el televisor pero, gracias a Dios, terminaba su cadena. Por eso estuve leyendo el discurso de CFK y me encuentro con que afirmó que “hay mucho mito urbano con esto de las restricciones a las importaciones”. Al respecto señaló que, por ejemplo, no existen trabas para la importación de medicamentos que no se fabrican en el país.
Justamente acabo de llegar de un viaje al interior del país, zona agropecuaria, y me comentaban que hay demoras de hasta un año en la entrega de maquinaria agrícola. El lugar donde estuve no era urbano, juro que era bien campo y bastante complicado para llegar. Así que me parece que doña Cristina tiene algún problema de información de lo que pasa en el país o bien confunde urbano con no rural.
Respecto a los medicamentos, personalmente tengo que tomar uno que era importado y hace rato que ya no se entra. Fue remplazado por otro que no tiene la misma calidad, por otro lado un amigo me comentaba que hasta un par de meses atrás no había insulina de acción rápida. Recién ahora empezó a regularizarse el abastecimiento.
Además ella se enorgullece de la sustitución de importaciones. Un par de semanas atrás compré una notebook, lo que había, una hecha en Tierra del Fuego. Lo concreto es que funciona mal la placa de sonido y audio, se desconfigura sola y la webcam no es, justamente, HD. La verdad, para prenderle fuego.
El tema de si es industria nacional o no es un falso debate. El tema es que si una empresa doméstica compite, bajo condiciones macroeconómicas adecuadas, puede producir bienes de buena calidad y a precios competitivos. La sustitución de importaciones no busca la excelencia, solo busca otorgar rentas extraordinarias a costa de calidad y precio a costas de un consumidor cautivo.
En síntesis, es cierto que este no es un modelo económico sino político, como dijo CFK, porque la estrategia política parece ser nivelar a todos hacia abajo, salvo los amigos de poder y los que usufructúan de él.
Pensándolo mejor, tampoco es un modelo político: es un modelo de negocio a través del uso del poder.
Roberto Cachanosky
Economía para Todos