Dos de los principales problemas que hoy enfrenta la Argentina tienen una misma vertiente: la decisión de no hacerse cargo de las deudas contraídas por el país. Por un lado, está el conflicto de la fragata Libertad, un tema que superó todos los papelones posibles y por el cual ningún funcionario de relevancia perdió su cargo.
Por el otro, aparece la decisión del gobierno de Cristina Kirchner de no reabrir el canje de deuda a efectos de negociar con los denominados "fondos buitre", íntimamente vinculado con lo anterior.
En el primer caso, hubo este lunes una declaración conjunta por parte del canciller Héctor Timerman junto al ministro de Defensa, Arturo Puricelli, donde se dio cuenta de la situación en la que se encuentra hoy el conflicto de la fragata y se anticipó que se apelará al Tribunal Internacional del Derecho del Mar con sede en Hamburgo para solucionarlo.
En ningún momento, se habló del inicio del problema, generado en el pedido de embargo judicial por parte de fondos buitre que intentan cobrar bonos que compraron en su momento a precios aparentemente irrisorios.
Esto se une con el segundo tema, que también hoy Cristina mencionó en un encendido discurso. Allí, descartó una segunda reapertura del canje y advirtió que su gestión no pagará deuda "a costa del hambre y la exclusión de millones de argentinos".
Esa afirmación deja al descubierto dos incómodas situaciones:
1-Es obvio que no hay dólares suficientes como para cancelar los compromisos asumidos. Esto echa por tierra la afirmación oficial de que hay más de U$S 40 mil millones en la bóveda del BCRA.
2-Se expone un peligroso mensaje al mundo en el cual se aleja a posibles inversores, a futuro. ¿Quién querría poner dinero en un país donde su primera mandataria admite que no pagará deudas legítimamente contraídas, por más polémicos que sean los fondos que las reclaman?
"No existe margen para recurrir a ajustes ni a endeudamiento. Por eso cuidamos las divisas que necesitamos para las importaciones y para pagar la deuda que otros gobiernos contrajeron", dijo Cristina, como si fuera una excusa válida para dejar al país como mal pagador.
No hay que buscar fantasmas en los "fondos buitre", ni en la "derecha procesista" para explicar lo que le pasa hoy a la Argentina. Solo hay que hacerse cargo de los compromisos contraídos.
El día que se cumpla con ello, no habrá más riesgos de embargos en ningún lugar del mundo y el crédito internacional volverá a ser moneda corriente para el país.
José María González