"¿Puede ser manipulado un pibe de 16? Por supuesto". Esas fueron las palabras textuales que pronunció este jueves Alberto Sileoni al referirse a una de las críticas que ha recibido la iniciativa para habilitar a los jóvenes de entre 16 y 17 años a votar.
El ministro de Educación también dejó otra frase polémica: "Una señora de 60 (años) que está viendo todo el día la tele también puede ser manipulada".
Sileoni hizo esas declaraciones en plena declaración a Radio Continental y subrayó que, para que ello no ocurra, “la tarea de la escuela y de los medios (de comunicación) que trabajan por la verdad es que nadie sea manipulado y que los jóvenes de 16 que tengan autonomía, que piensen por sí mismos, que se emancipen".
En la escuela, "hay que tener confianza en que los pibes van a poder rendir; hay que esperar de un alumno (lo mejor)", sostuvo a modo de ejemplo y destacó que "en este caso también hay que esperar de los jóvenes (eso)".
¿Qué quiso decir Sileoni con que hay que tener confianza y "esperar"? ¿Esperar qué? ¿Dónde está el papel del Estado a la hora de ayudar a esos mismos adolescentes a rendir más y mejor?
Mientras el kirchnerismo discute acerca de bajar la edad para sufragar, cada año la educación argentina se encuentra más y más deteriorada, sin que el Estado se muestre interesado en revertir esa situación. Es lógico: mejorar la calidad educativa jamás redundará en más votos para el Frente para la Victoria.
José María González