Pretendo en esta nota hacer llegar una lamentable y dolorosa observación personal, sobre un hecho grave que está ocurriendo en nuestra sociedad. Me refiero concretamente a la clara división entre dos posiciones políticas antagónicas que está tomando la gente: unas que están a favor del Gobierno nacional y otras que están en contra..
Los que defienden al Gobierno, se observan muy de acuerdo y firmes en la defensa de todo “el modelo” político-económico instaurado, aceptando sin crítica alguna cada uno de los pasos que se van instrumentando, considerando todo ello lo más progresista que hoy puede proponerse.
Por el otro lado, la gente que está desconforme y critican algunas políticas por considerarlas que son improvisaciones que se van tomando sobre la marcha para sobreponerse a situaciones no favorables, que no ven que se cumpla con el pretendido lema de ser un gobierno democrático nacional y popular, y señalan hechos de corrupción y autoritarismo, expresan que, cuando hablan con la otra parte (aunque sean amigos o familiares), ven en aquellos una gran cerrazón y fundamentalismo en la defensa de su posición, a tal punto que no aceptan ninguna crítica que ellos puedan intentar demostrarles, por lo que se produce como un “cortocircuito” que lleva a un enfriamiento y distanciamiento de las relaciones.
Asimismo, observo que, ante la reacción masiva de protesta y disconformismo que tuvo el pasado 13 /9 la gente que asume esta posición, no solo no se ha tomado en cuenta dicha manifestación tanto por parte del Gobierno como de sus seguidores, para rever y/o reformular algunas de las políticas públicas cuestionadas, sino que se critica, cuestiona y desvaloriza dicha expresión social.
Todo lo cual me lleva a considerar que se ha producido una seria fractura en la sociedad, que difiere mucho de las acostumbradas diferencias entre simpatizantes de distintos partidos políticos de otras épocas, llegando en este caso a una marcada animadversión, oposición, enfrentamiento y hasta muestras de agresión de parte de algunos.
Y eso es lo que más me preocupa, en una sociedad que no se ha destacado nunca por su integración en una definida identidad nacional: que pueda llegar a hechos extremos para nada felices y de buenos augurios.
Pretendo simplemente dejar planteado el tema a fin invitar a la reflexión y al diálogo que flexibilice las posiciones, ya que considero que solo mediante el intercambio de ideas y sin enfrentamientos, se podrá lograr la unidad de nuestro Pueblo, que considero es lo único que nos puede llevar a construir una nación próspera con Paz, Justicia, Trabajo, Solidaridad y Bienestar para todos sus integrantes.
Raúl Cima
Psicologo social
raulcima@fibertel.com.ar